Los pozueleros de la Colonia Militar Arroyo Meaques necesitan algo más que respuestas legales

(28-11-14) Estaba muy interesado en las respuestas por escrito que el Gobierno de Pozuelo de Alarcón daría a las preguntas que, sobre la Colonia Militar Arroyo Meaques, plantearon los concejales de UPyD e IU. Ya las tengo.
Han dado respuestas Andrés Calvo-Sotelo (no sé si como concejal de Obras o Distritos o, vaya usted a saber, si de Participación), LA CONCEJAL DELEGADA DE MEDIO AMBIENTE (tengo que preguntarle a doña Elvira si es legal que una persona pública pueda firmar embozada tras el cargo) y Susana P. Quislant por aquello de ser la jefa del Urbanismo.
He de decir que, por supuesto, nunca dudé de que Urbanismo no lo estuviese haciendo todo desde la legalidad. Tampoco dudé que la Administración pública pozuelera, aunque haga 45 años que el hombre llegó a la luna, siga siendo lenta. Va casi a pedales. Y que, a fin de cuentas, el problema de los pozueleros de la Colonia Militar Arroyo Meaques es un problema sobrevenido. Y eso hace que entre dentro de lo normal que haya quien diga: Puf y, encima, estos vienen ahora con prisas. Por supuesto, tampoco dudé nunca de la buena voluntad de Calvo Sotelo y de la Embozada en sus respectivas concejalías.
Pero lo que no se dieron cuenta ninguno de los tres concejales, en especial la señora Quislant, es que detrás de esas preguntas de José Antonio Rueda y de Maite Pina había un grito desgarrador de un grupo de personas algo desesperadas. De unos vecinos de Pozuelo de Alarcón que necesitan llamar la atención del Gobierno sobre ellos. De unos pozueleros que necesitan que los concejales de Pozuelo les hagan caso. Les escuchen. Les tengan presentes. Ciudadanos que necesitan un gesto. Sólo un gesto. Cosa que el Gobierno de Pozuelo también ha olvidado que es política.
Los pozueleros de la Colonia Militar Arroyo Meaques, que lo son por el mismo derecho que los que pozueleros que viven en la Avenida de Europa, saben perfectamente que los convenios entre Administraciones son lentos (aunque haga 45 años que el hombre llegó a la luna) pero la espera siempre es carne de cañón de la desesperanza. Y de la sensación de abandono. Y del olvido.
Está muy bien que se esté llevando todo legalmente, pero creo que el gran meollo se resolvería con una simple visita de la primera tenienta de Alcalde y concejal de Urbanismo a la Colonia Militar Arroyo Meaques para decirle a los vecinos que ‘todo se arreglará’. Eso también forma parte, insisto, de la política. La cercanía es uno de los pilares de la gestión municipal.
¿Tanto cuesta ir a ver a esos vecinos de Pozuelo una mañana o una tarde?
Los pozueleros de esa barriada no quieren ver a más técnicos trajeados observándolo todo, escudriñándolo todo, mirándolo todo con ojos inquisidores, como dicen Calvo Sotelo y la Embozada que han hecho sus técnicos. Quieren que sus representantes (ellos también votan) se acerquen a decirles que todo va a cambiar y que están haciendo todo lo posible para que se sientan pozueleros de hecho, algo que ya son de derecho.
También podría ir a verlos la alcaldesa Adrados. ¿Por qué no? Pero eso es más complicado. Entre otras cosas, porque ella siempre tiene que estar en su despacho firmando convenios solidarios con entidades externas. O eso, al menos, dicen las notas de prensa.
La alcaldesa, en cualquier caso, prefiere ir a fotografiarse a un campo de hockey sin ningún sentido que enfrentarse cara a cara a los vecinos de la Colonia Militar Arroyo Meaques. Enfrentarse a cuerpo limpio. Y que estos pozueleros le cuenten sus problemas. En vivo. En directo. Hablado. Y que Adrados tenga que tragar saliva. Y agachar la cabeza. Y decir que va a hacer todo lo posible por solucionar sus problemas. Porque eso, Paloma, también es política.
En resumen, creo que las preguntas de la oposición han merecido la pena. Al menos, y sobre el papel, el grito de los pozueleros de la Colonia Militar Arroyo Meaques ha llegado a la 2ª Planta del Edificio de los Sordos, que es como habrá que empezar a llamar al Edifico del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón.