Para ser corrupto no hace falta recibir dinero en metálico o intercambio, es suficiente con recibirlo en forma de sueldo legal pero como momio por tener la boca cerrada y no molestar
Estimado Capitán:
Creo que tengo la contestación a la pregunta del artículo de ayer sobre la comparativa entre Villaviciosa de Odón y Pozuelo de Alarcón.
La respuesta es muy sencilla: Se trata de una palabra que creo que no existe en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) pero que todo el mundo entiende: APESEBRAMIENTO.
Se trata de buscarse un puesto de trabajo con su correspondiente sueldo y que me dan a cambio de unos favores. En principio, no parece descabellado si lo que me piden es algo lícito y necesito en trabajo. Hay que comer.
El problema llega cuando me están pidiendo algo que va contra mis principios o la ética más elemental, es decir lo de vender la primogenitura por un plato de lentejas. Es una historia tan antigua como el hombre pero no por ello deja de ser horrible y despreciable. Al fin y al cabo es la corrupción del ser humano.
En el caso de la política parece una operación consentida y necesaria para que funcione la corrupción política, la misma de siempre. No hace falta recibir dinero en metálico o intercambio, es suficiente con recibirlo en forma de sueldo como prebenda por tener la boca cerrada y no molestar.
El problema es que los señores y señoras políticos que entran en este indeseable juego no son conscientes de que es pan para hoy y hambre para mañana. Empieza a demostrarse con datos.
Lo que hemos votado a partidos en los que hemos depositado la confianza de que paren los pies de quien atropella a los funcionarios y a los ciudadanos que se les ponen por delante, tienen los días contados si no cumplen con su compromiso.
Ellos sabrán lo que hacen, como esto siga así, al final acabaremos no votando. A la mayoría nos da todo igual mientras no nos tomen el pelo.
Ahora bien, todavía hay tiempo, no hay que romper la baraja antes de que el juego haya transcurrido el tiempo necesario para actuar. Demos tiempo a los que se supone que nos tiene que defender.
Yo no me voy a andar con remilgos, “es una amenaza” en toda regla. Mi crítica será dura. Y con todo el derecho del mundo. Y ya veremos qué pasa (En el PP se pensaban que todo valía y que la crítica de este periódico, por ejemplo, era mentira y mira como están).
Y como no hagan su trabajo, que se vayan despidiendo.
Casi mejor que cobren por ello, así los despediremos con más razón.
Saludos.
Juana Pozuelo