Crónica de los actos homenaje al ex alcalde Martín Crespo en los que el Gobierno de Pozuelo distinguió a unos cuantos elegidos del pueblo llano, que se quedó mirando a Burgos

Se veía venir. Las cosas mal hechas mal acaban. Los actos homenaje al ex alcalde Martín Crespo se podían haber hecho en el despacho de la alcaldesa con un fotógrafo que diese testimonio gráfico. Pasaron de noche, como los cumpleaños de Liz Taylor. No se enteró nadie.
No quiero pensar que esa ocultación de algo tan importante, por lo que significaba de reivindicación de la figura del ex alcalde, fuese hecho aposta. No lo quiero pensar. Quiero pensar que se debió a que no saben. A ignorancia. Sencillamente a que el Gobierno de Pozuelo no sabe ni siquiera rendir homenajes públicos.
No asistí al acto que se realizó en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. No me invitaron. Nunca me invitan a nada. Tampoco lo pude ver porque al Gobierno ni se les ocurrió televisarlo por la web municipal.
Así las cosas, hablo de oída. Me dijeron que la alcaldesa Quislant fue breve y con el discurso escrito. Bien. Me dicen que, en algún momento, anduvo al borde del área de penalti, echando tácitamente la culpa de todo a aquel PP que pensó que el tiempo de Martín Crespo había concluido. Veinte años son muchos aunque el tango diga que no es nada. Pero la alcaldesa no sabe de coplas.
Me cuentan que también habló una de sus hijas. Y que recordó la trayectoria política de su padre. Y me dicen que estuvo muy bien. Lástima que ese recuerdo fuese dirigido a los que se sabían de memoria la trayectoria política del ex alcalde.
Me cuentan que hubo un momento muy emotivo cuando se le entregó la medalla a uno de sus hijos. Lástima que no lo pudieran haber visto los vecinos de Pozuelo.
En cualquier caso, como yo me lo creo todo (soy crédulo de condición), me limito a dar por bueno lo que me contaron.
Pero lo que no me tuvo que contar nadie es lo que sucedió en el acto del cambio de nombre del Parque de las Minas. Yo estuve allí. Y solo puedo decir que la Banda La Lira de Pozuelo estuvo muy bien. Me emocionó cuando se arrancó por “Amparito Roca”, ese pasodoble forma parte de los sonidos de mi niñez y me sigue turbando… Lástima que durante el tiempo que estuve no tocasen “Suspiros de España”… Hubiera reflejado mejor mi estado de ánimo… “Siento en mí, triste emoción…”
Y estuve triste porque allí, únicamente, estuvimos 40 individuos más el del tambor de la banda. No cuento concejales y familiares. Pocos pozueleros. Y allí hacía un calor importante. Y allí no había banderas. Ni gallardetes. Allí no había ninguna sombra, ni sillas… Ni ambiente. Ni megafonía. Ni liturgia. Aquello parecía un acto obligado… Casi clandestino. Por obligación. Pensado y hecho para que todo fuera breve y pasajero…
Y allí llegó la alcaldesa y los concejales, y se acercaron al quiosco de la música y alguien descubrió una placa. Digo alguien porque yo no lo vi. Los que estábamos en la cuarta fila, en la última fila, no vimos nada…
Nadie nos dijo de qué iba aquello… Nadie nos dijo que por qué se le cambiaba el nombre a ese parque… Nadie nos contó por qué se homenajeaba al ex alcalde… Lo habían contado para unos pocos privilegiados. Peor para el pueblo llano, nada
Parecía que unos cuantos, que pasaban por allí, decidieron cambiar el nombre del parque (si de eso se trataba) porque lo habían decidido otros cuantos.
Solo supimos que algo pasaba porque la banda empezó a tocar el Himno Nacional.
-¿Por qué suena ahora el Himno de España, concejal?
-Yo creo que porque ya han descubierto la placa…
-Creo… Lo siento, concejal, pero uno solo debe creer en Dios o, como mucho, en el Real Madrid que lo ha ganado todo este año…
Y ahí terminó todo…
Los de la primera fila me contaron que el acto duró 19 segundos… Y a partir de aquel momento, que no pare la música…
El homenaje al alcalde José Martín Crespo no se había anunciado, se había dividido, incomprensiblemente, en dos partes: Una para privilegiados y otra para los vecinos. ¡Qué se jodan los vecinos!
La de los privilegiados vaya que vaya, la de los vecinos solo fue una burla bajo el sol…
La historia contará que, en el Homenaje a Martín Crespo, el Gobierno de Pozuelo distinguió a unos cuantos elegidos del pueblo llano, que se quedó mirando a Burgos.
El Capitán Possuelo
Vergüenza de homenaje.
Nadie del PP heredero de los que echaron vilmente a Martin Crespo tiene autoridad moral para decir nada ni hacer nada ni participar de nada que sea un homenaje al que fue sin duda el mejor alcalde de Pozuelo que era mucho más de Pozuelo que del PP.
Y mucho menos los que luego se lo llevaron todo, o los que miraron para otro lado mientras otros se lo llevaban.
Que vergüenza de gente
Gracias por su participación. Saludos