Paloma Adrados tendrá una nueva oportunidad de salir a ganar el partido que está jugando Pozuelo pero, para ello, necesita cambiar

(12-03-15) El Comité Electoral del PP ha elegido candidata a la Alcaldía de Pozuelo a Paloma Adrados. Era lo que se esperaba pese a los rumores y especulaciones que han salpicado la política pozuelera desde septiembre. Otra cosa hubiera sido una rareza y el PP es un partido previsible y poco dado al cambio. Presume de ello. Además, creo sinceramente que Adrados se merecía estar cuatro años más.
Paloma Adrados ha sido una alcaldesa de carril. Ha hecho lo que se le pidió sin salirse lo más mínimo del ‘camino de hierro’ que decían los indios en las películas del oeste rodadas en Almería . Es más, lo hizo tan bien que le sobró tiempo. Pero como ella es una mujer obediente al partido, no hizo más porque no tocaba. Lo he dicho muchas veces. A la actual alcaldesa de Pozuelo le sobró media legislatura.
Cuando Paloma llegó a Pozuelo, esta ciudad no era una plaza fácil. El Olvidable y muchos de sus concejales la habían convertido en territorio comanche y entrar en el Ayuntamiento era una aventura más propia del General Custer que de una pozuelera. Pero Adrados entró y empezó a poner orden. Tanto orden puso que, dos años después, Pozuelo era una balsa de aceite. Adrados había tranquilizado la política, había arreglado las cuentas, había devuelto la seriedad al Ayuntamiento y, encima, sobraba dinero. Sobraba tanta pasta que no supo qué hacer con ella.
Y ahí empezaron sus problemas. Y ahí empezó a hacer política pegote. Hacía cosas sin ningún tipo de diseño. Hacer por hacer. Sin filosofía política. Debo reconocer que hizo cosas pero sin orden ni concierto. Y se notó una barbaridad la improvisación. Parche aquí, parche allá. Todo maquillaje político.
Extrañamente y, tal vez, por miedo a que se le fuera de las manos la política municipal, Paloma se convirtió en ‘el Ama de llaves de Rebeca’ en el Pleno y todo lo que proponía la oposición le parecía mal y terminaba abroncando a quien osase. Redujo el debate político a la mínima expresión con las mociones y preguntas onanistas y se metió en su despacho, del que no salía nada más que para hacerse fotos en inauguraciones menores, en la firma de convenios menores y a la hora de servir limonada en las fiestas o porciones de roncón por Reyes.
Paloma Adrados, en definitiva, ha sido una gran alcaldesa en la primera parte de la legislatura y una alcaldesa ‘miedosa’ en la segunda parte. Y digo ‘miedosa’ con todo el cariño y respeto del mundo. ‘Miedosa’ de perder lo que tanto le había costado conseguir. ‘Miedosa’ a que, un día, en la primera planta de Génova 13, pudiesen pensar que se estaba saliendo de los objetivos políticos marcados. ‘Miedosa’ a iniciar temas que, a su entender, Pozuelo no necesitaba porque su concepto de esta ciudad está basado en el tradicional pozuelero: aquí se viene a vivir tranquilo y Adrados ofrece tranquilidad. Y sobre todo, ‘miedosa’ a abrirse a la participación ciudadana y a la transparencia. Y no vale que me cuenten otra vez ese índice que anda repartiendo por ahí una empresa poco transparente.
Pero ahora está a punto de empezar el partido de vuelta y ya no se puede salir a jugar para empatar. Ahora hay que salir a ganar porque creo (yo mismo con mi propio mecanismo) que Pozuelo necesita otro tipo de juego político. Y también lo he escrito muchas veces. Pozuelo necesita salir a ganar todos los partidos y empatar es un fracaso por el que pedir la cabeza del entrenador, en este caso, el alcalde. Pozuelo necesita un nuevo concepto político de ciudad que, por supuesto, no tiene por qué alterar esa tranquilidad tradicional que ha tenido en los últimos 25 años.
Y Pozuelo de Alarcón necesita que Paloma Adrados, que ganará las elecciones aunque no sé si por mayoría absoluta, sea una alcaldesa distinta a la que ha sido. Me han dicho que no hay día que no haga propósito de la enmienda. Y eso está muy bien. El problema es saber si se lo cree.
Pero hay más, esa nueva mujer política que necesita Pozuelo debe dar un paso adelante y asumir las nuevas maneras que exige la política actual y que pasa por la asunción de principios relacionados con el 15M, que nunca me cansaré de decir que son principios políticos transversales que sirven para todos los partidos por igual.
Paloma, ayer, hizo unas declaraciones también de carril y habló de generalidades. Posiblemente, era lo que tocaba. Tampoco hay que correr. Hay que darle tiempo a que elija a su gente y piense. Que los deje hablar y pensar. Que abandone su papel de madrastra de Blancanieves. Y, sobre todo, que asuma que la política no es gestión. Si fuese gestión sería cosa de los gestores. Pero no es así. La política es cosa de los políticos. Y Paloma, a partir de ahora, tendrá que ser política y con un equipo político.
Hace muchos años, querida alcaldesa, mi amigo Carlos Cano escribió una canción preciosa que le recomiendo escuchar. En su estribillo decía: “Política no sea ‘saboría’ y arrímate un poco al querer…”.
Espero, de verdad, que la próxima legislatura te arrimes un poco al querer de los vecinos…
El Capitán Possuelo