Nos fastidió marzo con los catarros y nos va a fastidiar abril con las alergias. Aunque lo complicado de verdad es distinguir las dos enfermedades. Un artículo del doctor Juan José Granizo
Todavía no se ha ido el invierno con sus catarros y resfriados y ya tenemos aquí a la primavera, con sus alergias. Según los expertos, este año la polinización puede ser bastante intensa gracias a las fuertes lluvias que hemos tenido en el mes de marzo. Pero está por ver lo que ocurrirá en la práctica, ya que los niveles de polen pueden verse muy afectados por las condiciones ambientales, especialmente por el viento.
Frente a un cuadro clínico de goteo nasal, estornudos y picor de garganta una de las preguntas que nos podemos hacer es si estamos frente a un resfriado común o un cuadro de alergia.
Ciertamente, distinguir las dos enfermedades puede ser complicado.
Veamos las diferencias:
Un catarro o resfriado está causado por la infección de un virus, mientras que la alergia primaveral es un proceso derivado de la hipersensibilidad a uno o varios tipos de pólenes: es un problema de nuestro sistema inmunitario que reacciona de manera anormal y violenta a una sustancia llamada alergeno.
Una de las diferencias más claras es la duración de los síntomas. El catarro dura una semana, dos a lo sumo y eso ya sería raro.
Si los síntomas duran más de ese tiempo, se afianza la sospecha de alergia. De hecho, la duración de los síntomas alérgicos depende del periodo de floración de las plantas y se puede prolongar entre seis y ocho semanas según las condiciones ambientales.
El síntoma más característico es la fiebre. Si aparece, es que estamos frente a un cuadro infeccioso, nunca alérgico, aunque la fiebre es más propia de la gripe que del catarro común.
Lo mismo ocurre con las molestias generales, como el cansancio y el dolor muscular. Son propias de la gripe a rara vez ocurren en los catarros, pero no aparecen en la alergia.
El dolor de garganta es propio de cuadros infecciosos. El picor de garganta es más propio de la alergia. El lagrimeo intenso es característico de la alergia.
Ambos cuadros producen intensa secreción nasal, pero la del resfriado dura unos días y es más mucosa, mientras que en la alergia es de mayor duración y es muy acuosa.
Otro síntoma que puede ayudarnos a distinguir las dos enfermedades es la tos, que es rara en la alergia (a no ser que estemos frente a un asma alérgico).
El tratamiento de ambos cuadros es completamente distinto. Mientras que el catarro se trata con abundante hidratación y paracetamol, todo lo más con un antinflamatorio como ibuprofeno, el tratamiento de la alergia descansa en los antihistamínicos y los corticoides. Los descongestivos nasales producen alivio en ambas enfermedades.
Incluso para los profesionales distinguir entre ambos cuadros puede ser complicado y no es raro que se superpongan, ya que una mucosa nasal edematizada por la alergia es presa fácil para los virus.
Para los alérgicos recordamos las algunas medidas útiles:
- Usar una mascarilla de protección (tipo quirúrgico) para no respirar partículas de polen.
- Cerrar las ventanas de la casa y el coche para prevenir que entre el polen.
- Evitar la actividad física a primera hora de la mañana. Salga de casa lo indispensable los días con mayores recuentos de polen.
- No corte el césped ni se ponga cerca cuando esté recién cortado; el corte del césped agita el polen. No cuelgue ropa a secar al aire libre por que el polen se acumula en ellas.
Pueden consultar información sobre los niveles de polen en www.polenes.com y consultar la red palinológica de la Comunidad de Madrid desde cualquier buscador empleando las palabras “polen comunidad Madrid”.
Que la primavera les sea leve.
Juan J. Granizo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública