Atropello gubernamental: Los vecinos de Húmera se sienten utilizados por un Gobierno que les ningunea en sus problemas importantes y les trata como desheredados
Las fiestas del barrio de Húmera de Pozuelo de Alarcón han terminado con más pena que gloria y la mayoría de los vecinos se sienten muy insatisfechos con su resultado.
Muchos de ellos no entiende el despliegue gubernamental que les montó la alcaldesa Quislant en la mañana del sábado, en la que los humilló dándoles de comer una paella popular como si los vecinos pasasen hambre durante todo el año y, por fiestas, la graciable alcaldesa les aliviara su apetito.
Al parecer, en ese despliegue gubernamental estaban todos los concejales del Gobierno y un montón de asesores. Hasta los concejales forasteros Tejero y Oria estuvieron para sorpresa de todos. Solo faltaron Isabel Pita y Diego de Aristegui y Gerardo Sampedro. Se desconocen las razones.
Entre los asesores y altos cargos destacó la presencia del Jefe de Gabinete José Luis Álvarez Ustarroz (bastante recuperado de sus lesiones), la jefa de Comunicación Laura Pérez de Ziriza (muy contenta con su estreno teatral) y Alberto Tomé (más despistado que Mónica en la biblioteca del ESIC)
Como al parecer, los vecinos habían comido poco, tras la paella la programación festiva continuó con la celebración de la Romería de San Gregorio, la ofrenda al santo y merienda en la pradera con reparto de tortilla y limonada popular en la plaza, a cargo de la Asociación Cultural La Poza.
Las fiestas de Húmera de Pozuelo de Alarcón llegaron el domingo a su final tras un fin de semana de celebraciones.
Y el domingo, la alcaldesa Susana Pérez Quislant, acompañada por el concejal de Fiestas Carlos Ulecia, así como por los concejales de la corporación que no comieron paella ni tortilla, asistieron a la misa y procesión del Santo, que recorrió el centro de esta zona de la ciudad.
Al finalizar, se realizó un pasacalle a cargo de la Banda de música la Sociedad Recreativa La Inseparable, con el que se puso el broche final a estas fiestas en honor a San Gregorio.
Muchos vecinos, especialmente, los de las urbanizaciones y los propietarios de los restaurantes, se sintieron indignados ante el atropello y la falta de categoría política del Gobierno Quislant que no le resuelve los problemas importantes (como los olores de la depuradora) pero les trata de engañar con un despliegue de paellas y comilonas como si fuesen unos pobres abandonados.