Los sueños de princesa del PP de una cenicienta llamada Susana Pérez Quislant (II)

Dejábamos, en el anterior artículo, a la señora Pérez Quislant, nuestra particular cenicienta, como Primera Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Pozuelo. Un cargo al que había llegado a causa de bajas de concejales. Había pasado, en menos de una legislatura, del número 11 (Contratación y Patrimonio) al número 7 (Urbanismo y Vivienda), a causa de la marcha de Isabel Borrego, y del número 7 (Urbanismo y Vivienda) al número 2 (Primer Teniente de Alcalde. Titular del área de Gobierno y Gestión de Presidencia, Organización Administrativa, Relaciones Institucionales, Urbanismo, Vivienda, Medio Ambiente, Seguridad, Movilidad, Transportes, Deportes y Fiestas. Y Concejal de Presidencia, Urbanismo y Vivienda) a causa de la marcha de Diego Lozano.
Ascenso tan vertiginoso será estudiado en las Facultades de Políticas de toda España.
¿Y a qué se debió semejante ascenso?
En el anterior artículo, decía que Paloma Adrados, casi por descarte, la nombró Primera Teniente de Alcalde, y todas esas cosas más que conllevaba el cargo, casi por méritos de guerra. Adrados quería una persona de carácter fuerte que sustituyera a Diego Lozano, cuando se fue a la Comunidad, para que controlara a los concejales, y la señora Pérez Quislant era la ideal. Le era fiel. Al menos, lo aparentaba. Tenía carácter fuerte y sus gritos y descalificaciones a concejales y funcionarios eran conocidos por todos. Menuda fama tenía la señora.
También decía que el nuevo cargo disparó los sueños políticos de aquella cenicienta del PP. Y así fue. A partir de aquel momento, Quislant pasó a ser la mujer fuerte del Gobierno de Adrados. Empezaba a acariciar su sueño. Ya no era la cenicienta que había venido de una agrupación del PP de Madrid, ahora era toda una Primera Teniente de Alcalde de Pozuelo de Alarcón. Se empezaba a hacer justicia con ella. Había venido a Pozuelo de tapadillo. La habían sacado de la Agrupación de Retiro a causa de su fuerte carácter y la habían desterrado a Pozuelo. Pero la suerte soplaba de su lado.
Después, no mucho después, cuando empezaba a sacarle brillo a los nuevos galones, una desgraciada y grave enfermedad la retiró de su ansiado puesto.
Pero la alcaldesa Susana Pérez Quislant no es fácil de tumbar. Luchó contra la enfermedad y, como las heroínas de los cuentos, ganó. Tardó un año en volver a su puesto pero volvió. Y volvió dispuesta a seguir haciendo realidad su sueño.
Y su carácter volvió con ella. Incluso, más fuerte que nunca. No hay más que ver los vídeos de sus intervenciones en el Pleno. Lo suyo era un fenómeno curioso. De cara al exterior era una mujer dulce y apariencia bondadosa. En el interior del Ayuntamiento era una mujer dura y descalificadora hasta casi el insulto y el desprecio a los compañeros y a los trabajadores del Ayuntamiento.
Pero eso era lo que quería Adrados de ella. Paloma Adrados ya estaba pensando, por aquel entonces, en abandonar Pozuelo. A ella no le gustó nunca Pozuelo, había venido castigada por Esperanza Aguirre y como ya habían elegido a su amiga Cristina Cifuentes como sustituta de Ignacio González, era el momento de aspirar a más. Incluso, a ser diputada y alcaldesa a la vez. El PP lo permite. Y para eso era ideal tener cerca a Susana Pérez Quislant.
Adrados mientras se trabajaba el tema con Cifuentes, hizo la lista de Pozuelo. No cambiaría nada. Sería la misma lista de 2011 para que no hubiese sorpresas, con algún retoque obligado (uno de ellos de la propia Pérez Quislant para contentarla), y con Susana de Primer Teniente de Alcalde para que llevase el peso de la alcaldía mientras ella hacía política en la Asamblea de Madrid.
El trabajo de Adrados dio su fruto y Cristina Cifuentes la puso de número 4 en la lista… Demasiado arriba… Eso le complicaba la vida. Pero ya no había vuelta atrás…
Y con el número 4 de Adrados en la lista de Cifuentes, el sueño de nuestra cenicienta empezó a ser en colores…
Continuará…
Juan Manuel Sánchez