El Pleno en el que dio comienzo el baile de presentación de candidaturas personales
(29-05-14) El Pleno del Ayuntamiento de hoy ha sido raro. Como siempre se han tocado temas de Perogrullo y temas que no venían al caso pero todo ha sido un tanto anómalo. O eso me ha parecido a mí. Y es que me ha resultado extraño ver cómo algunos concejales han puesto en marcha su propia presentación de candidaturas. Ellos mismos con sus propios mecanismos han empezado a decir que existen.
Pero vayamos por partes que diría Jack el Destripador. En primer lugar, dos recomendaciones: O se mejora el sonido o se obliga a los concejales a hablar al micro. De nada sirve televisar los plenos si no se oye a los concejales que intervienen.
Media hora me ha costado averiguar que mi recién estrenado ordenador no era el culpable de que no lo oyera sino que el sonido del Pleno era bajísimo. Si el técnico modulaba a cero ‘dB’ y estoy seguro de que lo hacía, algo estaba pasando… Casi he tenido que seguir el pleno leyendo los labios de los concejales. En fin… Que se debería revisar la cosa. El caso es que, con esta coña, me tragué el debate de la moción sobre el transporte público y algo que hubo antes. Ya lo miraré este fin de semana.
¿Y por qué digo que en este Pleno ha dado comienzo el baile de presentación de candidaturas? Porque no se explican de otra manera los temas defendidos y la forma de hacerlo de algunos concejales. No entiendo al señor Aristegui y a su curiosa moción del traslado de la Agencia de Colocación; o al señor Alba y su absurda moción de apoyo a las reformas del Gobierno de la Nación; o a la señora Pina y su catering social a domicilio, confundiendo servicios sociales con servicios caritativos, o la señora Carturla y su ‘perogrullada’ de moción sobre la divulgación de las instituciones europeas; y, por supuesto, no entiendo al señor Ulecia y a la señora González, haciendo que el propio Grupo Popular le preguntase para lucirse y exponer lo buenos que son. Creo que a todos les han traicionado sus ansias por seguir de concejales en la próxima legislatura y han empezado a hacer campaña personal.
Es muy posible que esto, a los aludidos, les haga mucha gracia para autodefenderse de su ‘cante’ o para descalificarme. Lo veo normal. Pero sus discursos olían a campañitas personales que tiraban para atrás. Y a mí me parece muy bien, por otra parte, que cada uno haga de su capa un sayo. El miedo es libre y fuera del Ayuntamiento hace frío. Pero deben reconocer que no hay otra explicación a su proceder. La confección de listas está a la vuelta de la esquina y entiendo que quieran posicionarse. Porque, de no ser así, habría que calificar sus discursos de otra manera y no viene al caso.
Otra cosa. Eso de que el propio PP se pregunte así mismo (algo habitual en los plenos) me parece fraude político. Ya lo he dicho varias veces. Espero que la reforma del reglamento del Pleno lo corrija y prohíba. Es penoso. Da vergüenza ajena. Creo que la señora Adrados no debería consentirlo más. Es cierto que los subterfugios políticos son legítimos en política pero, si queremos regeneración, la Presidenta del Pleno no debería permitirlos. Hablan muy mal de la clase política…
Y hablando de la señora Adrados… Igual que la he censurado, en otras ocasiones, por la rigidez con la que dirigía los plenos, hoy tengo que alabar su tolerancia y flexibilidad permitiendo que el señor Cierco volviese de hacer pis o de lo que fuese y retomase la pregunta que ya había planteado la señora Bravo.
Paréntesis. Creo que habría que pedirles a los concejales que fuesen meados al Pleno. Por respeto a los vecinos, más que nada. Y, si no es así, se deberían aguantar, salvo casos de extrema necesidad. Hoy ha sido un cachondeito, como viene siendo habitual. En este pleno, se ha levantado, que se haya visto, la propia señora Alcaldesa, el señor Cierco, la señora Pita, la señora Bravo y un montón más de concejales que iba y venía aunque no se les podía identificar. Puf. Menudo ejemplo. Cada vez me extrañan menos cosas si los propios políticos no son serios en sus propios actos serios.
Otra cosa más. La última. Ha sido gracioso que el señor Cierco pidiese explicar su voto en una moción cuando el señor Palomares había estado hablando del tema durante hasta agotar su tiempo. ¿He dicho gracioso? Lo retiro. Fue penoso. Luego se quejan.