Es sorprendente que ningún partido hable, hasta ahora, de política cultural cuando debería ser uno de los pilares de Pozuelo
(21-04-15) Lo he dicho varias veces. Muchas más veces de las que recuerdo. Incluso, sé que he sido cansino diciéndolo. Hoy, lo repetiré: Pozuelo de Alarcón debe apostar por la Cultura.
Y en días como estos, a tres centímetros del Día del libro y de la conmemoración de la muerte de Miguel de Cervantes (curiosamente, en el año en que se han encontrado sus restos) se echa de menos esa apuesta. Un día así apenas resonará en los colegios de la ciudad y en algún centro de día de ancianos y debería haber sido ‘un cañonazo’ en todo el noroeste de la Comunidad de Madrid..
Y no lo digo como crítica por lo que el Gobierno ha organizado para celebrar este importante día, que está bien dentro de lo que cabe, aunque solo sean unas acciones más, iguales a las que puede realizar cualquier otra ciudad o pueblo de nuestro entorno.
Pozuelo. Insisto, está obligado a más.
Pero ¿qué puede hacer el Gobierno si a casi nadie parece interesarle la Cultura? De hecho, los partidos políticos, hasta ahora, (incluido el PP) no han hablado de ella. Hasta ahora, sólo se les ha llenado la boca de soluciones a problemas menores. Creo, incluso, que hablan de las mismas soluciones para los mismos problemas con algunos matices ideológicos.
Problemas, en la mayoría de los casos, solucionables con buena voluntad política o, al menos, con cierta diligencia política. Pero, vuelvo a insistir, nadie ha hablado de cultura. Todo está quedando a ras del suelo. Mucho IBI. Pero nadie ha puesto imaginación para crecer o, tal vez, no sabe qué hay que hacer para crecer.
Siempre he dicho que por la cultura avanzará Pozuelo de Alarcón. Se salvará. Esta ciudad lo tiene todo. Y, lo que no tiene, puede conseguirlo por su capacidad económica. Pero le falta prestigio. Algo más. Y eso sólo lo conseguirá desde la Cultura. Pero nada. De hecho, cada día da un paso más hacia la incultura y la vulgaridad.
Pozuelo necesita una razón de ser y de existir para ser algo más que una ciudad del montón. Y eso sólo lo puede conseguir a través de la cultura. Pero, insisto, ningún partido ha hecho, hasta ahora, propuestas relacionadas con el tema. Ni siquiera el PP, repito, que terminará Gobernando.
El PP, por lo que se vislumbra de su lista electoral, no presenta a nadie con la imaginación y la sensibilidad necesaria para pensar que estamos ante esa gran apuesta cultural.
Cultura debería ir arriba de esa lista. Y arriba va la gestión urbanística. Arriba va la sanidad. Arriba van las cuentas. Arriba va el deporte y el olor a panceta o vaya usted a saber para qué sirve Pablo Gil. Y a partir de ahí, más madera. Cada mochuelo seguirá en su olivo. Y en medio, dos pardillos que ya veremos de que van pero que, currículum en mano, no se sabe el juego que darán porque no es, precisamente, brillante. Una, desde luego, poco. El otro, al menos, es prudente.
¿A quién va a colocar Adrados o, en su ausencia, Quislant en la cartera más importante de Pozuelo de Alarcón?
Y no me bajo ni un instante de la calificación de concejalía más importante de Pozuelo de Alarcón.
¿Es que nadie en el PP de Pozuelo va a mirar al MIRA? ¿Es que a nadie de los demás partidos se le ha ocurrido mirar al cielo?
Que error, que enorme error de Adrados ha sido no intentar retener a Isabel González en la candidatura, ofreciéndole el número 2 de la lista y, desde luego, la primera tenencia de alcaldía para mostrar a todo el mundo la intención clara de que existe la idea de convertir a Pozuelo en referencia cultural.
Isabel, pese a alguna cosilla menor, había aprendido y ya tenía muy claro la importancia de la cultura en esta ciudad. La apuesta por la política cultural hubiera sido una aldabonazo de que algo iba a cambiar en Pozuelo de Alarcón. Creo, incluso, que le hubiera ayudado a mantener la mayoría absoluta. Pero Isabel se fue. O la dejaron ir, que es lo más probable.
Y el problema es que nadie le hace puñetero caso a la Cultura en esta ciudad. Ni siquiera la izquierda que siempre se ha vanagloriado de ello.
Debe ser verdad que también está perdida en su propio maremágnum ideológico y bastante tiene con encontrarse.
El Capitán Possuelo