Los políticos pozueleros y la participación ciudadana
(21-10-14) Debo empezar reconociendo que la puesta en escena de Podemos, durante el fin de semana pasado, fue excepcional. En pura teoría de la comunicación política, de 10. Es más, creo que lo que debatían les daba igual. Lo que a ellos les interesaba era mostrar a la sociedad española que, en su partido, los ciudadanos participan.
En Podemos, saben mejor que nadie que esa idea de participación ciudadana es la que está haciendo crecer a un partido que, de otra manera, tendría pocas posibilidades electorales.
Los ciudadanos quieren participar y ellos se lo permiten al explotar una de las bases abandonadas de la democracia española. Y están teniendo éxito. Al menos, de entrada ya que consiguieron transmitir a muchos españoles esa idea de participación frente a los partidos tradicionales que la tienen olvidada.
Ya ni siquiera son creíbles las primarias. Ni abiertas ni cerradas. La idea esta quemada. Los ciudadanos ya no creen en nada de eso tras las trampas ocultas que se adivinan. Lo que cuenta para ellos es visualizar esa participación como lo hizo Podemos este fin de semana.
Y en esa visualización de la participación es hacia donde pienso deben ir los partidos políticos tradicionales. Sobre todo a nivel local que es donde, únicamente, pueden competir. Los vecinos quieren estar cerca de sus políticos, participar en sus proyectos y, por supuesto, que oigan sus ideas. Algo que, insisto, nuestros políticos han olvidado. O casi. Al menos, en Pozuelo de Alarcón.
Por supuesto, no estoy hablando de crear Círculos en Pozuelo ni de participaciones Asamblearias. Eso murió hace muchos años aunque ahora la gente de Podemos lo haga parecer nuevo. Hablo de buscar esas mismas propuestas de participación en la aplicación de las propias leyes en vigor. Por ejemplo, en la Ley de Grandes Ciudades. Una denostada Ley de Grandes Ciudades que el Gobierno de Pozuelo abandonó no sé si porque el Olvidable la consiguió para Pozuelo o porque le tiene miedo.
Pozuelo de Alarcón no es sólo una gran ciudad de hecho, algo que muchos vecinos no quieren ver, sino que también es una gran ciudad de derecho, como aprobó el Pleno de la Asamblea de Madrid el 24 de Febrero de 2008. Y eso está ahí.
No voy a entrar en la controversia que provoca, en algunos casos, esta Ley de Grandes Ciudades ni en lo complicados que pueden ser algunos postulados a la hora de ponerlos en marcha. La ley no está hecha, explícitamente, para Pozuelo y es normal que provoque dificultades. Pero sí lo haré en lo que se entiende como espíritu de la Ley. De esa intencionalidad del legislador a la hora de abordarla y que, en la ley de Grandes Ciudades, está claramente definida en las posibilidades que aporta para acercar la administración al ciudadano. Esa cercanía que, muchas veces, se olvida en las grandes ciudades.
La cercanía en los pueblos pequeños está garantizada porque los vecinos conocen a sus políticos y pueden dirigirse a ellos, incluso, tomando café. En ciudades como Pozuelo de Alarcón, ese acercamiento es prácticamente imposible por las propias dimensiones de la ciudad y porque, entre otras cosas, casi nadie los conoce. Y menos al equipo de Gobierno. Muchos de sus miembros ni siquiera viven en Pozuelo.
Pero la Ley de Grandes Ciudades posibilita ese acercamiento. Entre otras muchas cosas, permite la creación de una Comisión especial de Sugerencias y Reclamaciones que, en teoría, es un instrumento fantástico de proximidad de la gestión a los ciudadanos, aunque, hoy, habría que llamarla de otra manera para dejar claro que es una Comisión de Participación de los vecinos.
Es cierto que, al menos, los partidos de la oposición han abierto recientemente páginas webs en las que los pozueleros pueden elevar sus quejas y sugerencias. Y es cierto también que el Gobierno del Ayuntamiento mantiene, incluso, una Concejalía de Atención al Ciudadano. Pero esta concejalía, aunque es parecida a ese concepto, no es lo mismo. Hablo de Participación, no de Atención. Los eufemismos en política nacieron y murieron con Zapatero. Ya no calan en unos vecinos que quieren claridad y no rodeos con bellas palabras.
Podemos, que irá suavizando su discurso político según avancen los días y vayan comprobando su crecimiento, tiene su fuerza en la participación ciudadana. O eso, al menos, dice y pone en escena. Y si los partidos tradicionales, al menos en Pozuelo, no rectifican y se muestran asequibles a sus vecinos, lo pasarán mal.
Otra cosa será cuando los ciudadanos comprueben que la participación prometida por Podemos no es más que una milonga, entre otras cosas, por utópica. Pero eso ahora no cuenta.