Lamento Pozuelero: El Centro de Pozuelo se muere pero a la alcaldesa Quislant le da lo mismo ya que “solo significa un concejal” y eso es insuficiente para pensar siquiera en salvarlo
Vine a vivir a Pozuelo hace casi cuarenta años. Como se dice que no se es de donde se nace sino de donde se pace y llevo paciendo aquí todo ese tiempo, puedo decir que soy de Pozuelo y que la gente de aquí es mi gente. Disfrutamos de los mismos gozos y penas. Ahora predominan las penas, sobre todo en el sector servicios (comercio y hostelería) y oigo con gran frecuencia los lamentos y quejidos de unos y otros.
Cuando vine nuestra villa tenía veinte y tantos mil habitantes. La vida se centraba en las dos plazas mayores: la del Padre Vallet o del ayuntamiento en Pozuelo-pueblo y la del Gobernador en la estación.
Mi vivienda estaba en lo que se llamaba Nuevo Pozuelo, próximo, casi aledaño a la plaza del ayuntamiento. Esa plaza estaba llena de vida: oficinas, bares, tiendas, viviendas totalmente ocupadas, la mayor parte de ellas por pozueleros de toda la vida. En la plaza, siempre llena de gente, aparcaban automóviles y pasaba el autobús.
El alcalde doctor don José Martín-Crespo, doctor arquitecto de verdad, adquirió la casa-convento de Cristo Rey, estableció en ella la sede actual del ayuntamiento y creó la que hoy conocemos como plaza Mayor.
A sus sucesores les entró el complejo Gran Vía de Majadahonda y decidieron hacer lo mismo que se había hecho allí: soterrar el paso de vehículos, dejar la calzada superior como paseo, jardín y lugar adecuado para que se establecieran todo tipo de tiendas. Para ello derribaron la sede del antiguo ayuntamiento (vuelto a reedificar con dos añadidos sin sentido), eliminaron los jardines del convento de Cristo Rey e hicieron un amplio aparcamiento subterráneo. La plaza del padre Vallet y la nueva Plaza Mayor fueron totalmente peatonalizadas.
Le gente que hasta entonces acostumbraba a ir a tomar café, comprar tabaco o cualquier otra cosa en las tiendas de la plaza del padre Vallet ante la molestia y coñazo que era, y es, utilizar el aparcamiento subterráneo para una breve estancia en dicha plaza dejó de ir por allí.
Y como se hicieron nuevos barrios se abandonaron las viejas viviendas de Pozuelo pueblo que fueron arrendadas y súper habitadas por los muchos inmigrantes recién llegados. Alguien llamó a estas viviendas pisos-patera. Los inmigrantes eran, son, gente sin muchos recursos y como quienes sí los tenían no podían ir allí con facilidad el comercio entró en caída libre.
Aunque los pozueleros siguen enamorados del barrio donde nacieron y se criaron, dadas las dificultades de acceso a él pues no van. Y encima con lo de la pandemia del puto virus que se ha llevado a bastantes vecinos, sobre todo de Pozuelo-centro (mal llamado San Juan de la Cruz) les ha entrado el miedo y salvo unos pocos insensatos (entre los que me encuentro) casi nadie hace vida social en el barrio.
Resultado: R.I.P. para el centro del pueblo, cada semana se cierra algún establecimiento. Cualquiera que se dé una vuelta por las calles y las dos plazas del centro -sobre todo por la plaza Mayor- verá numerosos lugares con carteles de SE VENDE o SE ALQUILA. Algunos llevan ya cerrados muchos meses. Los titulares de casi todos los establecimientos comerciales que siguen funcionando tienen miedo a verse obligados a cerrar y a buscarse una nueva forma de vida. El bien intencionado cheque resistencia que propone SOMOS POZUELO nos tememos que no evite el R.I.P., si es que los gerifaltes de hogaño lo conceden.
¿Ese R.I.P. puede evitarse?
Entre quienes vivimos en las proximidades de ese cementerio comercial que es el centro se habla de varias soluciones. Como los gobernantes de nuestro ayuntamiento están suficientemente capacitados para meter la pata por sí mismos y sin ayuda ajena no hablaremos más que de una: habilitar una zona azul de aparcamientos en la Plaza del Padre Vallet y sus aledaños donde actualmente sólo pueden hacerlo vehículos de los servicios municipales (junto a la fuente del Cura). Y los cupones que actualmente se dan para rebajar el importe del aparcamiento subterráneo podrían emplearse para ese aparcamiento en superficie.
Actualmente esa plaza, con los tira dineros que son los sombrajos de lona y las novedosas ¿e inútiles? pérgolas y sus dos inútiles banquillos, no sirve más que como campo de fútbol infantil o de patinaje y para asustar a los viejos con un posible balonazo o un atropello a las horas en las que están cerrados los colegios.
Ese aparcamiento, zona azul, permitiría un acceso fácil al centro (ayuntamiento, registros de la propiedad, bancos, tiendas y restaurantes, …) que facilitarían su resurrección.
Nos tememos que como quienes nos gobiernan no viven aquí -salvo un par de ellos- todo seguirá igual o incluso peor. Tanto es así que parece que este año no dejarán que vengan los reyes magos a recoger las cartas de los niños.
Y las señoras que vienen a la misa vespertina, al acabar ésta y querer ir a casa tienen que cruzar las dos plazas. Ahora, en otoño e invierno, ya se ha puesto el sol, es domingo, no hay ni una sola cafetería o tienda abierta. Las señoras nos pedirán a los tíos que tenemos que hacer lo mismo, que las dejemos ir a nuestro lado para superar el miedo que les entra por la soledad que hay en las plazas o acaso -y eso es peor- porque puede que haya grupos de adolescentes que se reúnen en un rincón vaya usted a saber para qué.
Señores del ayuntamiento: por favor ¡no dejen que el centro del pueblo se muera!
La hora de aparcamiento subterráneo gratuito, las ayudas económicas que algunos comerciantes reciben no sirven para casi nada si los servicios públicos, si ustedes no facilitan que de forma cómoda lleguen clientes para usarlos. Cuiden de la gente que les paga su sueldo.
Juan Pozuelero