El Gobierno de Pozuelo muestra agotamiento mental al celebrar el Día Internacional de la Mujer de manera rutinaria y vulgar
(05-03-15) Sé que en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón se trabaja mucho. Lo sé. Sé que su Gobierno trabaja mucho. Otra cosa es que, a veces, lo hagan como pollo sin cabeza. Pero trabajar, trabaja. Y puede ser que, debido al cansancio que produce tanto trabajo, la mayoría de las cosas que hace las haga desde la rutina. Como es el caso.
“Vaya, otra vez el Día Internacional de la Mujer. Puf, que cansancio. ¿Qué hicimos el año pasado? Pues eso, que se haga también este año. Total qué mas da”.
Y cuando el agotamiento hace que se gobierne desde la rutina, la cosa está chunga. Porque la rutina es la antítesis de la buena política. La rutina hace las cosas sin pensar. Porque sí. Y eso aburre hasta a las ovejas. La rutina, señora Adrados, viaja en un tren en dirección inversa al que transporta la pasión. Y la política nunca debe alejarse de la pasión.
Sin embargo, la política del Gobierno de Pozuelo ha cogido ya el tren de la rutina y, en algo tan apasionante como la celebración del Día Internacional de la Mujer, ha caído en la comodidad de volver a hacer este año lo mismo que el año pasado. Y que el otro. Convirtiendo el Día Internacional de la Mujer en algo cansino, sin ningún atractivo. Sin pasión, en definitiva.
Si será cierto lo que digo que la programación de este año incluye, como la del año pasado, desde una exposición de mujeres pintoras y una feria para promocionar el comercio de las mujeres del municipio hasta una jornada formativa para mujeres empresarias y un curso básico de autoprotección femenina… No recuerdo si hubo tertulia literaria el año pasado. Pero es igual porque es anecdótico. Por cierto, hubiera sido bueno conocer los nombres de las participantes en esa tertulia literaria.
Salvo esto último, todo suena igual. Todo es pasado. Todo es anodino. Ni siquiera este año han llevado la exposición de mujeres pintoras al MIRA. La bajan a segunda división y la colocan en el Centro Cultural Padre Vallet hasta el 30 de marzo. En cualquier caso, a la señora Pérez Abraham se le podría haber ocurrido otro tipo de exposición sobre mujeres. Pero no, todos los años igual.
Yo entiendo que hay que promocionar a las mujeres pintoras de Pozuelo, pero se le podría haber pedido otra cosa a las comisarias. No sé. Desnudos de mujer pintados por mujeres. Algo que reventase el Centro Cultural Padre Vallet y que saliese en todos los periódicos de España. Sólo es un ejemplo. Yo que sé. Pero deberían hacer algo nuevo, que parezca nuevo, que huela a nuevo, por Dios Santo.
Hay mil maneras de celebrar esta fecha. Mil. Menos una. Menos la manera rutinaria con que se celebra en Pozuelo el Día Internacional de la Mujer. Me apuesto el bigote a que esa exposición no la visitan mil personas siquiera. Y no vale que metan a colegios o a jubilados para hacer bulto.
Lo de la ‘Feria de la Mujer’, por otra parte, es un poco… (a ver como lo digo para que nadie se ofenda) … un poco sesentero. Antiguo. Hippy. Solo falta que la gente se siente en el suelo del CC Zielo, se fume unos canutitos y cante canciones de la Creedence Clearwater Revival. O peor aún, que cante el ‘So Happy Together’ de los Turtles. Haz el amor y no la Guerra. A fin de cuentas, ahora con Podemos lo mismo vuelve a ponerse de moda ese mundillo.
De las demás actividades no voy a decir nada porque son relleno. Son como el amor en Navidad. Amar porque toca. Actividades que se podrían hacer en cualquier momento del año pero que se concentran en esta fecha para dar la sensación de amplio programa de actividades a favor de la mujer.
En cualquier caso, nada es comparable a la declaración final de la nota de prensa que nos ha enviado el Gobierno. Dice así: “Estos actos, con los que se conmemoran el Día Internacional de la Mujer, ponen de manifiesto el apoyo del Ayuntamiento al papel de la mujer”.
En cualquier momento, voy a echar a llorar. Necesito un hombro amigo.
Y por favor, que nadie me ponga a mano una catana porque puedo caer en la tentación de hacerme el harakiri.
El Capitán Possuelo