Pedro Sánchez se acojona ante la situación epidemiológica actual y huye invitando a las CCAA a solicitar estados de alarma parciales, con muchas dudas sobre su constitucionalidad

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha comparecido (una vez más) tras una reunión del Consejo de Ministros que de ayer martes para, en teoría, informar de la segunda ola de la pandemia de coronavirus que estamos sufriendo y tranquilizar a los españoles con su liderazgo. Al final ha llevado a cabo lo contrario y ha metido el miedo en el cuerpo a los españoles…
Sánchez ha considerado que «la situación es preocupante», si bien ha lanzado un mensaje de «alerta y de serenidad» y ha añadido: «No podemos permitir que la pandemia se adueñe de nuestra vida como hizo en primavera».
Haciendo esfuerzos para que se le creyera, el presidente del ejecutivo avanzó que el Gobierno adoptará una serie de medidas de refuerzo en la cogobernanza de esta crisis sanitaria veraniega.
Ahora ya no quiere la responsabilidad única como cuando confinó a los españoles durante cuatro meses en el que mandaba, todopoderoso, sin encomendarse a Dios o al Diablo. Ahora quiere “cogobernar” con las comunidades autónomas en una huida impresentable tras acojonarse de la situación en que se encuentra España, consecuencia directa de su mala gestión personal durante el Estado de Alarma. Ahora no quiere fracasar otra vez ya que le está costando mucho cambiar el relato de aquel trágico tiempo que se llevó a más de 50.000 españoles.
La comparecencia del Presidente del Gobierno de España no ha supuesto más que la constatación palmaria de que su prioridad no es articular una política eficaz contra el coronavirus…
Una política que exige un plan nacional y una mínima coordinación que palie el desbarajuste ocasionado por el disparatado sistema autonómico…
Una política para hacer frente a la catástrofe económica en la que ya estamos inmersos… NO.
Su comparecencia solo ha servido, otra vez, para servirse de la tragedia… Para esconderse, no para asumir responsabilidades. Muy en la política que siempre busca de perpetuarse en el poder.
Y esa política la ha encontrado en la cogobernanza con las CCAA… La cogobernanza es la coartada perfecta para eludir su responsabilidad al derivar en ellas la posibilidad de decretar un nuevo estado de alarma (en contra del que era su discurso en primavera en la que, insisto, utilizó el Estado de alarma para someter a la oposición y maniatar el Congreso de los Diputados).
Lo que pasa es que sobre esa cogobernanza se plantean muchas dudas constitucionales: ¿Podría concederse el «Estado de Alarma» a una Comunidad Autónoma si su «cierre» limita la movilidad de todos los Españoles?…
Por ejemplo, si cierra Madrid ¿qué ocurriría con Atocha y Barajas?
Parece como si Sánchez quisiera la liquidación de los derechos de ciudadanía en igualdad.
Otro despropósicto de este iluminado.
El caso es que, visto su fracaso de primavera, Sánchez sólo quiere ya cruzarse de brazos y esperar que los presidentes autonómicos fracasen (que fracasarán) y culpabilizarlos del desastre. Política de cafés para todos y de corresponsabilización de la tragedia.
Especialmente la Comunidad de Madrid, que junto a la Corona conforman el principal y prácticamente único foco de resistencia institucional y constitucional al cambio de régimen que pretende con ahínco su gobierno. Y a las pruebas me remito.
Sanchismo en estado puro mientras que el PP se entretiene de mirar cómo pasa el tren…
Juan Manuel Sánchez