La crisis de UPyD abre expectativas nuevas a su unión con Ciudadanos, algo posible aún en Pozuelo

(25-03-15) UPyD está al borde de la ruptura. Y lo digo siendo benevolente porque puede estar al borde de algo peor. Y el caso es que se veía venir. UPyD tiene una filosofía político-practica en la que arriesga mucho. Desde el principio optó por querer votantes y no afiliados y eso ha terminado convirtiéndolo en un partido regional de la Comunidad de Madrid sin apenas repercusión fuera de la Comunidad madrileña.
Si a ello unimos la férrea dictadura interna, que Rosa Díez hacía política para buscar titulares y que nunca han sabido venderse, de hecho, en el intento de unión con Ciudadanos fueron los malos de la película, los resultados de las elecciones andaluzas no tienen por qué sorprender a nadie.
Además, se equivocaron de estrategia. UPyD pensó que volcarse contra la corrupción política le iba a dar votos en Andalucía y los andaluces ya conviven con la corrupción como algo normal en política. Y eso nadie pensó que pudiese ser así. Pero España es así, señora, parafraseando a Eduardo Marquina en su obra ‘En Flandes se ha puesto el sol’.
Difícil situación. Con el agravante de que las derrotas son huérfanas. Alguna vez pensé en la razón por la que UPyD y Ciudadanos no pensaron salvar aquel intento de unión, al menos, a nivel local.
Es cierto que puede haber discrepancias a nivel nacional toda vez que un partido nació del PSOE y el otro nació del PP pero en los pueblos y ciudades de España, donde las circunstancias y las situaciones son más sencillas, unirse hubiera sido una magnífica decisión. En Pozuelo, por ejemplo, habrían sacado cinco o seis concejales sin correr. Separados llegarán a cuatro con suerte. Y esa es una diferencia sustancial.
Ahora todo está muy complicado en UPyD porque el debate ha saltado a temas personales y esas heridas son más difíciles de curar. Ya pasó con Sosa Wagner y con otros. El miedo de Rosa Díez y de Martínez Gorriarán a perder el control del partido convierte casi todo lo político en personal y, con ellos, la situación tiene difícil salida. Todo queda, en cualquier caso, a la espera del Consejo Político del sábado.
¿Y cómo afecta esta crisis política de UPyD a los magentas de Pozuelo de Alarcón?
A nivel de Agrupación, nada. Los miembros de UPyD Pozuelo están unidos en torno a un líder sólido y todos siguen trabajando como si nada estuviese pasando de cara a las elecciones. Otra cosa es si hablamos de la marca. Todas estas vicisitudes sí afectan a la marca y la situación no es para tirar cohetes.
En la Agrupación magenta pozuelera son conscientes de ello. No obstante piensan que los cambios son necesarios aunque les afecten de entrada. Tienen confianza en el trabajo realizado durante la legislatura y esperan que los pozueleros lo tengan en cuenta, pero eso es complicado. Los ciudadanos tienen memoria de pez para el tiempo y para la política. Nunca se acuerdan de que el año pasado también hizo mucho frío y que tal o cual partido hizo una labor política fantástica. Viven al día. Y ahora, Albert Rivera cabalga la gran ola política española que lo arrastrará a todo lo que suene a centro político. Y UPyD es centro político.
Yo soy de los que piensa que aún hay tiempo de montar una UTE política entre ambos partidos en Pozuelo, al estilo de Podemos e IU, pero para ello se necesitaría voluntad. Voluntad de ganar, que se dice en el ejército. Y no parece que la haya. Cada uno cree que lo suyo es lo mejor y prefieren jugársela en las urnas. Error. Se complementan y ambos saldrían beneficiados.
Es cierto que, en política, los aires vienen y van y no creo que C’s tenga mayor problema en aceptar la nueva situación pero en UPyD, al menos en Pozuelo, se ha vivido la política con mucha pasión. Se sigue viviendo con demasiada pasión. Y eso es un hándicap. No es fácil calmarse en tan poco tiempo.
Pero, sin duda, ambos partidos están condenados a entenderse.
La Tarántula