Ignacio González ya es un cadáver político, víctima clara de fuego amigo, y ya tiene sustituta…

(03-03-15) El Presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González ya es un cadáver político. Y creo que él lo sabe. Es más, creo que está ya negociando una salida airosa. No le queda más remedio. El fuego amigo ha terminado con él. No peleará por la presidencia de la Región en las próximas elecciones autonómicas. No hay nadie que resista un cañonazo tras otro. Y aunque niegue la mayor y aunque sea inocente penalmente, como político está tocado y ya no está en disposición en abordar una campaña electoral dura, como se prevé, con esa mochila. Es así… Resistirse es peor.
Si se resiste, se encontrará como Tomás Gómez. No quiso darse por enterado de los mensajes que le mandaban desde la calle Ferraz y, al final, lo cesaron de mala manera. A González no lo pueden cesar. Pero, antes de que le ocurra lo mismo y su nombre pase a la fuerza al olvido, debería ser él quien dijese que no piensa seguir porque quiere defender su honra política. Es que se dice siempre. Son las palabras que le dejan decir a los condenados en política.
Este diario lo predijo hace tiempo. Creo que el 19 del mes pasado. Ese día, y en esta columna, dije que yo era un viejo cocodrilo, de esos que ya han visto casi todo lo que tenía que ver y que me gustaba hilar lo más fino posible. Y que me gustaba especular con las apariencias. Y que sospechaba de casi todo. Y que el brutal torpedeo que le mandaron aquel día a Nacho González, en concreto, me olía mal.
Hacía unos días que me habían dicho que era muy probable que Ignacio González ya estuviese nominado para caerse de la lista de candidatos. Pero que se había complicado la decisión porque el Presidente de la Comunidad ya estaba en precampaña clara.
No me dijeron que, a partir de ahora, le fueran a buscar las cosquillas. Pero la política se escribe siempre con renglones torcidos. Y, a veces, torticeros. Se las buscarían.
Hace una semana exacta, volvieron los ataques. Y yo titulé esta columna: «Otra vez Indra, otra vez jueces, otra ver Comunidad de Madrid. Demasiadas coincidencias para no ser algo intencionado». En ese momento, escribí que estaba seguro de que estas denuncias no iban a parar ya. Qué cada día estaba más seguro de que alguien estaba moviendo hilos y allanando el terreno para suavizar la salida de Ignacio González de la Comunidad de Madrid y poner a otro candidato a las elecciones en su lugar.
Porque de lo que se trata es de que González salte solo. De motu proprio. Como Ana Botella. Sin violencia. Sin dramatismo. Como algo natural. Sin cabrear a nadie. Como un paso más de la política. Incluso, ejemplar por parte del Presidente.
Pero ese no es un paso fácil. No sería político Ignacio González si no se negase a morir, políticamente, a las primeras de cambio. Pero no tiene salida. Ninguna. Como no tuvo Séneca. Resistirse es alargar la agonía. Porque, si saliese de ésta que no es fácil, le traerían, inmediatamente, otro lío. O supuesto lío. O impensable lío. O, incluso, este mismo lío de Estepona corregido y agrandado. Hasta quebrar su resistencia o anunciar su muerte política por las bravas.
Como es natural en los mentideros políticos ya se hablaba de su sucesor. Mejor de su sucesora. Pero su sucesora no es Cristina Cifuentes sino Ana Pastor. La ministra de Fomento, claro.
Mariano Rajoy necesita cambiar el PP madrileño. Sin González y con Aguirre en la alcaldía a cambio de la presidencia del partido en Madrid, el presidente del Gobierno de España necesita a Madrid para ganar las generales. Ya he dicho muchas veces que las autonómicas y locales las tiene amortizadas. Necesita a Madrid para las generales. O eso cree. Y para ello, sólo confía en Ana Pastor. Una mujer que, además, no está ‘contaminada’.
Ana es fiel e irá donde la ponga Mariano. Incluso, se tiraría por un balcón si se lo pidiese y sólo rogaría en silencio que estuviera bajito. Ana ya ha puesto en marcha la privatización de AENA y del AVE así como ha dejado encauzado el problema de las autopistas radiales. Trabajo cerrado. Es tiempo de cambiar. Y cambiará. Y le dará la vuelta al PP de la Comunidad de Madrid como si fuese un calcetín. Al tiempo. Es implacable.
La Tarántula