Beatriz Pérez Abraham es la mujer más opaca de Pozuelo. Lleva 16 años sin pegarle un palo al agua pero llevándoselo crudo gracias a la influencia de sus amigos, algunos tan opacos como ella

La semana pasada escribí, inocentemente, el nombre de Daniel Mercado al terminar mi notita. Y, en cuanto se publicó, el móvil empezó a sonarme con múltiples mensajes.
¿Quién será el susodicho Mercado para generar tanta alarma?
Al final hablé con Sebastián, pero la notita de esta semana me parece más interesante que su enfado y debo centrarla en este nuevo descubrimiento personal-político que afecta a la concejala más hipócrita y falsa del Gobierno de Pozuelo. A la par que políticamente perversa, no lo olviden, aunque esta definición no tenga nada que ver con que no le gusten nada mis bailarinas de a diez euros. Ella es retorcidilla. Lo es.
Hablo de Beatriz-Beatriz, la mujer de Matarí (y no era mi intención hacer un pareado). Cuántas historias esconden esas cenas de a cuatro, ¿verdad? Claro que tú nunca te enteras de nada o piensas que el mundo es idiota cuando eres tú, Bea, la que lo mueves todo bajo los hilos de tu querido “manto protector”.
Según la información que he recibido de mi amiga de Génova, Beatriz y su marido, son lo más parecido a un “casi” me muero pero nunca me muero.
La historia de Bea es larga y emocionante. De Bea y de Juanjo, el eterno diputado. Me cuentan lenguas viperinas que los vieron entraron por primera vez a la sede de AP en la calle Silva de la mano de Jesús Sepúlveda y Ana Mato. Ya llovió.
No podía dar credibilidad a esta información. Pero parece que todo apunta a que es cierto. La amistad entre los cuatro surgió inmediatamente.
Y cuentan que, en aquella época, Matarí y Sepúlveda eran inseparables.
Si Correa truncó la carrera de Sepúlveda, nadie se explica cómo no sucedió lo mismo con Matarí. Nadie se lo explica o sí.
La razón es que Matarí no ha sido nunca gestor. Eso dicen. El sólo es parlamentario. Y afín a Javier Arenas. La cosa se va poniendo fea ahora, eh, Juanjo. Y de Almería. Roquetas de Mar. Más feas aún.
En El Correo de Pozuelo sabemos que Beatriz entró en las listas de Sepúlveda para ser concejala sólo por un motivo: Ser la mujer de Matarí. Y de concejala lleva 16 años a la sopa boba, gracias a ser la mujer de Matarí, aunque suene a machista.
Cuentan que si alguien alguna vez ha intentado quitarla (por inepta, incapaz o por no hacer su trabajo político), ha recibido inmediatamente la llamada de Ana Mato, de Javier Arenas o del entorno ahora cuestionado de Daniel Mercado e Ignacio González.
Si, Ignacio González. Nuestro matrimonio ha jugado siempre a varias bandas. Y hasta hoy siempre les ha ido bien. Incluso le fue bien con el tema Gürtel. No lo digo yo, está escrito en muchas hemerotecas, que Bea se escapó por los pelos de ser investigada cuando la UCO detectó que su marido había recibido presuntamente un regalo. Un viaje a Disney. Insisto, no lo digo yo, lo dicen las crónicas del momento.
Y se escapó de ser investigada, ya digo, porque su marido no era gestor. Pero pelillos a la mar y se quedó fuera. Ni él ni ella fueron imputados. La cosa no debió ser tan importante como se dijo.
En cualquier caso, Beatriz siempre ha sido una mujer con suerte. E inocente, claro está.
Otro gran amigo, en cambio, cayó en desgracia. El tal Daniel Mercado.
¿Bea, te suena? Me dicen que eráis asiduos de cenas y tu marido era asiduo de pádel con él. De ahí la relación. Me prometen más información.
¿Adjudicaste también algún contrato a las empresas de Daniel Mercado? Solo lo pregunto y, lo pregunto, porque no lo sé. En el fondo soy solo una simple costurera a la que le cuentan cosas.
Lo que sé es que hay demasiadas preguntas durante una etapa muy concreta de la vida de concejala de Juana Beatriz Pérez Abraham… Han sido tantos años.
Pero no será fácil responderlas porque Beatriz es la mujer más opaca de Pozuelo.
Empieza a maniobrar, Bea. A ver cuánto tardas en desmentir tu relación pública y notoria con Daniel Mercado.
Deseando estoy. Y esto no ha hecho más que empezar. No eres buena persona.
Sira Q.