El Gobierno de Pozuelo imagina poco, organiza mucho y, como consecuencia de ello, obtiene cero-pelotero en participación

(15-12-14) Si uno, con un poquito de paciencia, observa la agenda del Gobierno de Pozuelo de Alarcón puede pensar que estamos ante una propuesta inmensa. Desmedida. Casi homérica. Qué barbaridad, qué agobio… ¡Cuántas cosas!
El Gobierno de Pozuelo lo organiza todo. Cientos de cursos para chicos, grandes y maduros. Cientos de talleres para chicos, cientos para mayores y cientos para ‘mediopensionistas’. Aquí vale todo. Y no digamos en lo que se refiere a actos culturales, solidarios, deportivos y de todo pelaje.
Después, cuando uno se va deteniendo en los cursos, talleres y actos, uno se va dando cuenta que al Gobierno de Pozuelo lo mismo le da ocho que ochenta. Que mira poco por la calidad. Que la mayoría de ellos les llega a petición interesada o solidaria. Lo de los actos solidarios en Pozuelo es una bicoca.
Y, lo peor de todo, es que el Gobierno de Pozuelo imagina poco. Tal vez en Cultura hay algo más de imaginación pero poco más. La imaginación, sin duda, brilla por su ausencia en la Plaza Mayor. Que imaginen otros. Para qué nos vamos a esforzar. Y como hay otros que imaginan porque, por lo general, viven de ello ya sea directa o indirectamente (la publicidad gratuita que se les hace en Pozuelo también es monetizable) se organizan cientos de cursos, talleres y actos. Una bicoca.
¿Y qué pasa después?
Después pasa que, como hay mogollón de cosas sin mayor interés y como no se cuida su promoción, la gente no va. Nada. No va. Y las asistencias a clases y talleres se cuentan con los dedos de una mano y los que asisten a actos solidarios con los dedos de las dos. A algunos culturales van más y, si se ve que no se llena el aforo, se regalan entradas a centros de ancianos o peñas. Y la gente va. Da igual. Luego, si no les gusta, se van y ya está. A fin de cuentas, es gratis.
Digo todo esto porque estamos asistiendo a un batacazo proverbial. Desde la asistencia a las rutas del Parque Forestal Adolfo Suarez, a los selfies contra la violencia de género o el Zumba solidario de ayer mismo, la participación de los vecinos es exigua.
Y son solo tres ejemplos. Tres. Podía poner 27 ó 83, da igual. El 98,3 termina en fracaso. Y es así por mucho que se enfade la alcaldesa Adrados cuando se le recuerdan los números.
El Equipo de Gobierno no tiene imaginación, no quiere pensar, ni siquiera quiere ser original y cree que, por mucho madrugar, amanece más temprano. Piensa que todo se soluciona organizando muchas cosas. Muchas cosas. Sin sentido. Sin tener claro lo que se quiere. Lo que se debe. Lo que puede ser importante para la ciudad.
Y pasa que la gente no participa. Cero-pelotero. Y creo que alguien debería echar cuentas para saber el coste real de esa participación tan diminuta. Esta ciudad tiene 85.000 habitantes.
Estamos a un paso de la exigencia de una contabilidad analítica en política por exigencia de los ciudadanos. De algo tan sencillo como saber cuánto cuesta un taller, un curso, un evento o un espectáculo en relación con los alumnos o participantes que tiene… Y me temo que el resultado final será vergonzante.
¿Por cierto, alguien me puede decir cuánta gente asistió ayer a lo del zumba?
Es por preguntar…