Griezmann se fue, por fin, al Barcelona aunque el capitulo del dinero no está cerrado aún… Qué le vaya bonito. El francés nunca entendió que el Atléti en un sentimiento

Como ya presumíamos en nuestro anterior comentario, éste viernes un representante legal de Antoine Griezmann depositaba los 120 millones de euros de su carta de libertad, finalizando el compromiso del jugador francés con el Atlético de Madrid.
El pago de la cláusula no supone el fin del contencioso porque, ahora, el Atleti reclama los 200 millones de euros que contemplaba el contrato del jugador antes del 1 de julio pasado. El equipo madrileño argumenta que Griezmann se había comprometido con el Barcelona antes de la fecha indicada.
El jugador francés se marcha del Atleti por la puerta de atrás y, pese a ser el quinto máximo goleador del equipo con 133 goles, se va con más pena que gloria de la afición que le dio todo pero que ha acabado de él hasta donde ustedes se imaginan.
La vitola de campeón del mundo y los coqueteos de Griezmann con el Barcelona empujaron a la directiva atlética a firmarle un contrato de 25 millones de euros por temporada, muy por encima de las posibilidades del Club.
También creó tensiones en el vestuario atlético ese millonario contrato. Y se cometió un error al bajarle la cláusula de 200 a 120 millones a partir del pasado 1 de julio, fecha que ha aprovechado el jugador francés para dar la puñalada por la espalda al Club que le ha dado todo.
Lo único positivo es que con la salida de Griezmann, el bien pagado, se recupera el equilibrio salarial en la plantilla atlética.
El Atleti es un sentimiento pero no le pregunten a Griezmann porque nunca lo entendió.
José Antonio Rosa