Las Peñas pozueleras, su papel extravagante en las Fiestas y un cierto olor a panceta
(04-08-14) Las Peñas de Pozuelo de Alarcón (Peña Los Mingas, Peña El Albero, Peña Del 6 y ½, Peña El Botijo, Peña El Tercio y Peña Las Domingas) han publicado una carta en El Mirador de Pozuelo en la que quieren trasmitir su profundo malestar por el malentendido originado por las redes sociales en torno a su colaboración en los festejos de septiembre. Por supuesto, están en su derecho. Pero era normal que naciese un movimiento de pozueleros en su contra. Desde hace años, las fiestas se montan a su capricho ya que el Ayuntamiento, posiblemente por falta de valor para darles su auténtico lugar en el pueblo y en las fiestas o por miedo a perder los pocos votos que arrastran o, sencillamente, por desidia, las dejan en sus manos. Y las peñas abusan de ello. Y ese abuso, antes o después, tenía que provocar contestación. Era cuestión de tiempo.
La Peñas pozueleras, tanto del centro del Pueblo como de la Estación, montan las fiestas a su gusto desde hace años. Son sus propias fiestas. Y, por supuesto, las viven al margen de todo y de todos aunque quieran aparentar lo contrario. Siguen ancladas en el siglo pasado. Su concepto de Pozuelo es antiguo. Piensan aún que las fiestas de este pueblo tienen que ser de bullanga y panceta, confundiendo lo popular con lo chabacano.
En la carta dicen que son ‘Asociaciones creadas con el fin de promover y participar en los actos y actividades culturales, lúdicos y recreativos que se realicen en torno a las celebraciones en honor a Nuestra Señora de la Consolación’. Y puede ser que fuese cierto en sus orígenes. Ahora se les olvida decir que todo lo promueven en su propio beneficio. Son, insisto, sus fiestas.
Por supuesto, el Ayuntamiento lo consiente y lo permite porque, incomprensible y torpemente, sigue manteniendo siete inacabables días de fiestas para que las Peñas los rellenen, cansinamente, con sus acciones antiguas y pueblerinas.
Recuerdo un pequeño reportaje que emitió Telemadrid sobre las Fiestas de la Consolación de Pozuelo el año pasado. Viéndolo daban ganas de llorar. Se hizo dentro de una Peña pozuelera para ver cómo se vivían las maravillosas fiestas del pueblo de la Calidad de Vida y del Prestigio. Y allí lo único que pudieron grabar fue una plancha llena de panceta, chorizo y morcilla y una serie de personas muy divertidas comiendo sobre mesas con manteles de papel y sillas de tijeras… ¡Viva el Pozuelo popular!
Con esto no deseo que se piense que no quiero que haya Peñas en Pozuelo. Todo lo contrario. Ojalá hubiese muchas más. Lo que no quiero es que mil pozueleros acaparen y protagonicen unas fiestas dedicadas a 85.000. Y, desde luego, desearía que su papel fuese mucho más prudente en ellas. Más de puertas para dentro. Y, en ningún caso, que fuesen tan bullangueras y paletas porque ya no es tiempo de dar la impresión de lo divertidas que son las fiestas y de lo que se divierten los pozueleros en ellas. Ya vale. Sobre todo porque sólo se divierten los integrantes de esas peñas. Algunas con nombres muy ‘edificantes’, dicho sea de paso.