Rajoy deja a Cifuentes colgada de la brocha y en la encrucijada de su carrera política aunque parezca lo contrario y ella lo niegue. Un artículo de Daniel Ruiz
Hasta ahora, hasta ayer como quien dice, Cristina Cifuentes era un caballo ganador en el PP. Y digo en el PP. Mucho más allá del PP de Madrid. Cifuentes estaba llamada a ser alguien en el PP nacional.
Rajoy apostó por ella en las elecciones autonómicas de 2015 y ganó. Rajoy la eligió para sustituir a Esperanza Aguirre y dirigir la Gestora del PP de Madrid y Cristina puso orden en un PP desorientado. Todo le venía de cara.
Además, su política de pactos con C’s en el Gobierno de la Comunidad era modélica. Jugó a la renovación practica del PP y se la jugó, con gran éxito, apostando por la Derecha Social en la Comunidad de Madrid. Era una gran novedad política que desarmaba a la izquierda. La desarmaba y la desorientaba. En su apuesta por modernizar el partido, habló de primarias y de dar una serie de ideas para renovar al Partido Popular.
Incluso, consiguió eclipsar a todo el mundo en el desfile de las Fuerzas Armadas con aquel fantástico paraguas con la bandera de España. Fue la protagonista.
Todo le sonreía. ¿Todo? No. Todo, no. Su protagonismo molestaba en muchos lugares. Ella no lo sabía pero esa relevancia le perjudicaba. Al aparato de un partido como el Popular no le gusta que nadie se descontrole. A Mariano Rajoy tampoco. El es así.
Y ahora, hasta ayer como quien dice, la han bajado de golpe y al viejo estilo de la diplomacia vaticana: patada hacia arriba.
Rajoy la designa presidenta del Congreso Nacional que se celebrará en febrero y, como presidenta, la anula. Parece que la asciende pero la anula. Intentan vender que es una de las elegidas para la gloria junto a Feijoo pero no es así. La invalida. Rajoy en estado puro. Le ha quitado la escalera y la ha dejado colgando de la brocha.
Y lo peor es que Cifuentes lo sabe. Lo sabe. Y está decepcionada. O mejor, está enfadada. Y desconcertada. La han bajado de golpe. Ni siquiera podrá intervenir en las ponencias del Congreso Nacional del PP. Muerta, políticamente, para los próximos años.
Ella dice que nunca aspiró a nada más allá de presidir la Comunidad Autónoma de Madrid pero ella sabe también que diciendo eso se está haciendo trampas en el solitario.
De hecho, ayer, delida dijo: “Aún no he decidido si presentaré mi candidatura a la presidencia regional del PP”.
Espero que reflexione. La política es así. Solo le están diciendo que, en el PP, la unidad de tiempo es, como poco, quinquenal. Como poco.
Daniel Ruiz