Soneto al inefable Iñigo Urkullu, heredero de aquel “miserable político” llamado Arzallus, a quien Dios no tenga en su gloria, por mantenerse impasible mientras se insultaba a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
Hace unos días, el portavoz de EH Bildu y filoetarra Julen Arzuaga tildó de “nazis”, “franquistas” o “asquerosos” a los representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) en el Parlamento vasco.
Pero lo peor no fueron las palabras de esta “hiena política”, lo peor fue ver la pasividad del presidente Iñigo Urkullu, ese inefable heredero de aquel “miserable político” llamado Arzallus, a quien Dios no tenga en su gloria, que dijo “Mientras ETA agita el árbol, el PNV recoge las nueces”…
Soneto a Iñigo Urkullu y a su impresentable pasividad mientras se insultaba a las FSE
No había sido la bestia aniquilada
y vuelve con Arzuaga, que es rival
con fascistas modales de arrabal
y una violencia casi ya olvidada.
Un secuaz de la banda de alma helada
que esgrime su dialéctico puñal
contra cuanto es decente y es cabal,
dando jolgorio a toda su bancada.
Usa el felón su inmunidad cobarde
amenazando de voz y con el dedo,
con feroz ademán. Pero su alarde
nos da vergüenza, más que darnos miedo.
Mucho peor fue ver aquella tarde
a Urkullu enfrente, haciendo el Don Tancredo.
El sobrino de Juan Álvarez Gato