El Fantasma de don Agustín comenta la foto de la mariscada del Vicealcalde Oria y recuerda que los actos de “la mujer del césar, no solo deben ser honrados sino también parecerlos”
Pues a mí, que quieren que les diga, eso de la foto de la mariscada del señor Oria, Don Eduardo, me parece que no tiene la suficiente entidad como para buscar tres pies al gato.
No creo que la tenga, porque de un tiempo a esta parte, quién más y quién menos, sube a las redes sociales las instantáneas que dejan constancia, cuando está de vacaciones, de los manjares que come, de los lugares donde lleva a cabo las ingestas y de las gentes de las que se acompaña para dar buena cuenta de aquello que nos muestran.
La moda es, a mi parecer, un pelín hortera. Y, por tanto, de lo que bien podríamos calificar al primer teniente de alcalde de esta villa es de sucumbir a esa vulgar costumbre.
Puede ser que detrás de esa moda se oculte la pretensión de epatar a las amistades o quizás de provocar cierta envidia en aquellos que, pobres desgraciados, no pueden disfrutar de semejante festín.
Pero a fuere de ser sincero, estoy convencido de que esa no era la idea que tenía el mencionado concejal cuando subió la imagen a las redes.
Es más, estoy dispuesto a asegurar que lo que le motivó a hacerlo era, simplemente, difundir y promocionar los suculentos frutos que se producen en las aguas marítimas gallegas. Su personal contribución a fomentar el turismo gastronómico en esa parte de la geografía nacional. Estamos todavía en Año Santo Compostelano y había que poner un granito más de arena para ayudar a la economía de esa bella tierra.
A la vista está que el concejal debe ser un gran gourmet y que, por tanto, su aportación, en esos menesteres gastronómicos, supondría dar una alta calificación a los manjares que mostraba. ¿Quién mejor que él para dictaminar sobre tan suculenta materia? Su autoridad en este campo no resiste la más mínima duda.
Es verdad que eso de las mariscadas, mezcladas con la política, ha venido siendo, en los últimos años, un asunto delicado y controvertido por la circunstancia de haberse pagado las más de las veces, digamos que, de forma ciertamente irregular. Y claro, que un alto político local en ejercicio lleve a gala realizar semejante banquete, no ha podido por menos que dar lugar a una situación, cuando menos, algo embarazosa.
A los que están en la vida pública les pasa lo qué a la mujer del césar, que no solo deben ser honrados sino también parecerlo. Y quizás eso debía haberlo tenido presente el primer teniente de alcalde antes de publicar las fotos.
Debía haber sopesado todos los pros y los contras de su acción, y no haber pasado por alto que, cuando se ocupa un cargo, no se puede uno evadir de él ni en vacaciones, por lo que cualquier comportamiento desborda siempre la esfera personal para entrar en la pública.
No se dio cuenta que, en política, la imagen que se transmite es más importante que la realidad. Pero claro, sobre esto, me parece que en la “Casa” no le pueden enseñar con el ejemplo.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”