El Gobierno de Pozuelo está partido en dos facciones ante la falta de liderazgo de Pérez Quislant
(29-06-15) Se está escribiendo mucho en esta página sobre el actual Gobierno Municipal. Tras la marcha de la lideresa local a los cielos de la Asamblea de Madrid, nos hemos encontrado con un equipo de perfil bajo (subterráneo, diría yo), plagado de paracaidistas y amiguitos, cuyo C.V. ocuparía la mitad de un folio en la mayoría de los casos.
Vayamos por partes. Comenzamos con la actual alcaldesa, claro ejemplo del nuevo Despotismo Ilustrado instaurado por Adrados en Pozuelo. Hereda los allegados a su antecesora a los que ha pasado por encima subiendo del puesto 11 en el 2011 hasta el 2 en los pasados comicios. Ni en sus mejores sueños se hubiese imaginado hacerse con el bastón de mando.
Me dicen que Pérez Quislant es una persona de partido, que estuvo en la Junta de Retiro trabajando como cargo de confianza supremo del Concejal de Distrito y que, de ahí, dio el salto. Su ascensión, en cuatro años, ha sido vertiginosa.
Parece que es muy trabajadora, pero no se le ve madera de líder. En el mundo municipal, que es la administración más cercana al ciudadano, hay que tener una cierta imagen. Pérez Quislant carece totalmente de ella, a tenor de sus ya cuatro años de experiencia aquí. De hecho, y siempre según los mentideros próximos a ella, parece que su nombramiento estuvo en vilo por una revolución de algunos concejales que no la aceptaban como jefe de filas. Y de no ser por Génova, hubiese tenido un gran quebradero de cabeza. Si esto fue así, se repetirá la subversión en el futuro. Acabamos de empezar la legislatura.
Por no extendernos demasiado, vamos a señalar dos facciones a grandes rasgos. La primera corresponde a los acólitos peperos del “sí bwana”, aquellos impuestos por la primera planta de la sede nacional: familiares de altos cargos del partido (Beatriz Pérez o Eduardo Oria), amigos de mandamases (Mónica Molina o Isabel Pita)… Gente que confunde la política municipal con una asesoría de un ministro, muy alejados y desconocidos de los ciudadanos que les ha votado. Total, habiendo asesores y funcionarios para qué tienen que darse a conocer. Para eso están. Así no les molestan cuando estén de compras en el Zielo.
La segunda corresponde a los leales a Félix Alba. Son los más antiguos y los que tienen una mayor carga política a la hora de dar la cara a sus convecinos. Pero no nos engañemos, su lealtad no se basa en la admiración sino en la conveniencia. Son los supervivientes al primer equipo de Sepúlveda y saben que una hipotética orden de renovación de listas supondría sus últimos años en la poltrona municipal. Son conscientes de que a Pérez Quislant le falta talla para liderarlos y saben que están literalmente atados a la alcaldesa por ser su primer teniente. “Ten a tus amigos cerca, pero más cerca a tus enemigos” Sun Tzu. El arte de la Guerra. Ninguno de ellos tiene madera de liderazgo. Y Félix no da la talla, ni le dejarían algunos de sus ahora correligionarios.
¿Qué harán en el futuro? No lo sé. Pero la alcaldesa ni siquiera ha germinado en Pozuelo ni creo que lo haga y puede pasar de todo. Es lo que tienen las dictaduras de los partidos.
¿Para qué buscar un buen candidato teniendo estómagos agradecidos?
J.Garcis
Real como,la vida misma .
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