Lindsay Lohan en Madrid: algún capricho y 20.000 euros por dos horas
Hacía casi doce años que Lindsay Lohan no pisaba España. Fue para el estreno de Chicas malas (Mark Waters, 2004), la película que hizo famosa a la chica más trasgresora del cine americano, y en la que trabajó junto a unas casi desconocidas Rachel McAdams y Amanda Seyfried. Entonces, Lindsay era una adolescente que prometía una carrera de actriz rebelde y con carisma, pero finalmente su rebeldía acabó con vulgares borracheras, alguna que otra estancia en la cárcel, excesos con las drogas y hasta una orden de alejamiento con violencia incluida de una novia DJ.
La chica mala, que cumple 30 años en un mes, regresó este jueves a Madrid procedente de Londres donde vive con su nuevo amor, el multimillonario ruso Egor Tarasov, de 22 años.
Del aeropuerto se fueron directamente al hotel Santo Mauro donde poco después y con el tiempo justo se prepararon para asistir a la fiesta de la firma de joyería Uno de 50, marca española cien por cien que lleva 20 años en el mercado. El caché de la actriz y modelo norteamericana: 20.000 Euros por dos horas de presencia en el palacete de la calle Ortega y Gasset donde se celebró el evento.
De toda la colección de ropa que le ofrecieron a Lindsay, eligió para ella un modelo de Fendi y para su novio otro conjunto de la misma firma italiana. El resultado, poco alentador. A Lohan le han pasado factura tantos años de todo tipo de excesos. Y aunque acaba de pasar unas vacaciones en Isla Mauricio junto a su amado, su aspecto de cerca no parece precisamente saludable.
Y para sorpresa de los organizadores, pocos caprichos para una diva extravagante. Lindsay y su novio debían irse de Madrid en el vuelo de las 3 de la tarde de este viernes y pidieron cambiarlo para las nueve de la noche y dar así una vuelta por la ciudad. O para dormir la resaca. Y como única exigencia, que le lavaran el pelo ¡con champú de Kerastase!. No es broma.