Crónica política apócrifa de la dimisión-cese de Pablo Rivas como concejal con funciones porque, aparte de su enfermedad, su relación con la alcaldesa Quislant se había deteriorado tanto que era insostenible

En 10 meses, la alcaldesa de Pozuelo ya lleva dos crisis de Gobierno o, lo que es lo mismo, tres Gobiernos distintos. Los mismos concejales, sí, pero con competencias distintas.
Quislant tomó posesión de su cargo a mediados de Junio y distribuyó funciones. Me acuerdo de las prelaturas personales que llevaban los Pablos. Gil se encargaba de Obras y Rivas hacía de Cartero de la Reina. O sea nada.
A mediados de Enero, la alcaldesa hacía la primera crisis. Se dio cuenta de que las prelaturas personales eran una estupidez y las quitó. Fuera. E hizo otra tontería aunque las nuevas prelaturas estaban descafeinadas. Como no soporta a Diego de Arístegui ni a Gerardo Sampedro se los cargó quitándoles competencias políticas y dependientes de ella.
Recuperó a Pablo Rivas, al que había dejado tirado en Junio, con las competencias de los dos concejales degradados (Movilidad e Innovación) ya que pensaba que Pablo podría recuperar esas dos concejalías con graves problemas e hizo alguna cosa más. Absurdas, en todo caso. Creó la discriminatoria Concejalía de Comercio que le entregó a André Calvo-Sotelo, que lo aguanta todo, y creó la irracional concejalía de Cascos Históricos que le entregó a Carlos Ulecia, que el hombre andaba como loco por rascar bola política. Aún, tres meses después, seguimos sin saber cuáles son las competencias de esta concejalía porque cuando se habla de esos “casco histórico”, quien interviene es Félix Alba.
Y en esas estábamos cuando el Gabinete de Prensa del Gobierno, el pasado viernes 1 de abril a media tarde, sacó una nota de prensa en la que decía que “La alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, Susana Pérez Quislant, ha informado hoy a su Grupo Municipal que se realizarán algunos cambios en la estructura municipal como consecuencia de la decisión del concejal Pablo Rivas de dejar sus competencias por motivos personales relacionados con su salud”.
La noticia, según la nota, no era la decisión de Rivas de abandonar sus funciones “por motivos personales relacionados con su salud”, no. La noticia, según la nota, era que la alcaldesa iba a realizar (ya los había realizado) algunos cambios en la estructura municipal. O sea, que la alcaldesa iba a llevar a cabo una nueva crisis, aprovechando una circunstancias personales de Pablo Rivas. A saber:
Eduardo Oria, concejal de Medio Ambiente, asume las competencias en Innovación y Desarrollo.
Paloma Tejero, concejal de Urbanismo, Vivienda y Patrimonio se hace cargo de Movilidad y Transportes.
Y, por último, Andrés Calvo Sotelo que es concejal Comercio recoge las funciones de Desarrollo Empresarial.
Si habría prisas por contar la crisis de Gobierno que, según la nota y en palabras de la propia alcaldesa, Desarrollo Empresarial iba a ser para Oria y por Calvo Sotelo. Al mismo tiempo.
Qué desastre. Todo da igual en este Gobierno.
Pero, ¿por qué tenía Quislant tanta prisa?
Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador, porque hay cosas que no están nada claras.
La delicada salud de Pablo Rivas se sabía. No había más que mirar su repentina delgadez y escuchar los rumores, en voz baja, que recorrían la Gran Casa.
Pero nadie hacía nada ni decía nada en voz alta por ser un tema delicado. Además, todo seguía igual. Pablo intentaba recomponer las dos concejalías asignadas y, en los Plenos, aguantaba como podía los ataques de la oposición. La Movilidad es un desastre en Pozuelo y la web Municipal otro desastre mayor.
Estas dos concejalías iban minando la salud y la paciencia de Rivas. Pero la alcaldesa Quislant no quería problemas. Y si, por un lado, Pablo se quemaba, la alcaldesa se cansaba. Y, de nuevo, Rivas empezaba a ser un problema para Quislant. Incluso, empezó a pasar de él. Y me cuentan que Quislant llegó a reunirse con otras personas para hablar de asuntos de la competencia del concejal pero sin la presencia del concejal. Y no solo una vez.
Y la cosa se endurecía entre la alcaldesa y el concejal. Y llegaron a discutir con cierta acidez en diversas ocasiones. Y ahí fue donde se juntó el hambre con las ganas de comer. Pablo hacía un gran esfuerzo para resolver problemas de esas concejalías problemáticas pese a su enfermedad y Susana ya no aguantaba que le crease problemas. Quislant no quiere problemas.
Y ante esa situación, el viernes por la mañana, Pablo Rivas presentó la dimisión de sus funciones, justificándose en su débil salud. A Susana Pérez Quislant le faltó tiempo para aceptarla. No quería que se arrepintiese.
-Venga, ahora mismo quiero una nota de prensa anunciándolo. Aprovechemos que es viernes para que pase desapercibido.
-¿Has hablado con los interesados, alcaldesa?
-No, pero es igual. Aceptarán lo que yo les diga. Son míos y me deben fidelidad. Nada, problema resuelto.
Si tendría Susana ganas de cargarse a Rivas que le permitió, incluso, conservar su acta de concejal sin pega alguna. Todo se andará.
Caso cerrado. Pablo intentará recuperarse y Susana a seguir con sus asuntos extrapozueleros sin interferencias de concejales pesados.
Eduardo Oria y Paloma Tejero sirven lo mismo para un roto que para un descosido y a Calvo Sotelo da lo mismo lo que le echen.
Nos divertiremos. Lo de Oria es para tirar cohetes. Innovación y Medio Ambiente. Para Tejero, que aún se mueve con GPS por Pozuelo, Movilidad. Todo da igual.
-Y a ver, Andrés, di un número… Cualquiera…
-El 23, alcaldesa…
-Perfecto… A partir del lunes te haces cargo de Desarrollo Empresarial… Te tocó.
-Y por qué yo…?
– Tú te callas…
Y hasta aquí puedo escribir…
El Capitán Possuelo
¿Qué significa dimite de sus funciones pero seguirá perteneciendo al grupo popular y asistiendo a los plenos? ¿Significa que aunque esté mal de salud y no ejerza como concejal va a seguir cobrando todo el sueldazo?
Muchas gracias por su participación. No. Los concejales sin funciones solo cobran la dieta de asistencia al Pleno. Poco. Saludos.