Isidro Barradas y la reconquista de México
(04-02-15) Isidro Plácido del Rosario Barradas y Valdés fue un militar español nacido en Puerto de la Cruz, en la Isla de Tenerife, el 6 de Octubre de 1782 y en el seno de una familia dedicada al mar.
De extraordinaria bravura, Barradas jugó un destacado papel en las campañas de la independencia americana. Se distinguió en el Ejército de Tierra Firme, que se llamaba entonces, y mandó el Ejército Realista en la última tentativa de restaurar la monarquía de Fernando VII en el Virreinato de Nueva España.
En fecha no determinada, pero cuando tenía pocos años, la familia Barrada se fue a vivir a Venezuela donde se encontraban residiendo familiares. Uno de ellos era Sebastián Miranda, padre del precursor de la independencia Francisco Miranda, que era primo suyo. La familia se estableció en el pueblo de Carúpano, en la costa del Caribe venezolano.
Al cumplir los 20 años, Isidro entró a servir en las milicias de su ciudad como soldado distinguido. Al año siguiente, tuvo su primer combate en el propio puerto de su ciudad, rechazando un desembarco inglés desde el bergantín Victory.
La guerra de la Independencia de Venezuela sirvió para demostrar su descomunal valor, haciendo una espectacular carrera militar: teniente en dos años y capitán seis meses después.
Su comportamiento al frente de 453 soldados del Regimiento Numancia en la defensa de Apure y en la batalla posterior de Mucuritas, le valió su ascenso a Teniente Coronel. Con este empleo, continúo su beligerancia contra los insurgentes en múltiples batallas y escaramuzas consiguiendo, por su valor, la Cruz Laureada de San Fernando.
La República de México, en aquel tiempo, pasaba por un periodo de inestabilidad que hacia añorar a muchos españoles residentes y muchos criollos la situación que había existido en el pasado régimen Virreinal español.
Con el ambiente internacional favorable a una acción española en el territorio mexicano, apoyado por la Santa Alianza y con el beneplácito del gabinete británico de Lord Wellington, el gobierno español decidió emprender una expedición de reconquista del territorio.
Isidro Barradas, ya brigadier, solicitó el mando del contingente porque estaba convencido, como el gobierno español, de que, a su llegada a tierra mexicana, la población se le sumaría en masa.
La División de Vanguardia, que mandaba, estaba formada por tres batallones del regimiento de Infantería de La Corona con refuerzos de los cuerpos: 1º de Cataluña, España, Barcelona y Galicia.
La división estaba formada por 3.376 soldados, preparados para soportar las fatigas de la campaña.
Como curiosidad, valga decir que el secretario político de la expedición era D. Eugenio de Avinareta, el aventurero glosado por D. Pio Baroja en su novela “Memorias de un hombre de acción”.
El 27 de julio de 1829 se produjo el desembarco de las tropas españolas en Cabo Rojo, en las proximidades de Tampico, en el Caribe mejicano.
Dos días después, la división emprendió la marcha por un terreno arenoso, con excesivo calor y con sus componentes muy cargados. Cada miembro de la expedición llevaba un fusil, doce paquetes de cartuchos y raciones de comida para 8 días.
Al día siguiente, se produjo el primer enfrentamiento serio, las tropas españolas fueron emboscadas en Los Corchos por tropas mejicanas. Superada esta escaramuza por el valor de los soldados españoles, con 23 hombres muertos y cerca de 80 heridos, se prosiguió la marcha hacia Tampico.
El Brigadier Barradas había logrado lo que se esperaba en los primeros días de la expedición, pero la población mejicana que debería ayudarle brillaba por su ausencia. Un excesivo optimismo había sobrevalorado el apoyo popular a la empresa de reconquista.
El día 7 de agosto se llegó a Tampico de Tamaulipas.
Como el escaso fondo del puerto de Tampico impedía el avituallamiento y éste empezaba a escasear, el general decidió partir hacia Altamira con objeto de batir al enemigo y capturar ganado con el que alimentar a la tropa. Luego resultó que Altamira estaba abandonada por sus habitantes aunque se consiguió recoger algún ganado.
La República Mexicana encargo la defensa de su nación a los generales López de Santa Ana (famoso en la guerra entre Tejas y Méjico por la toma de la misión del Álamo, cerca de San Antonio, Texas) y al general Garza.
El general Santa Ana atacó y rindió Tampico después de una heroica defensa de los menos de doscientos hambres con que contaba su guarnición tras la marcha de Barradas a Altamira. Los mejicanos que atacaban eran unos 1.500.
Estando desarrollándose las negociaciones de capitulación, en un tiempo sorprendentemente corto, llegó a la ciudad el general Isidro Barradas con el grueso de las fuerzas españolas, rodeando a las unidades del jefe del Ejercito Mexicano.
Barradas continuo con las negociaciones en lugar de atacar y optó por dejar en libertad al general mejicano y a sus tropas. Este error sin precedentes lo terminaría pagando.
A mediados de agosto, la fiebre amarilla pasó a grado de epidemia en el campo español, con numerosos muertos y enfermos.
El día 10 de septiembre, el general Santa Ana atacó el fortín de la Barra defendido por el coronel Vázquez, con menos de 300 soldados y después de que un huracán con temporal de viento y lluvia extrema hiciese mucho daño a las defensas.
La llegada de dos columnas de infantería y caballería españolas hizo que se retirara la fuerza atacante, con pérdidas de más de 150 muertos y 250 heridos de los mexicanos por 56 muertos y 86 heridos españoles.
La resistencia del fuerte no tiene que envidiar a otras famosas resistencias que están escritas en la Historia de España.
Al amanecer del día 11, después de 11 asaltos a la bayoneta, el general Santa Ana se retiró a sus posiciones iniciales.
A pesar de vencer en todos los enfrentamientos al enemigo, el hambre, la fiebre, las difíciles condiciones atmosféricas y la falta de apoyo popular con el que se contaba, a la expedición española le fue imposible cumplir con sus objetivos. El mismo día 11, el Brigadier Barradas firmó la capitulación de la División de Vanguardia.
El resto de la expedición fue reembarcado en Tampico y desembarcados en La Habana.
El Brigadier enterado de que en España se le acusaba de traición por haber rendido la expedición, decidió exiliarse en Paris.
Murió exiliado en Marsella a los 52 años, el 14 de agosto de 1835.
José Colmenar
Para saber más:
- Internet. Hay mucha documentación del Brigadier tanto española (especialmente canaria) como de la batalla de Tampico (especialmente mejicana)