Hay razones para no apoyar un gobierno del PP
No son pocos los que animan al Partido Socialista a echarse en brazos del Partido Popular apelando a un falso sentido de estado no exento del oportunismo del jugador de ventaja que apela a modelos en vigor en otros países europeos, de aparente éxito, pero olvidando los condicionantes específicos de cada país y los distintos parámetros socioeconómicos.
Sin duda cuando se representa a un partido político protagonista en el proceso de transición y que ha transformado nuestro país desde la acción de gobierno, la tentación de asumir responsabilidades de Estado es fuerte, y esa tradición de búsqueda de consensos labrada al inicio de la transición política en España puede hacer perder de vista la auténtica realidad que supondría avalar un gobierno del Partido Popular.
Yo soy de los que dice que no se puede gobernar con el Partido Popular por incompatibilidad ideológica, pero lo quiero asentar en algunos razonamientos que paso a describir:
La cuestión territorial, en estos momentos nos encontramos ante un desafío territorial que gracias a la inacción de un Partido Popular que ha gobernado bajo la máxima de “laissez faire, laissez passer”, ha cuajado con el tiempo, ayudado por la situación de brutal crisis y las políticas de recortes, consolidando un movimiento independentista que a día de hoy esgrime un 48% de la sociedad catalana; ¿en esta situación, cabría esperar del PP una actitud distinta de la mantenida hasta ahora?, me temo que no, y por tanto, la necesaria distensión no sería alcanzable, ya que para que se produjese serían necesarios pasos atrás de alguna de las partes, y no me parece factible ; por tanto solo podríamos esperar un avance de los posicionamientos nacionalistas, desde Cataluña con posturas secesionistas y constantes desafíos institucionales y desde el gobierno popular apelando a la opción de enconar a la opinión pública del resto de España contra Cataluña; en un auténtico juego de pirómanos; optar por la fuerza, que sería otra opción, es de todo punto una locura, aunque me temo que una parte de la derecha nacionalista española no tendría reparos en recurrir a ella. Por tanto, respecto a la cuestión territorial, el PP no es un partido que convenga en el gobierno de la nación.
Si nos vamos al ámbito social encontramos justificaciones sobradas para promover un cambio de gobierno en España; en estos momentos cerca de 3 millones de niños y niñas viven en riesgo de pobreza o exclusión en España, de los cuales 1,3 millones viven en hogares en situación de pobreza severa; nuestra tasa de pobreza infantil con el 29,9% es la segunda mayor de la Unión Europea solo superada por Rumanía. Actualmente tenemos 30.000 profesionales menos en la sanidad pública y hemos perdido 25.000 docentes en los últimos 4 años en nuestra educación pública, en línea con una caída de casi un punto porcentual respecto al PIB en el presupuesto de educación respecto a 2011; y todo ello con un aumento desbocado de nuestra deuda situada ya en el 100% del PIB, un 30% más que en 2011.
Y esto nos lleva a otra de las grandes falacias que se argumentan como es la mejora de la economía y la reducción del desempleo con gobiernos del Partido Popular, una mejora basada en unos precios del petróleo en caída libre y en una devaluación de los salarios que atenta contra el sentido común y que condena a ser pobre aun teniendo trabajo, trabajo que se reparte en base a la precarización del mismo. En estos momentos hay 540.800 personas menos en edad de trabajar que estén buscando o tengan empleo, respecto a finales de 2011, pero los parados de larga duración a día de hoy superan en 727.600 personas a los que había cuando el PP accedió al poder, y si valoramos el número de hogares que no recibe ningún ingreso son 100.000 más que al cierre de 2011. Pero en materia de empleo, uno de los argumentos más ofensivos es plantear que gracias a la generación de empleo se consigue reducir el coste que suponen las prestaciones por desempleo, es falso, la realidad nos dice que muchos desempleados dejan de cobrar la prestación, es decir, actualmente la cobertura con prestación es el 58% de la población desempleada mientras en 2011 cubría al 69% y abundando en el argumento, el coste de las prestaciones disminuye porque se redujo la prestación pasándola en su tramo medio de 864,73 euros brutos en diciembre de 2011 a 784,2 euros en agosto de 2015.
Y por último y no menos importante, el gobierno del PP esquilma el fondo de reserva mientras la población activa por debajo de 40 años se ha reducido entre el cierre de 2011 y el tercer trimestre de 2015 en 1.453.300 personas, lo que supone una condena para el sistema. No voy a enjuiciar las intenciones del gobierno, pero perseverar en estas políticas no es un argumento válido para reclamar el voto habiendo obtenido estos resultados.
Si abordamos el tema de la corrupción sería necesario ocupar muchas hojas, quizá demasiadas, los hechos hablan por sí solos y la justicia está actuando, hay que reconocer que existe una corriente de indignación en el Partido Popular que reclama contundencia frente a un clima de corrupción generalizada que escandaliza por su desvergüenza y sin duda será muy positivo que esas voces tengan eco y actúen en la depuración de una estructura política demasiado contaminada. En cualquier caso, tal y como le ocurrió al partido socialista en los noventa, será necesario pasar una temporada en la oposición levantando las alfombras y depurando las estructuras.
Argumentos para una toma de posición firme que a pesar de haber sido manifestada hasta la saciedad, todavía es argumentada por la izquierda y por la derecha del partido socialista con la “sana” intención de sacar rédito político; pero no, ya no es un problema de sentido de estado, ya no es un problema de gobernabilidad, es una cuestión de sentido común, el PSOE no puede apoyar un gobierno del PP, porque un gobierno del PP sería un problema para España.
Ángel González Bascuñana, portavoz Grupo Municipal Socialista en Pozuelo