El FC Barcelona retira las condecoraciones otorgadas Francisco Franco en un acto de cobardía y de desagradecimiento: Ya no se acuerda de que el dictador impidió su desaparición en 1965

No hay mayor insulto que a uno la llamen cobarde. Es lo que ha hecho el FC Barcelona por retirar las condecoraciones otorgadas Francisco Franco. Y me parece un acto de cobardía porque no tuvieron lo que hay que tener para hacerlo en vida. O en los años siguientes a su muerte. Han tenido que hacer ahora, cuarenta y cuatro años después.
Pero eso no sería suficiente. Además de cobardes son unos desagradecidos. Hay que refrescar la memoria de muchos españoles incluso catalanes, como españoles que también lo son, y de quienes no habían nacido, los favores que la Dictadura franquista concedió al Club de Fútbol Barcelona.
Porque fue Franco quien dio estabilidad institucional al Club catalán. La sucesión de favores llegó a cambiar la historia del Club azulgrana. Cosa que ahora no sólo no se reconoce sino que, incluso, se oculta y se trata de olvidar.
Hay que recordar que hasta 1939 el Barça no ganó ningún título. A partir de ese año logró cinco Campeonatos de Liga y cuatro Copas, entonces del Generalísimo. Eran los años duros del inicio del franquismo.
Es más, en 1965 la dictadura de Franco frenó la inevitable bancarrota del club porque en un Pleno municipal del Ayuntamiento de Barcelona se concedió la recalificación de los terrenos del antiguo Estadio de Las Corts que acabó con una deuda de 230 millones de pesetas.
En el orden deportivo, el Barcelona ganó más Copas del Generalísimo que el Real Madrid. Nueve Copas los azulgranas por seis de los blancos. Lo lógico sería que las devolviesen también y que quedasen sin efecto como las condecoraciones que los sesudos dirigentes barcelonistas dicen ahora retirar. Tendría menos títulos.
Así las cosas, me pregunto hasta donde afecta la calentura independentista a los dirigentes barcelonistas con su presidente Josep María Bartomeu al frente. Ya no saben qué hacer para congraciarse con los independentistas catalanes.
Mientras, en el resto del territorio español el Barcelona pierde simpatías.
Así lo prueba la desaparición de peñas barcelonistas en toda España.
José Antonio Rosa