Avellaneda y Garibay, los dos marinos españoles que derrotaron a la escuadra conjunta de Drake y Hawkins

(09-04-15) Esta es la historia de dos marinos, nacidos tierra adentro, en Castilla la Vieja. Ambos fueron Almirantes y Generales de la Armada y ambos derrotaron a una flota de naves inglesas mandadas por los piratas Francis Dake y John Hawkins, con resultado de muerte para ambos corsarios.
Bernardino González de Avellaneda y Delgadillo nació en Valverde (Burgos), en Octubre de 1544, y murió a la edad de 85 años, el 6 de Diciembre de 1629, en Madrid siendo Conde de Castrillo y Caballero de Calatrava y habiendo sido Capitán General de la Armada de la Mar Océano, Presidente de la Casa de Contratación de Indias y Virrey y Capitán General de Navarra.
Juan Gutiérrez Garibay nació en 1554 en Medina del Campo (Valladolid) y murió con más de 60 años en Sevilla, el 14 de Octubre de 1614, siendo Caballero de la Orden de Santiago y habiendo sido Almirante y General de Galeones de la Armada de la Mar Océano.
Ambos empezaron desde muy jóvenes su carrera militar.
Bernardino en la marina con las galeras de Nápoles, participando en hechos famosos en el Mediterráneo, entre los que se cuentan: Socorro a Mazalquivir, toma del Peñón de Vélez de la Gomera, socorro a La Goleta, Rebelión de las Alpujarras, etc.
Superviviente de la Armada Invencible fue nombrado, en 1595, Capitán General de la Armada con encargo de dirigir la Armada de la Mar Océano, con lo que partió rumbo a las indias para proteger la Flota de la Carrera de Indias, que habría de venir a España en la primavera del siguiente año.
Juan comenzó su carrera siendo muy joven, como simple soldado en las selvas y pantanos de la Florida, pasando después a servir como tal en los galeones de la Armada de la Guarda de la Carrera de las Indias.
Continuó navegando hasta un año antes de su muerte. Sirvió a su rey en Florida, en el estrecho de Magallanes, en la Armada Invencible y consiguió hacer llegar una flota con un gran cargamento de plata a pesar de los 150 buques holandeses que salieron a interceptarla.
Fueron uno de los marineros que, como Capitanes Generales o Almirantes, cruzaron más veces el Océano Atlántico mandando convoyes a las Indias.
Pero han pasado a la historia por unos hechos ocurridos durante la expedición de Francis Drake y John Hawkins a las Indias contra los asentamientos españoles en 1595
La flota de invasión estaba compuesta por 6 galeones reales, 20 buques de distinto tamaño además de un gran número de barcazas con 1.500 marinos. El mando de los 3.000 soldados de infantería correspondía a Sir Thomas Baskerville.
En su camino de ida, decidieron atacar las Islas Canarias donde fueron derrotados por las tropas provisionales reunidas por las autoridades de las Islas. El 5 de Octubre, los 1.500 soldados españoles, muchos de ellos civiles sin experiencia ni entrenamiento militar, impidieron el desembarco de las tropas inglesas, que, después de tres horas y media de combate, procedieron a retirarse con pérdidas de cuarenta hombres y cuatro barcazas.
Tras esta derrota, la flota decidió no continuar con las combates prosiguiendo su camino hacia América. Los prisioneros ingleses capturados fueron los que proporcionaron información sobre los planes de la flota inglesa.
Enterado Drake de la presencia de un solitario galeón español en San Juan de Puerto Rico, el Nuestra Señora de Begoña, cargado con 3 millones de pesos de plata y con graves daños por un temporal, acordó poner rumbo hacia dicho puerto.
Conocida en España la situación del navío, se dispuso que partiera al rescate una flotilla compuesta por cinco pequeños buques rápidos de nuevo diseño, llamadas fragatas, al mando de Pedro Téllez de Guzmán.
Navegando a todo trapo, está pequeña flotilla llegó al Caribe al mismo tiempo que la flota invasora, encontrando la retaguardia de la flota de Drake en las proximidades de la isla de Guadalupe. Sin pérdida de tiempo los buques españoles arremetieron contra los ingleses que perdieron 45 hombres en el combate y veinticinco fueron hechos prisioneros, capturándose un buque enemigo.
Interrogado el capitán, Téllez supo del peligro que corría San Juan y el navío Nuestra Señora de Begoña, por lo que puso rumbo a Puerto Rico consiguiendo llegar antes que Drake.
La guarnición de la ciudad estaba compuesta por 400 soldados, que fue reforzada por otros 500 del navío averiado y por otros 300 de la flotilla de Téllez.
Al llegar la flota inglesa, el 22 de Noviembre de 1595, y ver su comandante la disposición de la defensa española, decidió no entrar en el puerto y ordenó anclar a sus buques para pasar la noche.
No se percataron de fondeaban al alcance de la artillería española, que, cuando los buques quedaron quietos, procedió a lanzar una salva justo cuando Dake y sus oficiales se disponían a cenar.
Una bala penetró en el camarote del comandante ingles produciendo la muerte inmediata de dos capitanes y de John Hawkins. Drake se salvó de milagro y los barcos ingleses respondieron al fuego, retirándose a prudente distancia.
