“Tous les garcons et les filles”, la mítica canción de Françoise Hardy, esa dulce francesa que enamoró al mundo y que ahora prefiere acabar con su vida de manera digna
Françoise Hardy nació el 17 de enero de 1944, en París. Hija de una contable y de un gerente de fábrica que estaba casado con otra mujer.
“Crecí entre una madre que me valoraba en exceso, porque no tenía a nadie más que a mí, y una abuela que era todo lo contrario: no dejaba de decirme que era muy fea y que terminaría sola”, solía decir.
Sus progenitores vivían separados y su padre contribuyó económicamente poco a la familia y, además, tuvo una relación casi nula con ella.
Persuadido por su madre, su padre le compró a Françoise una guitarra por su cumpleaños como premio por pasar el bachillerato.
Y aprendió a tocarla y a componer canciones. Sus primeras influencias musicales fueron Charles Trenet, Paul Anka, Everly Brothers o Cliff Richard entre otros, a los que escuchaba a través de Radio Luxemburgo. Después de un año en la Sorbona respondió a un anuncio de periódico en busca de jóvenes cantantes.
Françoise Hardy firmó su primer contrato con la discográfica Vogue en noviembre de 1961.
En abril de 1962, su primer disco “Oh Oh Chéri” compuesto a dúo con Johnny Hallydayy, curiosamente, llevaba en la cara B la composición “Tous les garcons et les filles” escrita por ella y que se convirtió en un enorme éxito europeo.
Se vendieron más de un millón de copias y fue galardonado con un disco de oro.
En 1963, representó a Mónaco en el Festival de Eurovisión con la canción “L’amour s’en va” quedando en quinto lugar.
Posteriormente grabó también en alemán y en inglés, alcanzando otro éxito con “All Over The World”. En ese mismo año fue galardonada con el Grand Prix du Disque de la Academia Charles Cros.
Tras superar un cáncer, Françoise Hardy estrenó en 2018, con 74 años, un nuevo álbum “Personne d’autre”.
Siempre dijo también que “Entre vivir una existencia insoportable y morir, prefiero mil veces morir”.
Hoy, desgraciadamente, Françoise Hardy ha hecho público su deseo de someterse al suicidio asistido para acabar con su vida de una forma digna casi tres años después de que los médicos le diagnosticaran un cáncer de faringe terminal.