Carta abierta a los vecinos de Pozuelo de Alarcón en defensa de Jesús Sepúlveda, tan injustamente tratado por la justicia. Lo digo y lo firmo. Un artículo de Domingo Domené
Fui amigo de Jesús Sepúlveda cuando era alcalde de nuestra villa y lo fui aún más, y lo sigo siendo, cuando dejó de serlo. Sepúlveda siempre me pareció, y me sigue pareciendo, que por encima de todo tenía la cualidad que yo más aprecio: ser buena persona. Por eso, y al margen de la política, de la que nunca hablábamos, nos entendimos perfectamente. Y ese aprecio personal que sentía, y siento, por Jesús Sepúlveda era compartido por la mayor parte de nuestros convecinos: jamás he oído hablar mal de él a nadie ni criticarlo como persona y muy poco como alcalde. Y me atrevería a asegurar que no se llevó indebidamente ni un euro de nuestro ayuntamiento.
Ni entiendo, ni sé de leyes pero me ha extrañado, y me ha dolido, la dureza de la sentencia que le condena a catorce años. ¿Por qué? ¿Tan graves han sido su corrupción o sus errores? ¿No son suficientes los nueve años que lleva condenado anímicamente desde que el juez Garzón empezó con lo de la Gurtel?
La sentencia del caso Gurtel nos desconcierta a muchos. ¿Cuánto dinero han choriceado los cargos del PP? ¿Cuánto han choriceado los choriceros pujolistas en Cataluña? ¿Cuantos cientos de millones de euros ha tirado la socialista Junta de Andalucía con los ERES y en las oficinas para colocar a los inútiles que hacían bien la rosca y aplaudían con entusiasmo? Si sumamos todos esos millones andaluces seguro que son bastantes más que los que podido bastardear el PP, pero ¡coño! una cosa es lo que hacen los gobiernos progresistas y de izquierdas y otra los retrógrados conservaduros derechistas.
Sospecho que la corrupción del PP no es superior a ninguna de las otras. Sin embargo, todos los medios de comunicación se ceban con los peperos y los quieren representar como el paradigma del parasitismo. Porque hay muchas varas de medir. Ejemplos:
Una pepera falsifica un título académico y se apropia de una bobadita que cuesta cuarenta euros: hay que fusilarla.
Un mediocre se hace becario de una universidad que no pisa jamás, pero cobra: eso no tiene importancia.
Otro tal cual contrata a un empleado y lo tiene varios meses sin darle de alta en la seguridad social: eso es un hecho baladí y más aún si como parece el susodicho empleado era subsahariano del Caribe.
Que gobiernos chavetas (¿o acaso chavistas?) te dan un pastón porque les has dicho que son guapos e inteligentes y no lo declaras a Hacienda hasta que el ministro de la cosa dice con una prepotente sonrisa y su característico tono nasal que sabe de tu chanchullo fiscal: pues también carece de importancia.
Que otros gobiernos genéticamente dictatoriales te financian un programa de televisión para que ensalces, con disimulo, los beneficios de la dictadura: pues ¡qué bien! y encima presumirás de austero y desinteresado.
Al margen de esa asimetría se puede afirmar que el Código Penal español o la aplicación que hacen de él algunos jueces es una incongruencia. A un asesino confeso se le condena a X años de cárcel, a un político corrupto a X+Y. Es decir: el quitar la vida a una persona es un delito más leve que un chanchullo.
Y lo de la culpabilidad por beneficio a título lucrativo es otra incongruencia. Sin entrar a comparar casos de esposas de presuntos delincuentes que no van a ser condenadas a nada, si se aplica eso del beneficio a título lucrativo a todas las esposas de timadores, ladrones y chorizos en general porque, quieran o no, se benefician del dinero adquirido por sus esposos de forma no legal, al igual que según los jueces lo hizo Ana Mato, también deben ser condenadas. Espero que las feministas protesten.
Y volviendo al caso de Jesús Sepúlveda. Aquí se dice, se rumorea y el rumor no parece descabellado que está pagando el haber sido marido de Ana Mato. Lo explico. El bla bla bla afirma que Rajoy estaba hasta los pulmones de una Esperanza Aguirre que no le hacía ningún caso y que pensó en sustituirla por Ana Mato, que era más dócil. Pero hete ahí que la señora Aguirre era amiga de un conocido e influyente periodista y este le dijo a su amiga: -Qué una mindundi como Ana Mato te va a desplazar a ti, que ni lo sueñe. Vamos a darle, y empezaremos por su marido Jesús Sepúlveda que como alcalde de Pozuelo puede tener más cosas raras.- Y ¡vaya si le dieron a los dos!
Ánimo, Jesús, al margen de lo que digan los jueces, tus amigos te seguimos queriendo. Un abrazo.
¡Ah! Y que quede bien claro que ni Jesús me debe nada ni yo le debo nada a él porque nunca necesitamos uno de la ayuda del otro. Y las veces que tomamos algo en un bar o similar siendo él alcalde cada uno pagaba su consumición para evitar habladurías y malos entendidos.
Domingo Domené