La Constitución española, su día, Pozuelo de Alarcón y la alcaldesa Adrados

(04-12-14) El próximo sábado, pasado mañana, la Constitución española cumple 36 años. Un hito importantísimo en nuestra historia. Que siga viva en una tierra como ésta es casi una hazaña. Nunca una Constitución hizo avanzar tanto, y en todos los sentidos, a los españoles. Ninguna nos mantuvo en paz tantos años.
Pero ahora, así es España, mucho españoles quieren cambiarla. No está muy claro por qué. No lo está. Creo que ni si quiera los que quieren cambiarla saben por qué ni en qué. A veces, da la sensación de que se quiere cambiar la Constitución por un falso progresismo. Incluso, porque lo piden unos cuantos catalanes reunidos bajo las siglas de ERC y alentados por un iluminado. Solo por eso.
En cuanto a la propuesta de Federalismo socialista, sólo puedo decir que es absurda porque España es federal desde hace 36 años. Ya quisieran algunos estados federales ser la mitad de federal que España. Y eso de la asimetría es otra bobada porque esta España también es asimétrica. ¿O tienen Murcia o Extremadura las mismas competencias que el País Vasco, Navarra o Cataluña? Seamos serios.
Otra cosa es que haya que reformar, puntualmente, algún aspecto. Pero poco más. De hecho, ya se reformó dos veces. La primera para adecuarla a Maastricht y la otra para darle credibilidad al mundo. Para que el mundo creyera que España no era una república bolivariana.
Yo soy de los que piensa que lo que hay que hacer con la Constitución de 78 es cumplirla. Porque no se cumple. No se cumple. Y lo que es peor, los políticos se molestan poco en, siquiera, guardar las formas. Para garantizar la separación de poderes o la responsabilidad de los políticos y gestores públicos o la igualdad ante la Ley o la democracia interna de los partidos no hace falta tocar la Constitución. Ya están en ella. Otra cosa es que se cumplan.
Y si eso no hay que tocarlo, tampoco hay que tocar (lean su contenido) el artículo 1, ni el 2, ni el 3, ni el 4, ni el 6, ni el 7, ni el 9 y sólo son unos cuantos que están de moda. Ni el 14, ese que habla de que los españoles somos iguales ante la ley. Ni el 23 que habla de la participación ciudadana.
Ni el 31. Léanlo, por favor. Ni el 40. Ni el 47. Ni, por supuesto, 103 o el 108. O el 118 o el 124. Y no digamos el artículo 155 cuya sola mención te hace sospechoso de ser fascista.
En cualquier caso, si hay que modificar la Constitución, modifíquese. Si hay que reformarla, refórmese. Pero siguiendo los cauces previstos. La Constitución no se modifica por la voluntad de unos cuantos manifestada en la calle, ni siquiera por la inspiración divina de líderes mesiánicos sino de manera aburrida pero más legal y civilizada. Siguiendo los arts. 166 y ss.
Dicho todo esto (lo necesitaba), vuelvo a ras de suelo: ¿Y qué piensa hacer el Gobierno de Pozuelo de Alarcón para conmemorar el Día de la Constitución que es pasado mañana? De esa Constitución de todos y para todo. De esa que hay que solemnizar y defender por todo lo que ha sido y es para España.
Que yo sepa, nada. No hay nada anunciado. Que yo sepa, insisto. Pero me temo lo peor.
¿No va a haber, siquiera, lo que antes se llamaba un vino español para las fuerzas vivas de la ciudad? Se podía dar en el MIRA Teatro. es un sitio ideal para la solemnidad.
¿No va a leer un pequeño discurso la alcaldesa? ¿No se ha contratado a alguien de prestigio para que lo haga? Es sábado. Es un día ideal. Y aunque no lo fuera…
Y hablo de un discurso pequeño que refleje lo que ha significado y significa la Constitución. Incluso, que los escolares leyeran un artículo cada uno. O sólo los principales. Una Constitución que nos ha dado el mayor tiempo de paz y prosperidad en los dos últimos siglos bien lo merece.
La Constitución es la Ley de leyes en España. La que lo sostiene todo. Y hay que solemnizarla. Prestigiarla. Darle la importancia que tiene y merece.
Y hay que dársela en Las Cortes Generales y en cada pueblo de España. Hay que hacerle ver a esos que la queman y la desprecian que la mayoría de los españoles la quiere. Y, en Pozuelo de Alarcón se la quiere.
Es importante dar la sensación de que está viva. Que nos ha servido y sirve. Que la queremos.
Pero me temo que el día 6, pasado mañana, en Pozuelo de Alarcón, será un día sin significado. Uno más. Anodino. Frío y puede que lluvioso. La alcaldesa Adrados no quiere complicaciones. ¿Para qué? Ella va a los suyo y no tiene necesidad alguna de que puedan llamarla al orden.
Una pena. Siempre igual.