Pozuelo no puede ser una de las ciudades con mayor concentración de riqueza de España y tener vecinos en el umbral de la pobreza
(07-04-15) Hoy, El Correo de Pozuelo ha publicado una noticia de esas que hacen sacar pecho a los pozueleros. A mí también. Pozuelo de Alarcón es la segunda ciudad de España en concentración de rentas altas.
Pero, al mismo tiempo y ante estos tremendos datos sobre tan alto nivel de riqueza, a uno no le queda más remedio que pensar en esa otra parte de pozueleros que no tienen tanto. Mejor dicho, que tienen poco. Lo justo para vivir. Que los hay. Incluso, algunos que están en el mismo umbral de la pobreza. Y, en ese momento, creer que es posible acortar esa brutal diferencia en esta ciudad. No digo, igualar. Digo acercar. Intentar cubrir sus necesidades básicas de esas gentes y no quiero ponerme melodramático ni demagogo.
Y pienso, inmediatamente, en los programa electorales que están preparando los partidos políticos. Y me pregunto si llevarán, en esos programas, medidas que contribuyan a ese acercamiento casi utópico.
Posiblemente, lo lleven los partidos de izquierda. Porque les toca hacerlo. Es una de sus viejas aspiraciones pero que no saben llevar a la práctica cuando gobiernan ya que todo lo hacen tratando de hacer más pobre al rico cuando tendría que ser al revés: hacer más rico al pobre.
Pero intentar corregir estos desajustes sociales no son ya cosa de la izquierda. En el siglo de la solidaridad, es también cosa del centro y de la derecha. Y ¿llevan, acaso, partidos de centro y de derecha algún tipo de medida, tanto por la vía del gasto público como de los impuestos, para reducir esa desigualdad de la renta personal pozuelera? Porque no estoy hablando de medidas de caridad sino de medidas políticas.
Medidas políticas que van más allá de la simple bajada de impuestos. Hace unos meses, escribí en esta misma columna que, en Pozuelo, no bastaba con bajar los impuestos, que ahora la sociedad pozuelera exigía personalizarlos y hablaba del cacareado IBI de Pozuelo, ese recurso político que sube o baja a conveniencia del Gobierno municipal de turno. Impuesto que, normalmente, se sube a principio de la legislatura y se baja a finales ya que se suele usar como arma electoral. Pero esto, ya no es posible en Pozuelo porque Pozuelo es otra cosa. O queremos que sea otra cosa a la vista de la noticia que acabamos de conocer.
Ahora la sociedad exige imaginación en los impuestos. En Pozuelo, no se puede aplicar el IBI de la misma manera que se puede aplicar en cualquier otro pueblo.
En Pozuelo de Alarcón, bajar o subir 70 euros al año, que es la media que se aplica a los contribuyente pozueleros, no tiene sentido. Para la mayoría de los vecinos de Pozuelo, 70 euros al año no es nada. Sin embargo, hay propietarios de viviendas para los que 70 euros al año ó 50 ó 90 sí son cantidades importantes y les afecta seriamente que suba o baje su IBI. Porque, en Pozuelo, también hay gente así aunque todo lo tape el oropel. Pozuelo es diferente.
Aquí hay gente muy rica y gente muy pobre, insisto. O, al menos, pobre. Y yo creo que el futuro Gobierno del Ayuntamiento debe usar todos los medios a su alcance para intentar equilibrar ese desfase económico en lo posible. En lo posible. Y el IBI es un instrumento quesirve.
Vienen tiempos nuevos. Y más, a nivel de política local. En política local ya no se puede gobernar aplicando generalidades. Eso es viejo. Ahora, hay que gobernar para y por el individuo. La cercanía es base de Gobierno local pero de verdad. Entre otras cosas, porque se puede. La tecnología lo permite. Sólo se necesita voluntad política y trabajo.
La Tarántula