Quislant se acobarda y manda a Rivas y a De Aristegui a la Comisión de Presupuestos para que se abrasen mientras los tenientes de alcalde se ponen de perfil. Bochornoso
Ayer hubo Comisión de Presupuestos en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. En teoría, reunión del Gobierno y la Oposición de Pozuelo para hablar de los Presupuestos Generales del Municipio 2016 y acercar posturas. La reunión política más importante del año.
Pero, como era de esperar y ya lo escribí hace días, el Gobierno rechazó todas las enmiendas de la Oposición. Todas. Es lo que tienen las mayorías absolutas. Pero sobre todo las malas mayorías absolutas como las que se ejercen en Pozuelo. Las soberbias. Las antiguas. Las que se han quedado fuera de lugar en la política moderna. En cualquier caso, el Gobierno estaba en su derecho. Siempre ha sido así y, en Pozuelo, más. A la oposición ni agua. Me hubiera gustado que la hubieran televisado para poder ver gestos y oír argumentos que se usaron en el rechazo.
A veces pienso que el Gobierno se comportó así porque, si hubiese admitido alguna enmienda, tendría que cuadrar de nuevo los Presupuestos y eso lleva mucho trabajo.
Pero no hay que rasgarse las vestiduras porque el Gobierno de Pozuelo rechazase todas las enmiendas de la oposición. Todas. Lo escandaloso es cómo lo hizo. Con la torpeza y la falta de liderazgo que tiene la alcaldesa Quislant y con la incapacidad política que demuestran a diario sus tenientes de alcalde. Algo bochornoso y de todo punto inadmisible.
Pero vayamos por partes, como diría Jack El Destripador.
La cosa empezó cuando, a las nueve de la mañana, la alcaldesa Quislant fue recibiendo a todos y cada uno de los miembros de la Comisión (todo el Gobierno más cuatro miembros de la Oposición). Pero los recibía no para darles la bienvenida sino para comprobar que no faltaba nadie de su equipo y de paso conocer y saludar a los que ‘iban a morir’. Como en el circo romano. Ella quería mostrar su poder a la Oposición. La Comisión la formarían 12 contra 4. Técnica Adrados. Acojonar. Para que la Oposición empezase a echar números desde el minuto uno y viera su inferioridad. 12 hombres sin piedad (faltaba Isabel Pita por enfermedad) contra 4 inocentes políticos que pensaban, después de mucho trabajar, que el Gobierno podía tener misericordia con algunas de sus enmiendas. Algunas. Solo algunas. Una siquiera. Pero el cielo de la Oposición siempre tiene que esperar en Pozuelo.
Hecho el recuento de sus concejales, la alcaldesa se fue. Todos pensaban que la Comisión sería presidida por ella, ante la falta de la Teniente de Alcalde de Hacienda. Hubiera sido lo normal. Pero no lo hizo. Escurrió el bulto. Se acobardó. No quería ser ella la que le negase el pan y la sal a la Oposición. Primer error. Quislant prefería huir a dar la cara. Algo normal cuando se carece de liderazgo, dicho sea de paso.
Susana Pérez Quislant está en pleno proceso de reconversión (los Hermanos Grimm dirían de Bruja a Hada Madrina, en cualquiera de sus cuentos) y ahora sus asesores (si es que se fía de alguno) le han aconsejado política-sonrisa. Hay que alejar las viejas malas maneras. No le será fácil si, como ayer, su sonrisa era la del Joker.
Pero si no estaba la Segunda Teniente de Alcalde y concejala de Hacienda ni la propia alcaldesa, ¿quién va a presidir la Comisión?
Y todo el mundo supuso que Félix Alba, como Primer Teniente de Alcalde, con Beatriz Pérez Abraham como portavoz ya que es la Tercera Teniente de Alcalde. Pero no. Segundo error. Que hubiesen sido ellos hubiera sido lo normal. Su responsabilidad lo exigía. Pero no, insisto. La Comisión de Presupuestos la presidió Diego de Aristegui (número 9 en el escalafón del Gobierno), que se pasó toda la comisión justificándose con gestos y dando a entender que él era un mandado, y el portavoz era Pablo Rivas (número 7 en ese mismo escalafón), que cabreado como un mono por verse en el aprieto, se dedicó a rechazar todas las enmiendas, algunas con gestos en los que sobraba ese cabreo ya que nadie tenía culpa de que un concejal sin presupuesto fuese el elegido para defender los presupuestos generales. Nadie entendía nada. Ni entenderá.
¿Y los demás qué hacían? Mirar y votar. Alguno, incluso, votando al revés porque estaba ausente totalmente de la Comisión, como fue el caso de Félix Alba.
Pero es lo que hay. Nadie puede pedirle peras al olmo. Éste es el paradigma del Gobierno que tiene Pozuelo.
Una alcaldesa acobardada, sin ninguna capacidad de liderazgo y a quien la alcaldía de Pozuelo le viene grande. Unos Tenientes de Alcaldes que no quieren saber nada de nada porque ya llevan tanto tiempo que se les pasó el hambre de la política o quizás por no tenerla nunca van a sobrevivir 16 años de concejales. Y unos concejales de a pie que están en política como podían estar pastoreando merinas en la Meseta castellana porque lo suyo es la contemplación del paisaje.
Pero hay algo más. Algo que me está rondando la cabeza desde que me enteré de este desatino.
Susana es una novata en política pero es una superviviente del partido. ¿Por qué envió a Diego de Aristegui y a Pablo Rivas a llevar una Comisión en la que se iban a abrasar, como lo han hecho?
De Aristegui, que era un concejal de futuro, lo ha estrellado en medio de una concejalía técnica que le desborda. Diego está perdido entre internet y recursos humanos. Dos temas que no le interesan lo más mínimo. Suena a broma que Susana diga que va a potenciar el Empleo en Pozuelo cuando quitó de esa concejalía a quien lo estaba haciendo muy bien y puso a quien lo va a hacer muy mal.
Rivas, por su parte, que era el concejal que llevó la campaña electoral, Quislant lo convirtió en cartero de la reina para humillarlo. Lo abandonó como se abandonan los zapatos viejos. De hecho, su concejalía no tiene ni presupuesto. Qué paradoja de la política pozuelera.
¿Qué ha querido hacer Quislant con ellos al mandarlos a llevar una comisión en la que sabía que se iban a abrasar? Porque, al final, ambos han sido los malos de esta película y así quedará para siempre. ¿Estaba buscando justificación para sacarlos del Gobierno porque no permite a su lado el más mínimo talento? Puf… Yo me lo creo todo.
Porque la versión de que los puso en ese cadalso porque no había otros concejales es toda vía peor. De ser así, los Tenientes de alcalde, si tuvieran dignidad política, deberían haber dimitido ya y los demás miembros del Gobierno deberían amotinarse para, al menos, pedir respeto.
Pobre Pozuelo de Alarcón…
El Capitán Possuelo