El justiciero Ignacio Aguado, la rara política de Ciudadanos y la presunción de inocencia de Daniel Ortiz

Personajes como Ignacio Aguado son los que están consiguiendo a marchas forzadas el hundimiento de Ciudadanos como partido político.
Este advenedizo y particular personaje no debe haberse leído la Constitución española. Quizás no tuvo tiempo. Pero en España ya nos empezamos a cansar de tanto justiciero como hay en la política española que no respeta uno de los principios que garantizan la democracia: Toda persona acusada de la comisión de un delito tiene derecho a ser considerada inocente en tanto no se establezca su culpabilidad en una sentencia definitiva.
En tiempos de Franco, el acusado tenía que demostrar que era inocente. En democracia es el que acusa el que debe demostrar que el acusado es culpable. Y costó mucho conseguirlo. Pero hay políticos y periodistas en la España actual que no debe tenerlo claro. Ignacio Aguado es uno de ellos.
Este fin de semana he leído esto en twitter:
Solo le faltaba firmar como Ignacio Aguado, El Justiciero.
Pero te equivocas, ciudadano Aguado. No se puede presumir de lo que tú presumes. Porque Daniel Ortiz, ese diputado en la Asamblea de Madrid, que ha dimitido porque tú vas por el mundo acusando y ajusticiando como un vulgar juez de la horca, en principio, es inocente. Y tiene derecho a ser considerado inocente en tanto no se establezca su culpabilidad en una sentencia definitiva.
Democracia enferma. No es esto. No es esto. Creo que al Gobierno de Cifuentes se le puede controlar de muchas maneras. De muchas, menos de ésta. El problema es que tú solo sabes ésta. Rara política. ¿Y si Daniel Ortiz es inocente, qué harás entonces?
Pero no solo jode que seas tan presuntuoso como para mostrar una nueva muesca en tu revolver justiciero. Jode más porque te puedes haber equivocado y te habrás cargado a un político para siempre.
Parece mentita que seas abogado porque te estoy hablando de un principio de derecho. ¿Te acuerdas? Es la fórmula de Blackstone: «es mejor que diez personas culpables escapen a que un inocente sufra». In dubio pro reo, Nacho.
Pero a este advenedizo político le da lo mismo. Quiere tanta limpieza de sangre política que lo ha convertido en su razón de ser. Inquisición política. Y lo malo es que este político menor no escarmienta. Su forma de hacer política es esa. Vive de ella. Y como no sabe hacer otra cosa, repite. Le pasó lo mismo hace un año con Ignacio Fernández Rubio en Las Rozas.
Fernández Rubio había sido elegido por los vecinos de Las Rozas. Mayoría simple. Al pueblo, esa palabra tan manida como prostituida, no le importaba su pasado pero Ignacio necesitaba el apoyo de Ciudadanos para gobernar. Sin embargo, estaba imputado de no recuerdo qué y los talibanes de la política como este talibán de Ciudadanos le obligaron a dimitir.
Vosotros también dais miedo. Habéis venido a la política a regenerarla y, sin embargo, empezáis a dar miedo porque no respetáis la presunción de inocencia. Como en la dictadura.
Enarbolasteis la espada flamígera de la pureza y echasteis a Ignacio Fernández Rubio de la política. Unos meses después, Ignacio Fernández Rubio fue declarado inocente. Inocente, Nacho Aguado. Creo que ni siquiera se llegó a celebrar juicio porque le acusaban sin pruebas. Porque sí. Porque tú y gente como tú os habéis convertido en los dueños de la vida y de la muerte política.
Y, encima, tú te vanaglorias.
No conozco a Ignacio Fernández Rubio ni a Daniel Ruiz. A ti tampoco. Pero conozco a la gente como tú, Ignacio Aguado. Y temo vuestra conciencia política escrupulosa. No esperes mi voto.
Juan Manuel Sánchez