¿Cuáles son los méritos de Mónica García Molina para ser concejala de Cultura, incluso, para ser concejala de Pozuelo de Alarcón? Que yo sepa, ninguno
Estoy absolutamente abochornada por lo mal que debo explicar y contar los temas que afectan a nuestro gobierno municipal.
Cuando el Capi me dijo que me han acusado de machista por el artículo de la semana pasada, me caí como un plomo sobre el sofá. ¡Machista! Me llaman machista. Debe haber un error. No entiendo nada. Debe ser cosa de alguna persona agradecida con nuestro dinero público y mantenida por alguna concejala forastera… Pero, si es así, le ha salido realmente mal.
Por desgracia para algunos, soy costurera y modista en mis tiempos libres. Y en esta profesión, por defecto, observamos la indumentaria de las personas públicas. No pretendo jamás ofender a nadie, sino opinar sobre los modelitos de algunas cuando ha lugar. No es la primera vez que lo hago y no será la última. Y sí, me llama más la atención la indumentaria femenina que la masculina. Defecto profesional. Pero, me da, que no soy la única. Está claro, por otra parte, que mi opinión sobre la gestión política de cada uno de los concejales no depende de la ropa que lleve. No sería de recibo pensarlo.
Tampoco con Mónica García Molina. Lo de su taje fue una anécdota. En otra ocasión, hablé de su indumentaria, pero ese artículo debió gustar a la de Madrid y no me criticaron por ello. Así que reivindico mi potestad de halagar o criticar los modelos que se exponen. Sobre todo porque, si la señora García Molina no hubiese querido llamar la atención y hubiera optado por el aspecto sobrio de su jefa, les aseguro que jamás le hubiera dedicado ni media línea.
Pero ya que parece que interesa que escribamos “bien” de la docta concejala de cultura por su fondo y no por su “armario”. Hagámoslo.
Según reza su curriculum vitae, Mónica García Molina es “Diplomada en Turismo”. Fue diputada regional y concejala de Pozuelo. Me quedo con la información publicada. Ni quito ni pongo.
Es obvio que, cuando vino, fue porque Pozuelo de Alarcón necesitaba entre sus cargos de confianza o públicos a una mujer diplomada en Turismo. Es obvio también que, como sus méritos discurren en el sector turístico y este es uno de los motores económicos de Pozuelo, era normal que la trajesen. Y, por último, es obvio que Pozuelo de Alarcón no sería lo que es sin la presencia y los conocimientos de esta especialista forastera en turismo. Más que obvio, su presencia en Pozuelo es una broma de mal gusto.
Recuerdo a aquella paracaidista que impusieron en las listas del PP de Pozuelo de Alarcón y que sólo estuvo unos meses como Concejal de Urbanismo, llamada Isabel Borrego, y que salió corriendo a aceptar ser Secretaria de Estado de Turismo. La recuerdo bien. Me extrañó que Isabel no se llevara a tan “meritoria” diplomada para que la ayudase en su sector. Sería, obviamente, por motivos de eficacia y eficiencia.
Pero, ¿qué más tiene Mónica García en su CV? Sí, fue diputada regional. Es cierto. En el año 2003, era la número 67 de la lista del PP a la Asamblea de Madrid. El PP obtuvo 57 escaños y la lista corrió para que entrara la señora García y lo hizo.
A mi prima Paqui le pregunté por qué esta mujer, siendo del género femenino y joven por aquellos años, no repitió con Esperanza Aguirre en las siguientes elecciones autonómicas. No se me ocurrió añadir el adjetivo “preparada” porque se hubiera desternillado de risa. Pues bien, su respuesta fue contundente. No la publicaré. Pero si, debió ser ese motivo.
¿Cómo llegó a Pozuelo? Ese es otro gran misterio.
Los claustros del Ayuntamiento la recuerdan portando carpetas al ex Alcalde Jesús Sepúlveda. Así empezó aquí. Dicen las malas lenguas, esas viperinas lenguas municipales que yo adoro, que no tenía ni idea de nada y que llamaba a todos los departamentos para que le explicaran cosas tan sencillas como, simplemente, firmar un acuerdo adoptado por el mismo Alcalde.
Desde Tesorería recuerdan cuando tenía que firmar las órdenes de pago. No se enteraba de nada. Muchos otros funcionarios se acuerdan de aquella joven con muchos ricitos, íntima amiga de la ex del ex Alcalde, mano a mano por los pasillos, por las plazas, ¡compitiendo en tantas cosas! Y a pesar de toda esa competencia, sigue en nuestro Ayuntamiento.
Competidora debe ser la mujer. Sin duda. Y mucho. No fue anecdótico que Mónica cuando se hizo con una concejalía, la de Medio Ambiente, lo más destacado de ella fue la inmensidad de muebles que metió en su despacho. Quería decirle a todos que “ella era la concejala”. En Medio Ambiente recuerdan como fue curioso que Sepúlveda no le confiara el contrato más importante del municipio, Limpieza. “Cuidado, Sira”, me diría Manolo, “entras en terreno pantanoso”. ¿Miguel Ángel? Me dicen que ponga este nombre por si le suena a la docta concejala.
Pero volviendo al tema de Medio Ambiente y las flores, hacerse fotos, seguir poniendo flores y más flores. Eso lo hacía estupendamente. Hasta que tropezó con contratos y adjudicaciones. Incluida su experiencia con el Plan de Zapatero. ¿Conoce esos hechos la Alcaldesa “accidental”? Seguro que no. En fin, a pesar de todo, Mónica siguió.
Mónica García, me dicen, siempre tuvo aspiraciones a ser inteligente, pero siempre alguien la hacía aterrizar desde su mundo imaginario a la cruda realidad. Era de las que iba con Sepúlveda a todos los sitios, a todos los que él la dejaba, ¡claro! Todo el día pegada a él.
Por eso fue incomprensible que se mantuviera con la “ya Olvidada”, pero lo consiguió. No sabemos si por méritos propios o de algún ajeno que descolgó el teléfono para decir, “Mónica sigue, no quiero líos”.
Y líos fue lo que esta mujer fue dejando. Pero hay mucho tiempo. Muchas semanas. Muchas cositas. Que no se ponga nerviosa que todo vuelve y todo se sabe.
Pero vamos, lo de la indumentaria, es simple y llanamente una gracia. Lo que no tiene ni pizca de gracias es que este tremendo “talento” se vaya a embolsar un millón de euros de los vecinos de Pozuelo por no hacer nada, no saber nada ni aportar nada.
Sira Q.