Hoy nos visita: Carlos Ulecia, Concejal de Deportes, Fiestas y Cascos Urbanos y de lo que haga falta

Paciente de hoy: Carlos Ulecia, Concejal de Deportes, Fiestas y Cascos Urbanos y de lo que haga falta.
Análisis:
Carlos Ulecia nació para ser concejal. Lo de ingeniero agrónomo y profesor fue circunstancial. Por eso, cuando Adrados, lo colocó tan atrás en su lista electoral (nunca se lo perdonará aunque se lo obligue su práctica religiosa) y vio, en aquella aciaga noche, que se quedaba fuera del Gobierno, hay quien dice que, por un segundo, la maldijo. Luego, como buen cristiano, rogó para que se produjera un milagro. Y vino la luz.
Ulecia es una mezcla entre un tipo de pueblo y un monje. Le gusta ser concejal de lo que le echen. Hace a vela y a motor. Se apunta a un bombardeo. Hasta hace la locución de las paradas militares del 12 de Octubre. El lo que quiere es ser concejal y estar en la misa y repicando las campanas.
Es pozuelero y ejerce y exige su cuota alícuota en un Gobierno lleno de forasteros. Se siente.
Todavía, y esa es la peguita, no se le conoce gran mérito en Pozuelo, después de 9 años, más allá de intentar una y otra vez humillar a Maite Pina en los debates.
De acción escasa, sobrevivió a Adrados y sobrevive a Susana Pérez. Veremos si sobrevive al próximo. Hay quien asegura que sí. Su presencia en el Gobierno genera muchos votos peperos.
Diagnostico:
Le pierde su mirada altiva, su relamido discurso y ese mirar por encima del hombro propio de los democristianos que consideran que están por encima de todo y de todos.
Se cree imprescindible.
Tratamiento:
Pastilla de humildad diaria hasta acabar existencias. Debe salir de esa burbuja pozuelera en la que vive y que le hace sentir necesario en esta ciudad.
Debe escribir 5.420 veces a boli: ‘No pasa nada si no soy concejal’. Si no se convence a sí mismo, que escriba otras 5. 420 veces… Pero sin tachones, Carlos… Las planas que queden limpitas.
Fdo.: Dr. Pozuelo