Quislant ya ha tirado la toalla: Celebra en la intimidad el 20º aniversario del SEAPA cuando le debería haber hecho un homenaje por la gran labor que realiza por la salud de los vecinos
La alcaldesa de Pozuelo Susana Pérez Quislant ya ha tirado la toalla. No está para nada. No está para nadie. Sobrevive. Le está faltando dignidad política. Empieza a dar pena.
Es lo que tiene haber sido cigarra en lugar de hormiga durante ocho largos años. Ahora empieza el llanto y el crujir de dientes… La mujer presiente la llegada de su invierno…
¿Y por qué digo todo esto?
Sencillamente porque la alcaldesa de Pozuelo parece estar ya más perdida que Pablo Gil usando Google Maps.
Resulta que el pasado 8 de julio se cumplieron 20 años de la creación del SEAPA, una de las instituciones modelo del Ayuntamiento de Pozuelo y ELLA apenas recibió en su despacho a su coordinador Juan Antonio González y a otros dos técnicos (sin nombre) del servicio para conmemorar ese aniversario.
Y, ante esa actitud tan pasota, solo hay una disyuntiva: O no sabe la importancia que tiene SEAPA (que yo creo que lo sabe perfectamente) o ELLA ya no es ELLA sino su sombra… (Aunque sonría en las fotos ilustrativas…)
Pero vayamos por partes, que diría Jack el Destripador, que este tema es muy significativo…
Empezaré diciendo que, para mí, el Servicio de Emergencias de Pozuelo de Alarcón (SEAPA) es esencial en esta ciudad tan dispersa y desconectada entre sí y, aunque nació como servicio complementario del SUMMA 112 y por ley tiene limitado su proceder, por sus éxitos lo conoceréis:
Durante 20 años ha realizado más de 50.000 intervenciones de urgencia tanto en la vía pública como en domicilios. Y, aunque nadie lo diga, entre esas intervenciones, ha salvado vidas. Ha salvado vidas, repito. No sé cuantas pero me bastaría que hubiera salvado una sola para justificar su existencia y que la ciudadanía pozuelera se lo reconociera…
Y, además, manteniendo la excelencia en los tiempos de respuesta. Porque cuando la salud está en juego es importante llegar cuanto antes. Y el SEAPA suele llegar primero. Por cercanía, simplemente.
“Lograr la inmediatez en el tiempo de respuesta, por ejemplo, ante una parada cardiorrespiratoria, cada minuto que pasa se pierde un diez por ciento de supervivencia y a partir del minuto cuatro, empieza a haber daño cerebral”.
(Sacado del propio texto del servicio en la web municipal)
Dicho esto y sabiéndolo la alcaldesa Quislant, ¿por qué no se celebró esta efemérides redonda como esa gente merecía?
Pongamos que hablo, por ejemplo, de un sencillo acto público con el SEAPA acompañado de la Policía Municipal, sus grandes hermanos en el servicio público. Y con la presencia de las autoridades para agradecerle su labor. Y con gente a la que atendió aunque solo fuera para que dieran testimonio de la gran labor de sus miembros…
20 años, alcaldesa, es mucho tiempo aunque el tango diga que no es nada.
Por eso, no vale con recibir a tres de sus miembros (dos de ellos anónimos), en un despacho frío y de pie, para felicitarles y darles la enhorabuena por el gran trabajo que desempeñan, durante el tiempo que dura un clic de una máquina de fotos. Otra más, por favor… Al final, apenas dos fotos deslavazadas.
Solo son 14 técnicos sanitarios, alcaldesa. 14 personas. Un simple “puñao” de gente que cubre el servicio siete días a la semana. 365 día al año. Merecían algo más. Aunque, de perdidos, al menos que aparecieran todos sus nombres en la nota de prensa.
Sé, porque lo he visto, que la alcaldesa Quislant se siente orgullosa de este servicio. Y lo demuestra poniendo a disposición tres ambulancias, un puesto sanitario avanzado con sus medios (camillas, puestos de atención pacientes leves, sala de críticos, instalación de oxígeno y luminarias) y un coche de intervención rápida.
Incluso, en su recuerdo y en el de muchos vecinos está aún la increíble labor que hicieron anteayer, como quien dice, en medio de la traicionera pandemia… En donde, señores, esta gente se jugó la vida.
Insisto, en donde se jugaron la vida frente al COVID 19. Porque el SEAPA entró donde era difícil entrar. Con el miedo agarrotando los músculos de sus trabajadores, pero dentro. Y llevando a cabo la revisión completa de todas las residencias de ancianos, donde la muerte andaba suelta por los pasillos… Y examinando los centros de atención a personas con discapacidad para analizar las condiciones de los usuarios y del personal que les atiendía y, muchas veces, haciéndolo a cuerpo como los “forçados portugueses” se enfrentan al toro…
¿Si todo esto se sabía en el Pasillo del Infierno por qué no se les homenajeó para que viesen que los propios vecinos nos sintíamos orgullosos de este servicio que, además, beneficiaba políticamente a la propia alcaldesa?
Solo hay una explicación. Que Susana Pérez Quislant ya ha tirado la toalla. Da por perdido el combate y se retira. Y bien que lo siento. Hay que salir con la frente alta y no poniendo patas arriba una ciudad para terminan saliendo con la cabeza gacha.
Aparte del propio beneficio político para la alcaldesa, un acto de homenaje importante en el que se le reconociesen los méritos adquiridos por el SEAPA era absolutamente necesario para reivindicar su labor… Y no solo para ello sino para tratar de potenciar ese servicio…
Hasta ahora, es cierto que SEAPA atiende toda la cadena asistencial y ya se dedica sobre todo a la urgencia y emergencia. Y con plena autonomía y capacidad para solicitar un médico o trasladar al enfermo al hospital… Y eso es muy loable…
¿Pero podría ser SEAPA quien atendiese todas las urgencias de Pozuelo de Alarcón (esa que tanto se reivindica ahora) para que, tras un primer análisis, trasladar al paciente al hospital Puerta de Hierro?
Y no estoy loco. Sé de lo que hablo por experiencia propia.
(Fui con una urgencia al Centro de Salud de la calle Emisora. Y allí reenviaron al enfermo, tras bastante demora, al hospital Puerta de Hierro. Tal vez si hubiera llamado al SEAPA, lo hubieran llevado al hospital directamente y con más garantía y rapidez que mi coche particular).
Imagino las dificultades tecnico políticas que hay en este tema. Supongo que es un asunto de competencias. Pero en la vida todo se puede solucionar menos la muerte…
Amén.
El Capitán Possuelo