La obsesión por la opacidad y el silencio del Gobierno de Pozuelo puede llegar a ser enfermiza y, desde luego, de otro tiempo y lugar

(06-05-15) Tengo una duda importante. No sé si la opacidad, la falta de transparencia y el silencio de este Gobierno se debe a una forma concreta de entender su política que yo no alcanzo a entender, a que su alcaldesa, sin más tapujos, entiende así la política o, directamente, a quienes le asesoran en materia de comunicación.
Creo, sinceramente, que se debe a la alcaldesa en sí mismo con su propio mecanismo. Aunque se queje, constantemente, de que le tengo manía, cosa que, como comprenderán, no es cierta. Entre otras razones porque yo no critico a las personas sino a sus funciones. Y si critico las funciones de la señora Adrados es porque, a lo largo de la legislatura, se ha convertido en ‘Pierre No Doy Una’.
La última vez que se ha equivocado ha sido con el silencio que ha mantenido ante la presunta violencia policial llevada a cabo en la detención de unos pozueleros, el Primero de Mayo, y denunciada por este periódico el pasado lunes.
Y no acertó con su silencio porque se trataba de un tema muy grave en el que estaba implicado el Ayuntamiento de Pozuelo por dos motivos fundamentales y eso tendría que haberla obligado a dar la cara: Uno, porque los hechos se habían producido en el propio Pozuelo de Alarcón. Y dos, porque, al menos, había dos policías municipales de Pozuelo implicados.
Pero ¿qué hizo la alcaldesa? Nada. Lo que ha hecho durante todo el año, salvo contadas ocasiones. Política de avestruz. Que pase la tormenta. Ya se cansarán. Una situación como esa exigía una acción de liderazgo y Paloma Adrados solo es una buena gestora a la que no se le puede pedir que sea una líder. Los líderes afrontan los problemas, los gestores echan cuentas. De lo que sea.
El caso es que, ante la falta de información oficial sobre el suceso, no hubo más remedio que intentar averiguar qué pasó para informar, al menos, a los lectores de El Correo. Porque, al parecer, la policía nacional de Pozuelo también es muda.
Lo de la Policía Nacional tampoco lo entiendo. Ocurren unos hechos en el que unos individuos denigran y deshonran a todo el Cuerpo pero ellos no dicen nada. No están autorizados a ello, dicen. De la policía solo puede hablar la Dirección General y, en palabras de alguien cercano a la Comisaría de Pozuelo de Alarcón, hay veces que tardan una o dos semanas en hacerlo.
Lo que hay que oír en el siglo de la comunicación.
Además, los policías implicados en este caso de violencia no pertenecían a la Comisaría de Pozuelo. Eran policías de Madrid. Esa es la noticia. Eran policías de Madrid y que cada palo aguante su vela. Por lo tanto, la Comisaría de la policía nacional de Pozuelo no sabe nada ya que estos sujetos detuvieron a los jóvenes y se los llevaron a Madrid sin informar de nada a la policía de Pozuelo. Con lo que ésta no tenía nada qué decir porque no lo sabía. De piedra ‘quedome’, con la explicación. Por supuesto, insisto, de fuentes cercanas. Nunca de manera directa.
No entiendo cómo la policía nacional de Pozuelo no sabe nada de lo que ocurre en Pozuelo protagonizado por miembros de la propia Policía Nacional. Pero es lo que hay…
Sin embargo, la policía municipal de Pozuelo sí aparecía en los vídeos del hecho. Dos policías había.
Según fuentes muy cercanas a la Policía Municipal de Pozuelo, es cierto que la cosa es condenable pero los dos policías municipales solo llegaron al final de los hechos y porque los llamó un vecino. No intervinieron en nada y, al parecer, no dijeron nada en su cuartelillo. Con lo que la policía municipal tampoco tienen nada qué decir. De mármol ‘quedome’, esta vez, ante la explicación.
Y esto es lo que sucedió. Ni más ni menos, que cantaban Los Chichos. Política, casi obsesiva, de opacidad y silencio a tres centímetros de la omertá.
No tengo más qué decir. Los policías que usaron, presuntamente (a ver si me van a empapelar ahora a mí), la violencia en una detención quedarán sin ser sancionados y a otra cosa mariposa.
Y ante eso, a mí solo me queda recordar aquel poema de Martin Niemöller, atribuido erróneamente a Bertolt Brecht, y que cada uno saque sus conclusiones:
“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí,
no había nadie más que pudiera protestar.”
El Capitán Possuelo