Un lector, avergonzado, crítica duramente la intervención del concejal de Vox Ignacio “Lazarillo” Fernández en el Pleno de enero pese a pagar a profesores de oratoria (¿de su pasta?)
Estimado director:
Le envío unas letras con la esperanza de que las publique. Es que mi vergüenza ajena me obliga. Siento vergüenza ajena por la puesta en escena del concejal de Vox Ignacio Fernández.
Todo el mundo tiene, al menos, una virtud. Y nuestro “Lazarillo” en el Ayuntamiento de Pozuelo, Juan Ignacio Fernández Tomás, no podía ser la excepción. La suya es la consistencia y nunca decepciona Día a día sigue demostrando que es tan torpe como estúpido. Políticamente hablando.
Pero en el pecado se lleva la penitencia y el hecho de llegar a la concejalía de manera no muy honorable y sin mérito alguno, le hace pasar momentos bochornosos cada vez que abre la boca. La vergüenza ajena que hace pasar a los demás se puede considerar daño colateral.
La última tiene guasa, según sus propios tuits al menos dos concejales de Vox Pozuelo “han recibido una formación de oratoria y comunicación de la mano de José Manuel Tourné, certificado en oratoria por Toast Master Internacional”. El mencionado José Manuel Tourné se describe en su web (www.josemanueltourne.com) como abogado especializado en propiedad intelectual y profesor en varias universidades.
No sé si sabe mucho de oratoria pero es seguro que no tiene abuela a la hora de describirse… Lo que deja claro que se toma el marketing en serio, pero sin querer ahondar en el tema, asumo que es un profesional capaz y la excepción al dicho “No hay mal alumno, si hay buen profesor”.
Y digo esto porque la última intervención del Lazarillo en el Pleno del Ayuntamiento de enero es, si cabe, aún más penosa que todas las anteriores. Tal vez el curso de oratoria requiere de largos meses de práctica. Como casi toda disciplina hay que repetir los ejercicios por su cuenta o, tal vez, en el caso que nos ocupa no hay nada que hacer porque con la capacidad intelectual del alumno la probabilidad de éxito es cero.
No puedo comentar mucho acerca de su intervención porque, sinceramente, apenas se le entiende lo que dice. Pero finaliza el concejal de Vox parafraseando a su abuelo: “Los perros abren los ojos a los 3 días de nacer, los dentistas nunca.”
Aún sigo preguntándome qué quería decir con eso. Conociendo al personaje, probablemente distraído con el vuelo de una mosca no escuchó bien a su abuelo. Existe la posibilidad de que diga “centristas” en lugar de “dentistas”, que sí tendría algo más de sentido, pero sólo refuerza la intención del artículo de dejar claro que a este concejal no se le entiende cuando habla y que las clases de oratoria no han servido para nada.
Sea como fuere, espero que las clases sean de su bolsillo ya que sería un escándalo que el ayuntamiento destinase fondos en este tipo de actividades y menos en quién no tienen futuro.
Para terminar, otro refrán es “echar margaritas a los cerdos”.
Juan Pozuelo, “dentista o centrista”