La alcaldesa Quislant tiene un problema: aún no tiene asumido bien su papel y sigue mentalmente siendo el cabo de vara de Paloma Adrados

Hace un par de de días, El Correo de Pozuelo publicaba un artículo de Eva García Anduro, presidenta de la Asociación de Vecinos Coca de la Piñera, en la que mostraba su preocupación y sus dudas sobre ese fantástico plan de la alcaldesa Quislant sobre las viviendas Coca de la Piñera que les contó en una puesta en escena casi histriónica. De mala actriz. Mostrando solo ‘potestas’. Sin ninguna empatía ni capacidad de convencimiento.
Por otra parte y, aunque la directiva del Foro mantiene un prudencial silencio sobre la reunión que también sostuvo con la alcaldesa Quislant y que sería más o menos igual en su puesta en escena, a poco que se hayan parado a pensar en las promesas que la propia alcaldesa les hizo también, deben mantener todas las dudas del mundo.
Se irán en Julio, al parecer, pero ¿cuándo empezarán las obras de rehabilitación de su sede? ¿En el propio mes de Julio o en septiembre? ¿En septiembre empezarán los trámites administrativos o las obras?
¿Por qué antes se caían las paredes y los techo y había que irse al galope, empujados por la propia policía, porque podría haber una desgracia y ahora se va a rehabilitar el edificio para acabar con el problema?
Con el agravante de que como suban todo dos metros, como dice Eva García, van a ser el Foso en lugar de El Foro.
¿Quién les garantiza que volverán?
Todo son dudas.
Pero lo peor es que todo huele a improvisación. Todo parece que se va a hacer porque yo lo mando. Ego sum qui sum. En definitiva, que todos son dudas y cuarentenas, aunque la realidad se una: nadie se fía ya de la alcaldesa Quislant.
Y es que, aunque su guardia pretoriana trate de ocultar su chocante proceder, Susana Pérez Quislant no ha hecho más que subsistir como alcaldesa, salpicando su gestión con errores incomprensibles. Lo suyo ha sido la política del bandazo en estos diez meses de Gobierno, ha dado tantos bandazos políticos, aunque haya quien le diga que es la más alta, la más guapa y la mejor alcaldesa de Pozuelo cuando lo único que ha hecho ha sido rectificar y dar tumbos. Y me acuerdo ahora mismo de aquella decisión tan impropia que tomó como fue la censura a la obra Juicio a una Zorra. Ha cometido tantos errores que su credibilidad ya está en menos uno y bajando.
Es cierto que Quislant es alcaldesa por accidente. Es cierto que, cuando pase el tiempo, la historia juzgará a Paloma Adrados como la peor alcaldesa de Pozuelo. La peor. No solo porque no hizo nada sino porque su labor fue negativa. En el colmo del mal Gobierno, mantuvo a un equipo agotado y sin ilusión, solo para no tener problemas, una legislatura más, cargándose una renovación de personas que ahora anda buscando en las NNGG del PP de Pozuelo. Cosas veredes.
Pero no solo cometió ese error, Adrados pensó en Susana, como número dos de su lista a la alcaldía, porque creía que sería diputada y alguien tenía que controlar a un Gobierno dócil y aburrido. Y esa persona era Quislant. Un cabo de vara a la antigua usanza que, a base de malos modos, voces y descalificaciones, mantendría a raya al personal del Ayuntamiento y al Gobierno. Todo se fue al carajo. Y estas son las consecuencias.
Unas consecuencias que no pueden ser peores para esta ciudad porque Susana en política lo más redondo que ha visto es una tableta de chocolate. A ella le gusta el poder pero no le hables de política porque le suena a chino. Y menos de trabajar en la política porque eso es arameo. Una pena.
Pero, claro, no se le puede pedir otra cosa. Susana Pérez Quislant es una alcaldesa tan accidental que todavía no se cree que sea alcaldesa. Lo sabe porque le llaman alcaldesa pero no es totalmente consciente de serlo. Da voces, se cabrea, desprecia, relega, repudia, no hay quien aguante a su lado… Pero todo como consecuencia de su necesidad de reafirmar su ‘auctoritas’ romana. Y no hablo por hablar, en diez meses, tres personas de su confianza han huido uña de caballo de su lado haciendo fu como los gatos.
Pero hay más. Su manifiesta incapaz de gobernar se nota en las mociones que su Grupo ha presentado a los Plenos del Ayuntamiento. Ni una sola idea. Todo declaraciones rimbombantes para la galería. Ninguna para mejorar la vida de los vecinos. Bueno sí, una. Pero copiada de otra del Grupo Municipal Socialista. Durante estos diez meses, y siento decirlo, no ha hecho nada que se salga del carril que le marcó la política Adrados, sigue siendo su cabo de vara.
El Capitán Possuelo