La política nacional me desespera. No veo más que postureo en los líderes políticos. Especialmente en los guays Iglesias y Rivera
Ring, ring… Mi teléfono no paraba de sonar pero me daba lo mismo. Yo me estaba dando un baño relajante. Quería desconectar. Mis tres tenores de fondo. Absoluto relajo. Lo que pasase en el mundo me daba igual. Seguro que a todas nos pasa alguna vez. Queremos dar al pause de nuestra vida. Hacer un paréntesis. Disfrutar de unos minutos solo para nosotras. Y eso me pasó ayer. Desconecté.
No estaba para nadie. Modo Ausente.
Cerré los ojos y traté de relajarme… Pero al final caí… La política nacional me desespera. Y empecé a recordar un programa de la semana pasada donde unos niños entrevistaron a dos de los candidatos a presidentes de gobierno. Pablo Iglesias y Albert Rivera. Postureo es lo que se lleva.
Solo cuenta la mediocridad. La imagen. La foto. La dichosa foto. Unos usan a los niños para salir en la tele.
Iglesias y Rivera me tienen colapsada. Son tan “guays”. De verdad. Es agotador verles a todas horas en la tele, Se creen héroes, superhombres. Pero no se les conoce nada bueno por todos nosotros. Mi prima me dijo que hacen lo mismo que la Alcaldesa Accidental, colapsar los medios que controlan con sus mensajes y su imagen. ¿El objetivo? Estar siempre en el candelero. Muy triste.
Realmente yo no entiendo mucho de política, aunque escriba sobre política municipal. Algún día explicaré por qué lo hago. Algunas se llevarán las manos a la cabeza y entenderán muchas cosas.
Pero como decía, yo no entiendo de política, por eso hablo con mi prima que es la que sabe. Y miro a Iglesias (esa mezcla de Stalin, Chávez y Evo Morales) y, al otro lado, a Albert Rivera (mezcla de medio pijo progre de izquierdas que quiere el voto del centro derecha porque la corrupción asedia al PP) y, sinceramente, me dan ganas de vomitar.
¿Me puede explicar alguien qué han traído estos dos mozos a la política?
Leí hace poco un artículo en el que decían que sólo han conseguido que, por primera vez, se repitan unas elecciones generales. ¡Qué gran triunfo! Eso sí, culpando solo a un partido, al PP.
¿Nos toman por idiotas? Mi prima me confirma que sí. Nos toman por idiotas. Por catetos. Por tontos que solo nos tragamos titulares. Que nos creemos todo lo que dice la caja tonta. Que somos auténticos borregos a los que aleccionar.
Me dijo que me fijara en los mensajes que lanzan. Un mensaje hoy y dentro de dos días, según reaccione la prensa, lo cambian radicalmente y se quedan tan anchos. No tienen ningún problema. Ellos pueden hacer lo que les venga en gana. La gente está harta y ellos juegan con eso, con eso y con la desesperación.
Pues eso a mí no me convence. Mi tío votó a Ciudadanos. Se ha arrepentido. A mí no me parecían tan malos, la verdad. Rivera no me gusta, pero hay otros que sí. Pero, en estos meses, entiendo que se haya decepcionado la gente.
Yo no les voté pero tuve esperanza en que pudieran ser útiles para algo bueno. Me equivoqué. Por ejemplo, Ciudadanos de Pozuelo me ha decepcionado. Apuntan, apuntan bien, pero no acaban de dar el tiro correctamente. Y en menos de un año se han acomodado y ya se están peleando hasta en su agrupación local.
No impulsan nada de manera formal. Ni culminan lo que han empezado. Es probable que tengan muchos puntos para conseguir el voto de muchos peperos en Pozuelo para el Ayuntamiento, pero dudo que lo consigan a nivel nacional. Aquí no gusta el PP de Pozuelo, pero si el PP de Mariano Rajoy y de Aznar. Aunque ahora estén a la gresca por culpa del expresidente.
Pozuelo, a mi entender, es un voto crítico pero del centro derecha español.
Paqui me dijo que los pozueleros somos la “pera”. Podemos votar a Ciudadanos al Ayuntamiento, Vox en la Comunidad y PP en las generales. Yo le dije que eso no era ser la “pera”, eso era votar con criterio. Nosotros no somos borregos.
Paqui votó al PP en diciembre y lo hizo sin esperar que se pusiera ninguna medallita la YA OLVIDADA Paloma Adrados o Susana Pérez Quislant. Pero se equivocó. Me dijo que, a pesar de lo que sabe que va a suceder en Pozuelo, va a volver a hacerlo. Votará a Rajoy. Aunque no está muy contenta con lo que está sucediendo, dentro de lo que hay, es lo mejor.
Yo, sinceramente, tengo dudas. Paqui me ha pedido que no le diga a Sebastián que me lo estoy pensando. Sonreí. Pero, sinceramente, tengo muchas dudas. El PP debe cambiar muchos sitios y uno de ellos es Pozuelo de Alarcón, sin duda alguna. Mi voto avalaría a estas dos señoras y eso es lo peor que le pudiera pasar a Mariano Rajoy y a mi querida Cristina Cifuentes.
Ahí estaba, en mi bañera. Sola. Desconectada. Sin pensamientos. Y el teléfono sonando insistentemente. A veces suena el teléfono repetidamente y la mejor opción es no cogerlo.
¿Qué noticia me iban a dar? Seguro que alguna del Ayuntamiento. No quería saberlo. Además, estoy cogiendo mucha manía al PP por culpa de este gobierno municipal. Bueno, también por el anterior, seamos sinceros.
Pero, ante la pesadez, le levanté y cogí el teléfono. 35 llamadas. ¡35 ! Os lo digo en serio. Todas de Manolo. Me asusté. Algo importante me quería decir. Le devolví la llamada casi con ansiedad.
“¿Ha pasado algo?”, le pregunté. “Sira, metiste la pata en el anterior artículo. Lo acabo de leer porque no pude antes. Y en el Mercadillo con el chiringuito del PP también estuvo Gerardo Sampedro. Si. Cinco minutos. Si. Se hizo una foto. Te lo digo por si puedes rectificar en el próximo”.
No lo maté porque es buena persona pero era para matarlo…
En fin… Y a mí qué me importa si estuvo o no estuvo Gerardo. Y menos con lo relajada que estaba. Ni siquiera estaba Andrés Calvo Sotelo y le debo un artículo. Otra semana sin hablar de él.
Querido Andrés, se va acercando tu momento. Ya no hay excusas.
Sira Q.