¿Qué vio Pedro Sánchez en Ángel Gabilondo para unir su destino político al del ‘nuevo profesor’?

(23-02-15) La pregunta ¿qué vio Pedro Sánchez en Ángel Gabilondo para unir su destino político al del nuevo profesor?, sólo se puede contestar diciendo que el corazón tiene razones que la razón no entiende. No hay otra.
No es político, aunque fuese Ministro de Educación. Gabilondo pasó por el ministerio sin que se enterase el ministerio ni los españoles. Un 40% de ellos no sabían que era. Y eso que su hermano Iñaki Gabilondo era un líder de la comunicación.
No es el PSOE ni piensa serlo. Lo que no deja de ser un juego de malabares absurdo. Es cierto que Gabilondo fue elegido por consejo de Felipe González, que anda justificando lo injustificable, y Alfredo P. Rubalcaba, que no quiere salir en la foto. Había que dinamitar la endogamia del PSM con alguien de fuera. Pero creo que hay otras opciones y, sobre todo otras maneras.
La capacidad de liderazgo del ‘nuevo profesor’, por aquello de contraponerle al ‘viejo profesor’, es nula. Su empatía también es nula y su capacidad para recuperar el espíritu de Tierno Galván debe ser una broma o, en cualquier caso, una estupidez. Y por muchas razones. La primera porque aquel fue un personaje indefinible y, segundo, porque las comparaciones siempre son odiosas. Tanto que mejor es no compararlos. Pero en beneficio de Gabilondo. Tierno, simplemente, fue un invento del que no se guarda buen recuerdo en Madrid. Incluso, se ha demostrado ahora que se inventó gran parte de su niñez y juventud, aquí como su papel en la Guerra Civil y en la inmediata posguerra.
Tierno Galván se fabricó una biografía heroica donde se presentaba como voluntario del Socorro Rojo y acompañante de Hemingway y Dos Passos en sus andanzas por los campos de batalla. Todo falso, como ha demostrado César Alonso de los Ríos en el libro “La máscara de Tierno Galván”. Pero esa es otra historia.
Nacido en San Sebastián (Guipúzcoa), en 1949, Gabilondo es catedrático de Metafísica en la UAM, donde hizo sus estudios de Licenciatura, se doctoró y ostentó el cargo de rector desde 2002 hasta su nombramiento como ministro por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, en sustitución de Mercedes Cabrera, en la primera remodelación del segundo Gobierno socialista, llevada a cabo en 2009 y ha presentado su candidatura casi pidiendo perdón. Admitiendo que su decisión no se produce en la mejor de las coyunturas y ni ha sido un sí fácil, ni cómodo, ni para él ni para nadie.
Su puesta en escena no ha debido contentar a nadie porque su discurso no ha sido el discurso de un hombre que viene a comerse el mundo. Más bien al contrario. De hecho a empezado justificándose. “A mí me han llamado, yo no he llamado”.
Y, a partir de ahí, solo ideas sobre lugares comunes de la izquierda.
¿Qué ha podido ver Pedro Sánchez en este hombre que nunca ha tenido ni tiene aspiraciones políticas?
Ni quiere ser un barón del PSOE, ni aspira a ser líder de los socialistas madrileños, ni siquiera pretende afiliarse. Las encuestas que maneja Ferraz dan cuenta de su principal inconveniente: es casi un desconocido. Muchos le confunden con su famoso hermano.
No me lo imagino en un mitin enardeciendo a las masas. Dicen , en su defensa, que los mítines no son importantes, que lo importante son los debates televisivos y hay es demoledor.
De todas maneras, lo importante es que el Secretario General de PSOE Pedro Sánchez ha unido su destino político al de Gabilondo. Ha jugado tan fuerte para colocarlo que se ha saltado una de las claves de del socialismo español. Y eso no tiene medias tintas. Si Gabilondo, saca un resultado importante (ganar no ganará), Sánchez llegará a las elecciones generales. Si su resultado es decepcionante, Pdro Snchz no será ni siquiera candidato socialista.
¿Tan mal lo veía el Secretario General del PSOE para jugarse todo a un catedrático de Metafísica?
La Tarántula