Gerard Piqué Bernabéu es tan buen futbolista como bocazas, chulo y fanfarrón. Le gusta provocar y hacer gracietas pero esa falta de respeto le excluye de ser un gran deportista

Gerard Piqué Bernabéu es tan buen futbolista como bocazas, chulo y fanfarrón. Provocador nato que gusta de la polémica con tal de estar en la cresta de la actualidad.
Se trata de un digno émulo de Helenio Herrera, aquel entrenador argentino naturalizado francés cuya máxima era “ lo importante es que hablen de mí, bien o mal pero que hablen”.
Piqué es especialista en meterse en los charcos e inoportuno a la vez. Tiene la habilidad de molestar y zaherir con sus comentarios a personas y entidades.
Piqué se autoinvitó a través de twitter al programa del humorista David Broncano, quien tiene la costumbre de preguntar a sus invitados que cuánto dinero tienen.
Es en vísperas del derby catalán de futbol Barcelona-Espanyol, del Campeonato de Liga, cuando Broncano pregunta y Piqué contesta que tiene más dinero que presupuesto tiene el rival españolista.
Sin duda el central barcelonista contesta así para que un sector de la afición del Espanyol compruebe que los improperios que le dedican a él y a su familia le importan poco.
Piqué debe entender que con su fácil verborrea él es el primero que fomenta ese tipo de actitudes. Pero no es de recibo que un personaje público, como es él, caiga en comportamientos provocadores.
El comportamiento deportivo no sólo está en el campo de futbol.
Y si es capaz de censurar al público que insultaba a España en el partido de fútbol Cataluña-Venezuela, también debe serlo en cualquier situación de su vida pública como futbolista que es.
Y desde luego, a mí no me hace ni chispa de gracia.
José Antonio Rosa