Mi homenaje al Dr. Carlos Jiménez Díaz, el más importante modernizador de la Medicina en España, en el 50 aniversario de su muerte. Un artículo del Dr. Juan José Granizo
El 18 de mayo, hoy, se cumple el 50 aniversario del fallecimiento del Dr. Carlos Jiménez Díaz. Por ello quiero dedicar estas palabras a uno de los médicos españoles más importantes de todos los tiempos.
Don Carlos nació en Madrid en 1898 de una familia de origen labriego, pero desde muy joven destacó por su brillante capacidad intelectual.
Finalizó la carrera de Medicina en 1919 y se doctora al año siguiente logrando en ambas titulaciones premio extraordinario. Amplió sus estudios en Alemania y logra su primera cátedra por oposición con solo 24 años.
Pero la vocación docente de Jiménez Díaz es solo una de las caras de este personaje. Convencido de que la Medicina solo puede avanzar mediante la investigación concibe la idea de una institución destinada a tal fin, algo que pone en marcha en 1935 en la nueva facultad de Medicina de la Universidad Central, ahora Complutense.
La guerra civil arrasa esta zona por lo que reinicia su actividad investigadora en un hotel en Madrid en 1940 hasta que en 1955 abre sus puertas su “Instituto de Investigaciones Biomédicas” en lo que ahora es la clínica de la Concepción donde pudo aunar asistencia e investigación en un solo edificio.
Don Carlos es uno de los primeros que en España concibe la Medicina como ahora la entendemos: asistencia, investigación y docencia: Por eso es el primer modernizador de la Medicina en nuestro país.
La idea de aunar estas tres facetas en una institución hoy es la norma de la Medicina pero en la España de los años 30 – y de los 50 – era todavía revolucionaria.
De hecho, hasta que 1970 la Fundación Jiménez Díaz se incorporó a la Universidad Autónoma de Madrid no se pudo concluir este ideal, retrasado dos décadas por la nula libertad universitaria y por la propia universidad anclada en esquemas obsoletos.
Sin embargo, Don Carlos hizo decisivos avances en la formación médica ya que desde 1960 la clínica creó su propio programa de formación de especialistas – algo completamente novedoso – que luego copió el sistema de MIR (Médicos Internos Residentes).
Además, impulsó la formación de médicos en toda Hispanoamérica creando un programa de ayudas específico para médicos de este origen logrando un enorme respeto para él y para España en el nuevo continente.
En materia de investigación Jiménez Díaz descubrió la causa del latirismo, una enfermedad epidémica de la España de la postguerra, originado por el excesivo consumo de harina de almorta, fue pionero en el uso de las mostazas nitrogenadas para el tratamiento de las enfermedades reumáticas y realizó decisivos avances en el diagnóstico de la alergia y las enfermedades autoinmunes.
En su nuevo hospital, la clínica de la Concepción se han fraguado avances fundamentales para la medicina española. Allí se hacen los primeros transplantes de riñón; las operaciones a corazón abierto con circulación extracorpórea, se inaugura un Banco de Sangre, la primera unidad de cuidados intensivos; se inicia la Nefrología, se realizan los primeros cateterismos cardíacos, se monta la bomba de cobalto, se inician los diagnósticos por isótopos….
El legado de Carlos Jiménez Díaz es inmenso. Pudo haberse marchado de España cuando quisiera (de hecho, el último premio Nobel de Medicina nacido en España, Severo Ochoa, salió de su laboratorio de Bioquímica y Metabolismo), pero se quedó a trabajar en su país luchando contra todas la dificultades.
En 30 años cambió la Medicina Española, situandola entre las mejores del mundo. Fué capaz de dar el salto de una época en que los médicos podían saber de todo a otra en que la especialización era imprescindible.
Aprendió, enseñó y trató pacientes de una manera apasionada y libre. Fue un trabajador infatigable capaz de organizar y dirigir un gran equipo humano que alcanzó grandes metas.
Carlos Jiménez Díaz no solo es, todavía, el gran faro de la Medicina de España. Es también un gran ejemplo de patriota. De hombre entregado a un ideal y a una causa noble.
Un ejemplo para todos.
Juan J. Granizo, Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública