Triangulo amoroso en Pozuelo azotado por los celos y la desconfianza: Los concejales desconfían de Adrados, Quislant de los concejales y Adrados de Quislant

Acabamos de terminar unos días de alegría y celebración y no tengo intención de chafarle la resaca a Carlos Ulecia. Resaca en sentido figurado, claro, no vaya a enfadarse. El es un hombre muy comedido y austero. Lo sé. Y me consta el esfuerzo que ha tenido que hacer este concejal para que todo salga perfecto, o casi perfecto. Sobre todo porque dice mi prima Paqui que odia las fiestas y siempre encuentra defectos.
En cualquier caso, enhorabuena. El se encargó de las fiestas de la calle, del pueblo y fueron estupendas. Pero, de las relaciones institucionales, ¿quién se encargó? Porque me cuenta mi amigo Manolo que no fueron nada buenas.
Yo no la vi, pero me dicen que la estupenda Presidenta de la Asamblea de Madrid y Olvidable personaje en Pozuelo, como dice el Capi, estuvo en su ex pueblo. Y como si nada. Como si no nos hubiera dejado colgados. Dando una nota de alegría y de color político en el municipio. Y no sólo una vez, vino dos veces. Ella es así. Valiente. No le gusta Pozuelo pero lo sigue usando para sus intereses políticos.
Me dicen “las lenguas de doble filo municipal” que vino ella porque la “Cifu” no pisará Pozuelo salvo que sea imprescindible. No puede con la “accidental” y su gente. Es superior a sus fuerzas. Me han contado tantas cosas en tan pocos días, que he decidido terminar el traje de mi cliente preferido para poder digerir toda la información con calma.
Manolo ya me advirtió que el tema iba a estar muy calentito a partir de septiembre. Y yo, inocente, no le creí.
No confié en Manolo, tengo que ser sincera. Me dijo que vería cosas muy raras a partir de septiembre. Movimientos políticos. Nuevo personal “enchufado” en el Ayuntamiento. Hasta me habló de “personajes cuestionados” en el balcón del pregón. También me anunció que ya hay un batallón amateur y otro veterano preparado para entrar en batalla ante el peligro que se avecina y por defender sus “sueldos públicos pozueleros” ante la amenaza de cambio que se avecina en el PP de Pozuelo.
Manolo, que es muy listo, me avisó y no le creí. Y los cuchillos empiezan a afilarse. ¿Qué está pasando en Pozuelo de Alarcón? ¿Es cierto que habrá cambios? ¿Habrá batallas? ¿Nos divertiremos?
Buenos sean los cambios. Este partido está más muerto que vivo y necesita cambios. Pero que todo sea limpio y transparente. Por favor. Es lo que nos merecemos todos. Es bueno y sano que se contrasten ideas y propuestas. Pero desde el respeto a todos y con absoluta claridad.
Pero volvamos a lo que ahora me preocupa. Mi amigo Manolo me ha dicho, y ahora sí le creo, que las visitas de Paloma Adrados alteraron la natural tranquilidad de la política pozuelera. Y las alteraron porque los concejales no se fían de Adrados, Susana Pérez Quislant no se fía de los concejales y Adrados no se fía de Quislant. Es una especie de triángulo amoroso en el que se entremezclan los celos con la desconfianza. Un cóctel explosivo.
Como mi prima Paqui anda enganchada a las lecturas de Walter Riso, voy a usar una frase de él en esta notita: “Una forma muy común de irrespeto es la desconfianza y suele pasar desapercibida”.
Irrespeto es falta de respeto. ¡Qué mala es la desconfianza!
Me dicen que la Alcaldesa accidental es la más perjudicada por la situación ya que anda “desconfiada” de todo y todos. Sólo cree en su guardia de corps. Entiéndase como tal aquellas personas aterrizadas en Pozuelo vía Génova, todas afines a la acabada Esperanza Aguirre.
La cuestión es: ¿tiene motivos Susana para andar tan desconfiada con concejales y funcionarios en general?
Las 18,00. Uf, que tarde. Me tengo que ir corriendo. Mis pensamientos seguirán. Pero antes está mi cliente. Mi cliente preferido. Vivo de eso.
Sira Q.