El ataque inglés fue fijado para la noche del día 23 y consistía en un asalto nocturno para incendiar la fragata por medio de barcazas amparadas por la oscuridad. A continuación los buques atacantes entrarían en el puerto para acometer a los fuertes mientras se procedía al desembarco y toma de la ciudad.
Procediendo según lo planeado, consiguieron incendiar tres fragatas, en dos de ellas la tripulación consiguió apagar el fuego, pero no fue posible en la tercera que ardió en grandes llamaradas que iluminaron toda la bahía en muchos metros a la redonda.
A la luz del incendio, las otras cuatro fragatas pudieron apuntar bien a la flota de barcazas de desembarco que quedó destrozada a las pocas salvas produciendo más de 400 muertos y rechazando el desembarco.
Tras nuevos intentos ingleses, igualmente rechazados, el 25 de Noviembre Drake ordenó la segunda retirada de la expedición ante fuerzas españolas.
Después de una espera prudencial, Téllez embarcó el tesoro y puso rumbo a España donde llegó sin novedad e informó de lo sucedido.
A la vista de la información recibida desde Canaria y desde Puerto Rico, se organizó una flota de auxilio formada por 8 galeones y quince embarcaciones con 3.000 soldados a bordo, al mando de Bernardino de Avellaneda como Capitán General y de Juan Gutiérrez de Garibay como Almirante, que partió de Lisboa el 2 de Enero de 1596.
Los ingleses pusieron rumbo a Panamá con el objetivo de tomar la ciudad y las riquezas que atesoraba. Era el puerto español más importante del Océano Pacífico.
El Capitán General de la región, Alonso de Sotomayor, supuso que Drake intentaría remontar el rio Changres para llegar a Panamá (Panamá está en el Pacífico y la flota atacante estaba en el Atlántico) por lo que se destinó la mayor parte de la escasa fuerza española existente a la fortaleza del Changres, pero previendo un ataque por tierra mandó construir un pequeño fortín de madera con una guarnición de 70 hombres al mando del capitán Juan Enríquez.
Drake ordenó desembarcar a 1.000 hombres a las órdenes de Barkesville para avanzar por tierra.
Al amanecer del día 8 de enero de 1596, los ingleses atacaron el fortín pero los españoles, bien parapetados, resistieron hasta mediodía.
A ésta hora, llegó un pequeño refuerzo de 50 hombres al mando del capitán Hernando Liermo, quien concibió un ardid que consistió en formar a sus hombres en una zona de vegetación alta y repartir entre sus soldados todos los tambores y clarines disponibles. Les ordenó avanzar haciendo el mayor ruido posible de modo que diese la impresión de que el refuerzo español era más numeroso.
Los ingleses, desalentados por la resistencia del fortín y por las condiciones climáticas de la zona, cayeron en la trampa y huyeron.
El 15 de Enero Dake ordenó la retirada después de incendiar la ciudad de Nombre de Dios. Fue su tercera huida frente a los soldados españoles.
Después de varios intentos de aprovisionarse de agua, impedidos por las guerrillas españolas, las tripulaciones inglesas de vieron obligadas a beber agua en mal estado. De resulta de ello, Sir Francis Drake, pirata y corsario que tanto daño hizo a los españoles, murió el 28 de Enero de 1596 y su cadáver fue arrojado al mar.
Comprendiendo su fracaso, el nuevo jefe de la flota, Thomas Baskerville, decidió poner rumbo a la isla de los Pinos, en las proximidades de la isla de Cuba para reparar los daños y preparase para su regreso a Inglaterra.
Estando la flota de socorro reparando averías en Cartagena de Indias, el día 2 de Marzo recibieron noticias de que la flota enemiga estaba en la isla de los Pinos. Al instante, el Almirante Garibay partió con tres buques a su búsqueda, el resto de naves no habían sido reparadas aun.
Al llegar, el 11 de Marzo, a las proximidades de la Isla de Pinos, sin dudarlo un momento, Garibay ordenó acometer a los tres galeones españoles contra los 18 buques ingleses, apresándose un galeón enemigo con 300 hombres a bordo y una embarcación menor con 25. El resto de la flota enemiga picó anclas y huyó. Para huir más aprisa, arrojaron por la borda toda la artillería.
De los 25 buques que salieron de Inglaterra un año antes, volvieron 8.
Por parte española, se perdió un galeón incendiado y tuvieron 80 bajas entre muertos y heridos.
Poco después, la Flota de la Carrera de Indias con los tesoros llagaba a San Lucas de Barrameda sin incidentes
Tras conocer la muerte de Drake, D. Félix Lope de Vega, veterano de la infantería española que había participado en la conquista de la Isla Terceira a las órdenes de D. Álvaro de Bazán y era superviviente de la Armada Invencible, compuso un poema épico titulado Dragonera.
José Colmenar
Para saber más:
- Internet. Hay mucha literatura sobre Bernardino de Avellaneda, mucho menos sobre Juan Gutiérrez de Garibay, pero mucha sobre la expedición de Drake y J. Hawkins.
Gracias por estas historias de la Historia. Además de ilustrarnos, nos inspiran.
Cuán desconocidos son nuestros grandes hombres…
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