El Fantasma de don Agustín barrunta cambio de ciclo en Pozuelo al ver que la alcaldesa Quislant ha tirado la casa por la ventana en unas vulgares fiestas del “casco histórico”
Lo mío no se puede decir que hayan sido unas vacaciones.
Y es que, aprovechando la antigua utilidad de estas dependencias, he estado realizando algo que se puede aproximar a lo que habitualmente se denominan unos ejercicios espirituales.
No me cabía otra. Mi disco duro se encontraba, no diré qué a punto de saturación, pero sí algo desbarajustado. Se imponía, como suelen hacer los informáticos, un “reinicio”.
Tenía que ponerme en forma porque, por lo que parece, aquí en la Casa se barrunta un fin de ciclo. Y eso, en política, siempre es apasionante y exige estar muy atento a los movimientos que, con seguridad, van a empezar a producirse más pronto que tarde.
De momento, esta semana ya empiezan las celebraciones de las fiestas patronales. No todavía las que podríamos denominar como oficiales, pero sí las de contenido religioso. Ya empezaré a escuchar por las tardes, desde mi torreón, el repiqueteo de las campanas de la iglesia parroquial que las anuncian.
Las fiestas siempre son esperadas con ilusión por los vecinos. Y más este año que son ya unas fiestas normales tras las restricciones derivadas de la pandemia. Normales, aunque, por lo que parece la primera edil, por aquello de que puedan ser sus últimas fiestas de Pozuelo, parece que ha decidido tirar la casa por la ventana, ya que habrá pensado que “después de mí, el diluvio”
Pero pese al despliegue que parece que se llevará a cabo, me temo que seguirán siendo unas fiestas del “casco histórico” y no de toda la villa. Porque Pozuelo es mucho más que su centro histórico y la oferta de actividades festivas tendría que abarcar un espectro más amplio.
Si no recuerdo mal, en el programa electoral, con el que la actual alcaldesa se presentó a las elecciones, figuraba la insonorización del auditorio del Torreón, con el fin de que pudiese ser utilizado como lugar idóneo para llevar a cabo actividades culturales en verano.
Pero esa es, entre muchas otras, una promesa incumplida. Y ese flagrante incumplimiento nos lleva a que Pozuelo siga sin tener un espacio adecuado para celebrar actuaciones culturales de cierto nivel. Y no únicamente en las fiestas, sino en toda la época estival.
Todavía recuerdo con nostalgia aquellos tiempos, ya lejanos, en los que existía un programa cultural que denominaba “Pozuelo Escénica” que era la envidia de los pueblos de nuestro alrededor. Pero ahora, somos nosotros los que miramos con envidia lo que se programa en esos mismos pueblos.
Decía al principio, que se barruntaba un fin de ciclo. Que empezaban a entreverse vientos de cambio.
Y eso hace que, quién más y quién menos, esté pensando ya, más en el futuro que en el presente. Pero no en el futuro de la villa, sino en el propio.
Y en eso estamos.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”