Mis cafés apócrifos con gente de Pozuelo: Hoy, con Félix Alba, el concejal que pudo “reinar” en esta ciudad pero al que le faltó valor político para enfrentarse a los forasteros
Y Félix aceptó tomarse un café conmigo. Al principio no quiso ir a la Cruz Blanca. Me dijo que allí iba mucha gente conocida. Que él prefería otro sitio. Y yo le propuse el Serrano. Me dijo que no. Comentamos ir a varias cafeterías de la zona del pueblo. Pero, finalmente, aceptó. “Total, siempre estoy por aquí”.
Y así me dispuse a encontrarme con el médico del pueblo. Félix Alba. Ese hombre que me decepcionó porque no defendió ni al PP ni a Pozuelo. Pero, sin duda, un hombre al que aprecio y cuya conversación teníamos pendiente desde hace mucho tiempo.
Y entró a la Cruz Blanca. Y miró las mesas. Hoy había gente. Y le sonreí. Se acercó y me dio dos besos. “Nunca pensé que fueses tú”, me dijo. Y se relajó.
Primero quiso aclararme que no estaba en el Ayuntamiento por dinero. Así de primeras. Eso sin preguntar. Me reconoció que ha ganado mucho dinero. Y que lleva casi 14 años ganando gracias a ser concejal a tiempo parcial. Y sí. La labor pública ha contribuido a mejorar su vida. Pero que él ha hecho mucho por el pueblo. Y que se lo merece.
A mí me sorprendió la excusa y Paqui me recordó aquel latinajo de “excusatio non petita, acusatio manifesta”. Pero yo soy más benévola que mi prima. Creo que necesitaba decirlo. Decírmelo a mí y que se lo dijera a mi Capi. Se le olvidó a Felix que a mí que cobre más de 55.000€ brutos al año por hacer “su papel” en el Ayuntamiento no me importa. Tampoco que por las tardes se dedique a ejercer de médico y cobrar por ello, como no puede ser de otra manera. Y menos aún, que sea uno de los concejales con “más patrimonio y menos deuda” de la Casa. Eso tampoco es un dato que me interese demasiado. Es más. Yo quería que hubiera luchado por la Alcaldía. A pesar de todo. Y me decepcionó que no lo hiciera.
Y así se lo dije. Y le cuestioné su falta de valentía. Su falta de arrojo. Su cobardía. Le reproché que no era la única persona a la que decepcionó. Y le dije, “lo peor de todo, Félix, es que por culpa tuya tenemos a esta Alcaldesa”. Ahí estuvo rápido. “¿Por mi culpa?” y se rió. “Fue por culpa de Paloma Adrados”. El tema de la ex alcaldesa también dio para mucho. Y lo unimos a Esperanza Aguirre, Ignacio González y Francisco Granados.
Félix bajando la voz me reconoció que lo mismo se equivocaron todos. Y él el primero. Hoy reconoce que se ha dado cuenta que Pozuelo en estos años ha sido un coto de poder por el que “algunos” lucharon por no sabe bien qué “beneficio”. Y hoy Félix ve una mano negra en todo el pasado. “Hemos sido muy injustos, Sira. Sobre todo con alguna persona”.
Su voz parecía cansada. Félix no puede más. No soporta la presión que la Alcaldesa ejerce sobre él. No soporta hacer daño a sus compañeros. No soporta admitir que es un cobarde. No soporta ver Pozuelo como está. Y, sobre todo, no soporta tener el peso de la elección del próximo presidente del PP de la agrupación pozuelera. Este tema me interesó.
Y Félix me habló. Me comprometí con él a no contarlo. Y no lo haré. Pero sus palabras retumban en mi cabeza. ¿Qué pasará en las elecciones del PP de Pozuelo? Habrá sorpresas. Pero de nuestra conversación al respecto voy a contar algo. Félix está tan indignado como otras personas, por lo que ha sucedido desde diciembre hasta ahora con un tema muy delicado. Las afiliaciones. Pero Félix no lo puede decir.
¿Participará Félix en esa campaña de difamación y barriobajeras que se están produciendo en el PP de Pozuelo? Esa pregunta me la hizo Sebastián. Que no se fía nada de él. Mi amigo afiliado del PP, Pepe, me confirmó que sí. Que no lo dude. Pero María me señaló que Félix, como es un cobarde, hará lo que le digan.
Pero, ¿quién tiene que decírselo?
Es buena persona Félix. Sin duda alguna. Buena y gris. Me confirmó que no quiere seguir en política. Pero yo no le creo. Eso lo dijo también la otra vez. Se siente utilizado y no lo va a permitir. Sin embargo, su credibilidad está por los suelos después de lo que hemos visto todos.
Pero a mí me cae bien. En un punto de nuestro almuerzo, me di cuenta que Félix estaba pecando de soberbio al considerarse tener el mando del PP de Pozuelo y de su futuro controlado. Y estaba un poco enfadado porque hay un número importante de afiliados que le han colado y él no controla. Vamos. “No los controlo yo, ni los conoce nadie en Pozuelo. Esto es un cachondeo”.
No es un cachondeo, pensé. Es una tomadura de pelo a los afiliados del PP de Pozuelo. Hablamos de listas electorales. Del arribismo de forasteros. De Enrique Ruiz Escudero. De Yolanda Estrada. De Susana. Pablo Gil. Hasta de Mario Utrilla.
Para Félix, el PP de Pozuelo lo ha roto por la mitad Paloma Adrados. Enrique no ha hecho nada por evitarlo, salvo salvarse él y su hermana. La alcaldesa. Bueno, sobre ella, me dijo “está todo escrito”. Yolanda tiene enemigos con poder municipal, pero también amigos. Mario fue un gran secretario general, pero hoy tiene muchos problemas. Y Pablo, es amigo. Nada más a su favor. Y puede tener problemas en el futuro cercano.
Aún le recuerdo a Félix con su pipa. Ese médico al que llevamos yendo años. El médico del pueblo. Buena persona. Paciente. Tranquilo. Sin mucho nervio. Pero, sobre todo, familiar. Adora a su familia. Y le gusta la paz.
Cuando llegué a casa le recordé así. Pero tras nuestro café-almuerzo comprendí que ha cambiado mucho. Demasiado. Que está cansado. Que en su mirada hay un brillo de desconfianza y de maldad que antes nunca la tuvo. Pero también un punto de nostalgia de épocas pasadas en la política pozuelera. “Jesús, fue el mejor Alcalde. Pero no lo digas, Sira, que me destierran!”. Pero sí lo voy a decir, Félix. Es tu opinión y también la mía.
Félix está metido en un buen lío. No comparte la forma de hacer política de Pérez Quislant. No admite los cambios de humor de esta mujer. Tampoco que esté usando el Ayuntamiento para hacer su propia campaña personal política. No acepta la política de forasteros en Pozuelo. Su eterna cobardía. No es un político radical, ni siquiera para defender a su partido. Sin embargo se ha visto obligado a radicalizarse para asegurarse la tranquilidad en los años que le quedan en la Casa.
Félix está escribiendo su capítulo final en la política. Y sabe que tiene un papel importante que hacer. Paqui me dijo que quizás este café apócrifo sea el más importante de todos. Y quizás lleve razón. Félix está en el centro de mi pensamiento. Y aunque muchos desconfían ya de él, yo creo que aún puede hacer algo por Pozuelo. Y el día que lo haga, si lo hace, ”Félix, no tengas dudas. Ese día te felicitaré. Y ese día descubrirás que siempre estuve cerca”.
Sira Q.