El Fantasma de Don Agustín reflexiona sobre los elegidos en Pozuelo: No están a la altura de su cargo y, por lo tanto, los pozueleros están siendo gobernados peor de lo que se merecen

Llevo un tiempo dándole a la cabeza. Pero, por mucho que lo he intentado, no he sido capaz de hacer memoria. Porque recuerdo muy bien la frase, pero no así al autor de esta.
“La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que merecemos”
Siempre me ha parecido que lo que encierra la frase contenía una gran verdad. Pero estas últimas semanas, lo que ha sucedido y lo que viene sucediendo, me están haciendo pensar que esto no siempre es así.
Es cierto y verdad, que los mortales acuden a votar cuando son llamados a ello. Y también es acertado decir, que los resultados de esa votación son los que vienen a determinar quién o quiénes se hacen con el gobierno y con el poder.
Por lo tanto, la voluntad de los votantes es el origen de la causa. Quién o quiénes dirigen la política representan lo que decide la mayoría. De ahí, lo acertado de la frase que os he transcrito.
Pero desde este torreón del Ayuntamiento de Pozuelo, que ahora es mi aposento, he visto y estoy viendo que en determinadas circunstancias esto no es así.
No sucede así, porque los comportamientos de los ciudadanos, en una situación de crisis sanitaria como la que estamos atravesando, están siendo muy superiores a las actuaciones de los que gobiernan.
Los gobernantes no están a la altura de los ciudadanos.
Por mucho que hayan tenido su respaldo en las urnas, sus decisiones, o la falta de ellas, están muy por detrás de lo que merecen los vecinos. Muy por detrás de lo que se debería corresponder al trabajo y al comportamiento de la gente de a pie.
Hasta aquí me llegan los ecos de quienes trabajan sin descanso por restaurar la salud, de quienes mantienen con esfuerzo y dedicación los servicios públicos esenciales, los sufrimientos y desvelos de quienes han perdido sus trabajos o están temiendo perderlos en el futuro.
Percibo a través de mis ventanales ese saber esperar sin perder la calma y su perseverancia en seguir recorriendo su camino sin decaimiento, aunque con cierta zozobra. Percibo su santa paciencia.
Todos, o por lo menos una gran mayoría, teniendo un comportamiento maduro y responsable en una situación difícil y complicada como, sin la menor duda, es ésta.
Un comportamiento que está siendo cualitativa y cuantitativamente muy superior al de sus gobernantes.
Las votaciones recogen el apoyo de los electores respecto a quienes se presentan a las elecciones. La confianza que tienen, en cada uno de ellos, en que sean capaces de enfrentarse y resolver los problemas y desafío que vayamos encontrando.
La reacción contra un agente invisible, fácilmente transmisible y con alta morbilidad, ha bastado para poner esa confianza a prueba, a una dura prueba.
Y pocos o muy pocos, de quienes han sido designados para tomar decisiones, han demostrado estar a la altura de su cargo y a la altura de quienes los han elegido.
Los ciudadanos están siendo gobernados peor de lo que se merecen.
Don Agustín “El Fantasma del Torreón”