Crónica del Pleno de Febrero en el que Pozuelo ha sido lo menos importante pero tras el que me he tomado un Dapaz para ‘calmar’ mi cabreo ante tanto calmado estúpido. No es serio este cementerio
Si fuese verdad eso de que una imagen vale más que mil palabras, la crónica del Pleno de hoy empezaría y terminaría con la fotografía que la encabeza. En ella se ve claramente lo que le importaba a la Presidenta-Alcaldesa y al portavoz del Grupo Popular. Los dos dejaron la mesa abandonada y se fueron a hacer sus cosas.
Y digo que podría valer porque la fotografía representa el abandono, la falta de respeto a la institución y a los representantes de los contribuyentes y la apatía que transmite este Gobierno. Es de vergüenza ajena.
Pero como yo no creo que una imagen valga más que mil palabras (vengo de la radio) porque es imposible reflejar en una foto “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” o, simplemente, “En el principio era el Verbo…”, voy a pasar a contar lo que ha sucedido en un Pleno en el que a la entrada me pidieron amablemente que cerrara el teléfono móvil para pasar al Salón de Plenos, que lo cerré como buen chico que soy y que, al abrir la puerta, me di cuenta que iba a entrar en el aquelarre de los teléfonos móviles.
Era apasionante ver cómo en el Santa Sanctorum de la democracia pozuelera cada uno de los concejales estaba a lo suyo, guasapeando. Algunos, compulsivamente. Menos mal que Gonzalo Cerrillo, el hombre orquesta del Ayuntamiento, atendía a lo que se suponía que se estaba celebrando allí aunque fuese difícil concentrarse en aquella batahola del despropósito y, a veces, se liase un poco.
También atendía Isabel Pita. Al principio no supe por qué prestaba tanta atención. Luego descubrí que hace de cronometradora. Como la presidenta alcaldesa solo vive para cuchichear con el portavoz del PP, tiene que ser ella la que le diga que ya ha pasado el tiempo de una intervención. Es muy gracioso. Porque Quislant, que está a su móvil, a su iPad y a sus chascarrillos y risas con Oria, al recibir la señal de Pita se pone seria y dice: “Señor Cobaleda tiene que acabar”. Esto lo coge Berlanga y hace un peliculón.
En definitiva que en este Pleno lo que menos importaba era Pozuelo y mucho menos su contenido político. Allí se estaba para echar el rato…
Pero vayamos por partes como diría Jack el Destripador, que sí ha habido cositas divertidas…
Para empezar, sigo pensando que Hilario no es concejal de pleno derecho. El Pleno Extraordinario que lo nombró no fue reglamentario. Y lo de la autorización de la Junta Electoral Central tampoco está claro. Otra cosa es que Cerrillo trague. Pero allá cada uno con su responsabilidad y conciencia.
En el Pleno Ordinario, tras darse por enterado el Pleno de no se sabe qué cosas, comenzó la Comisión de Transporte de la Asamblea de Madrid. La cosa iba del tren de Cercanías y le correspondía. Perdón, perdón… La Comisión no era de la Asamblea sino del Congreso de Diputados porque el problema debe resolverlo el Ministerio de Fomento.
Mientras tanto, la alcaldesa no sabía si mirar al móvil, al iPad o contarle una parida divertida a Oria.
Tras la Comisión de Transporte, empezó la Comisión de Hacienda. ¿O era de Interior? No me quedó claro. Sé que era también el Congreso de Diputados. En ella se debatió sobre el dinero que debe cobrar la policía y la guardia civil… Un tema importantísimo para Pozuelo y en el que Oria mató a Adolfo. Pero de estocada política rápida. Ay, Adolfo… La claque se usa o se usaba en el teatro pero, en el Pleno…, como que no pega. Y te lo dice quien sabe de esas cosas.
Mientras tanto, la alcaldesa le hacía una seña a Laura Pérez de Ziriza y ambas se levantaban y abandonaban el Salón de Pleno. Al parecer, era un tema que no podía esperar a que terminara la sesión. La falta de respeto es pornográfica.
La Comisión de Transporte dio paso a la Comisión del juego. No era exactamente del juego… Digamos a la Comisión Mixta del Juego y todos sus afluentes… Y ahí, los intervinientes se dispararon… Viva-viva… Qué bonito es soñar con estar en el Congreso de los Diputados en uso de la palabra.
Mientras tanto la alcaldesa y el portavoz iban a lo suyo… jiji-jaja… ¡Qué pesadez de Pleno, oye! Por cierto, luego tenemos que volver a hablar del marrón que nos ha caído con la depuradora… Jijiji… qué gracia…
Y en eso se llegó a la única moción que afectaba a Pozuelo: La movilidad. La movilidad en esta villa sirve lo mismo para planchar un huevo que para freír una corbata. De esta moción ya hablé específicamente hace unos días por decimocuarta vez. Incluso, Elena Moreno citó muy amablemente uno de mis viejos artículos sobre el tema de hace mil años. Cuando la oí pensé que el suelo se la tragaría… Luego, no pasó nada. (Gracias, Elena, eres un encanto y tu intervención fue muy divertida)
También estuvo divertida Paloma Tejero. Se fue a por Adolfo y le pegó un revolcón tipo de aquellos que recibía El Platanito por las plazas de España. Lo achicharró. Directamente. Adolfo, no te creas los aplausos de la claque. Todos tienen cara de concejal…
Y en esto que empiezan las preguntas. Y se va Oria. Y se va Quislant… ¿Cómo? Cerrillo, sal tú de espontáneo y que Pita te ayude a cronometrar los tiempo… Un cachondeo, vaya.
Y aquello ya fue una especie de entremés de los hermanos Álvarez Quintero. Unas risas. Adolfo volvía a su obsesión por los pasos de cebra y el calmado y Tejero, esta vez, lo calmaba perdonándole la vida. Maroto el de la Moto hablaba de cultura en una pregunta onanista más propia del PP que de la Oposición. Soñó el ciego que veía. Quislant, de verdad, vete ya y llévate a Raúl. Vergüenza ajena. Y en otra pregunta (la onanista auténtica del PP no cuenta) Juana Beatriz, en su línea habitual de mosquita muerta y, aprovechando que había vuelto Quislant, se permitió el lujo de no contestar a Elena Moreno y ningunear a Maite Pina. Lógicamente, las dos concejalas protestaron y pidieron la palabra para contestar a Juana pero, en ese momento, a la alcaldesa le salió el Miss Hyde y les pegó un grito del carajo la vela. Paloma Tejero, desde su escaño, sonreía por lo bajini.
Se acabó. Y hasta aquí puedo contar.
Cuando salí me vine a casa a tomar un Dapaz para calmar mi cabreo ante tanto calmado estúpido. No es serio este cementerio.
Porque eso es en lo que se va convirtiendo el Pleno… Un cementerio de ideas políticas.
El Capitán Possuelo